Gratitud, valorar la generosidad de los demás
Gratitud, valorar la generosidad de los demás
Toma conciencia de los dones que recibes cada día, valora la generosidad del que te los da y aprovechalos poniendolos al servicio de los demás
Definición
¨ La gratitud es la virtud que nos lleva a tomar conciencia de los dones que recibimos cada día, a valorar la generosidad del que nos los da y a mover nuestra voluntad para corresponder a estos dones, aprovecharlos, desarrollarlos y ponerlos al servicio de los demás.
Meta
Ayudar a nuestros hijos y alumnos a dar gracias por lo que se tiene y por lo que se es, en lugar de lamentarse por lo que no se tiene o se quisiera ser ya que la gratitud ayuda a la madurez y al enriquecimiento personal.
¨ Lograr en nuestros hijos y alumnos la vivencia de la gratitud como una actitud habitual en el trato con los demás, ya que nos conduce a percatarnos de que todas las personas son capaces de dar algo bueno. Ser agradecidos con toda la gente.
¨ Enseñar a nuestros hijos y alumnos a ser agradecidos por la vida misma, don infinito y gratuito. Esta gratitud se debe traducir en vivir la vida plenamente de acuerdo con el fin para el cual fuimos creados. Agradecer con nuestra propia vida a quien nos la dio. Una manera de agradecer es aportar la propia vida.
¨ Aprender a estar atentos, detenerse y disfrutar de los momentos de felicidad, de alegría espontánea y sencilla. Los momentos felices se nos presentan de forma gratuita y sin esperarlos, por ello no debemos perder la capacidad de asombro y agradecimiento ante lo aparentemente pequeño. Para que los niños sean capaces de detenerse y descubrir estos momentos, necesitamos fomentar en ellos una actitud constante de apertura de corazón y gratitud.
¿Por qué nos interesa fomentar la virtud de la gratitud?
¨ Porque es una virtud muy difícil de encontrar en el mundo y por lo mismo infinitamente valiosa; nos permite disfrutar y vivir con alegría y gozo quienes somos y lo que tenemos y recibimos.
¨ Porque es la virtud que nos ayuda a hacer felices a los demás sin sacrificios ni grandes esfuerzos. Un gracias y una sonrisa puede cambiar el día de quien lo recibe.
¨ Porque así el niño experimentará que al dar las gracias la paz interior crece y los sentimientos más nobles se refuerzan.
¨ Porque el niño experimentará que la gratitud lleva a otros sentimientos humanos: paz, cordialidad, reciprocidad. Comprenderá que la gratitud lleva a la convivencia humana más grata y pacífica, porque implica humildad y la capacidad de darnos a los demás.
¨ Porque el niño descubrirá que la gratitud surge de la costumbre de fijarnos siempre en lo bueno y lo transformará en un hábito en su vida. Quienes no tienen nada que agradecer es porque solamente se fijan en lo malo.
¨ Porque el niño adquirirá la costumbre de dar gracias por lo que tiene y no lamentarse por lo que no es o le gustaría tener.
¨ Porque el niño comprenderá que el agradecimiento conduce a buscar los medios necesarios para lograr nuestras metas.
¨ Porque el niño vivirá el agradecimiento que nos lleva a dejar de lamentarnos y a descubrir las necesidades de los demás, poniendo nuestros dones a su servicio.
¨ Porque el niño se dará cuenta que la falta de gratitud permite y produce sentimientos de infelicidad ante lo que no tenemos o somos, y que, según nosotros, merecemos. Y al vivir la gratitud eliminará de su vida esta posible fuente de tristeza e infelicidad.
¨ Porque el niño experimentará en el ser agradecido la posibilidad de disfrutar mayormente de las cosas y vivir más tranquilo.
¨ Porque el niño asumirá que la manera de ser agradecido por la vida que se nos ha dado es vivirla plenamente y feliz, ya que para ello hemos sido creados.
¨ Porque el niño comprenderá que la gratitud implica hacer buen uso de los dones recibidos, sin desperdiciarlos ni usarlos mal; y por lo tanto, que debe buscar hacerlos crecer, desarrollarlos y ponerlos al servicio de los demás,
¨ Porque el niño aprenderá que la gratitud es una actitud que surge de lo más profundo de la persona. No se puede fingir o disimular.
¨ Porque el niño valorará los momentos de felicidad, de alegría espontánea y sencilla y vivirá atento a descubrirlos, disfrutarlos y provocarlos en sus relaciones con los demás.
¨ Porque el niño descubrirá que la gratitud se debe expresar con palabras, gestos, acciones y actitudes a todos aquellos que por tenerlos cerca nos olvidamos de agradecerles lo que hacen por nosotros, o bien a las personas que nos prestan servicios que pueden pasar inadvertidos. Y vivirá la gratitud en la familia, con los amigos y con todos aquellos que le rodean.
¨ Porque el niño comprenderá que debe saber recibir con alegría lo que se le da y a agradecer la generosidad del que se lo da.
¨ Porque la vivencia de esta virtud llevará al niño a agradecer a sus padres el don de la vida, el don del amor y de una familia, y a trabajar el día de mañana por construir una familia en donde se viva el agradecimiento de manera habietual.
¨ Porque el niño al agradecer el don de sí mismo, se aceptará y crecerá en la confianza y en la seguridad personal, fuente de serenidad y felicidad interior.
Vivir la gratitud
¨ Fijarse en las cosas buenas y en lo bueno de las personas.
¨ Reconocer todo lo bueno que tenemos y somos, y poner todo lo que está de nuestra parte para ser mejores.
¨ No lamentarnos por lo que no tenemos o no somos sino poner los medios para lograr lo que nos proponemos.
¨ Fijarnos siempre en las necesidades de los demás y poner nuestros dones a su servicio.
¨ Desarrollar al máximo nuestros dones para ser felices y hacer felices a los demás.
¨ Cuidar los dones recibidos. No desperdiciarlos ni usarlos mal.
¨ Saber disfrutar de las cosas y situaciones de nuestra vida. Sobre todo de lo más sencillo.
¨ Saber ser felices con los dones que se nos presentan de forma sencilla y gratuita.
¨ Pensar en los otros antes que en nosotros y saber decir “gracias”.
¨ Saber dar las gracias y demostrar mi agradecimiento con palabras, gestos y acciones, sobre todo a los que tengo más cerca.
¨ Saber dar y demostrar agradecimiento a los que nos hacen un servicio callado.
¨ Recibir con alegría, haciendo sentir bien y feliz al que nos da.
¨ Reconocer los pequeños detalles de servicio y donación de los demás: padres, maestros, hermanos, compañeros, etc.
¨ Valorar los sacrificios y esfuerzos que hacen quienes me amam para darme todo lo que necesito.
¨ No exigir otras cosas, sino agradecer aquello que se nos ofrece.
Lo que facilita la vivencia de esta virtud
¨ La humildad que nos lleva a reconocer lo que somos y lo que hemos recibido de manera gratuita, y a tomar conciencia del puesto que ocupamos frente a Dios y los hombres. La humildad nos ayuda a reconocer todo lo que hemos recibido. El humilde es una persona agradecida con Dios y con las demás personas.
¨ Amabilidad, bondad, cordialidad.
¨ Generosidad
¨ Disponibilidad, solidaridad. Nos hacen darnos a los demás.
¨ Magnanimidad. Alma grande que nos hace darnos a los demás.
¨ Tolerancia, porque el ser agradecidos también nos hace perdonar.
¨ La sencillez que permite disfrutarlo todo sin crearse exigencias y necesidades superfluas.
¨ Un corazón abierto a los demás para descubrir en todo momento sus dones y entrega.
Lo que dificulta la vivencia de esta virtud
¨ El ambiente egoísta en que nos movemos nos lleva a sentirnos merecedores de todo, por ello nos sentimos con el derecho de exigir sin dar nada a cambio ni agradecer por lo que se nos da.
¨ El egoísmo que nos hace sentir que merecemos todo sin agradecimiento y que nos hace pensar sólo en nosotros y en nuestras “necesidades” sin dar atención a lo que estamos recibiendo..
¨ La soberbia. El soberbio espera recibir mientras que el humilde da y agradece.
¨ La falta de pureza de intención, que nos hace buscar el agradecimiento de los demás y no dar el nuestro.
¨ La dureza de corazón ante la grandeza de lo pequeño. Quien tiene un corazón duro no reconoce los dones que recibe ni el amor que se le demuestra.
¨ El materialismo y consumismo que nos impide disfrutar y agradecer lo que tenemos, y nos empuja a buscar siempre más.
¨ La ambición que nos lleva a no estar satisfechos, contentos o agradecidos con lo que tenemos.
Para promover la virtud de la gratitud en casa
1. Dar siempre las gracias por todo con una sonrisa, aunque sea por cosas aparentemente pequeñas y sin importancia.
2. Cuidar de las cosas manteniéndolas en orden y compartiéndolas con quien las necesite. No desperdiciar los dones: comida, agua, energía eléctrica, etcétera.
3. Agradecer con gestos y acciones. Acostumbrarse a tener detalles con los demás: un dulce, una nota, etcétera.
4. Agradecer por la mañana el nuevo día y ofrecer vivirlo de la mejor manera.
5. Agradecer por los alimentos.
6. Agradecer por la noche los dones recibidos a lo largo del día, y pedir ayuda para ponerlos al servicio de los demás.
7. Nunca quejarse o lamentarse por lo que no se tiene.
8. Dar las gracias y ayudar a quien nos ayuda.
9. Disfrutar de las actividades que hacemos en familia.
10. Percatarse de las necesidades que pasan otras personas y agradecer el trabajo y esfuerzo de nuestros padres que buscan darnos lo mejor.
Para promover la virtud de la gratitud en la escuela
1. Dar siempre las gracias por todo con una sonrisa, aunque sea por cosas aparentemente pequeñas y sin importancia.
2. Cuidar de mi colegio. No maltratar las bancas, material, plantas, etcétera.
3. Cuidar de mis útiles escolares manteniéndolos en orden, dándoles buen uso y compartiéndolos con quien los necesite.
4. Agradecer a mis amigos y maestros con gestos y acciones. Acostumbrarme a tener detalles con los demás: un dulce, una nota, etcétera.
5. Agradecer todos juntos por la mañana el nuevo día y ofrecer aprovecharlo bien.
6. Agradecer al final del día por los dones recibidos, y pedir ayuda para desarrollarlos al máximo.
7. Nunca quejarse o lamentarse por lo que no se tiene.
8. Dar las gracias y ayudar a quien nos ayuda.
9. Aprovechar al máximo el don de la escuela, estudiando con esmero y dedicación.
10. Compartir los dones que recibo en la escuela, enseñando al que no sabe.
Nuestro Señor Jesucristo, aprecia mucho la gratitud y en el Evangelio de San Lucas nos pone un ejemplo:
«De camino hacia Jerusalén, Jesús pasaba entre Samaria y Galilea. Al entrar en una aldea vinieron a su encuentro diez leprosos, que se detuvieron a distancia y comenzaron a gritar: “Jesús, maestro, ten piedad de nosotros.” Él, al verlos, les dijo: “Vayan a presentarse a los sacerdotes.” Y mientras iban de camino quedaron limpios. Uno de ellos, al verse curado, volvió alabando a Dios en alta voz, y se postró a los pies de Jesús dándole gracias. Era un samaritano. Jesús preguntó: “¿No quedaron limpios los diez? ¿dónde están los otros nueve? ¿tan sólo ha vuelto a dar gracias a Dios este extranjero?” Y le dijo: “Levántate, vete; tu fe te ha salvado.”» Lc 17, 11-19.
“Lo que habéis recibido gratis, dadlo gratis.”
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