Decimoséptima Carta: Los sueños


Decimoséptima Carta: Los sueños

Queridísimo sobrino:

Hace algún tiempo te dije que tenía que hablarte sobre la psicología. Unos conocimientos básicos sobre este tema te pueden ayudar mucho en la misión. Y precisamente tu consulta acerca de los sueños del muchacho me da pie para tratar el asunto.

Veo que en los últimos días el muchacho ha tenido una serie de sueños extraños, inconexos, repetitivos, que le han dejado perturbado. Unos eran totalmente ficticios, con personajes irreales y situaciones imposibles. Otros, con personas y hechos tan reales como la vida misma, hasta el punto de que era difícil saber si era un sueño o realidad. Un día esto llegó a provocarle remordimientos de conciencia, pues en un sueño había matado a un amigo, y por momentos pensó que realmente lo había hecho.

Ante esta situación, tú te has visto desbordado. Has intentado calmarle, distraerle con otros pensamientos, pero una y otra vez las imágenes de los sueños volvían a su mente. No sabías qué hacer para entrar en su psicología y serenarle, no conocías la causa de esos sueños y el modo en que pueden influir en las personas. Ahora el muchacho está intranquilo, continúa albergando en su interior una preocupación por el significado de esos sueños. Busca relacionarlo con todo y con todos: sus padres, sus hermanos, su novia, amigos, profesores... Se le han ocurrido muchísimas interpretaciones posibles, pero no está seguro de ninguna. Está comenzando a obsesionarse psicológicamente, lo que hace indispensable y urgente tu acertada intervención.

Lo primero que te recomiendo hacer, para preparar el terreno, es que el muchacho piense que los sueños son sólo sueños y la realidad es la realidad. Parece una tontería, pero es un primer paso muy importante. Para ello puedes ayudarte de Joel, ángel custodio de su padre. Tenéis que actuar en equipo. Que él logre que su padre se acerque al muchacho (cuanto antes, no hay tiempo que perder) de forma paternal, tal vez con un regalo imprevisto. Entonces, el muchacho, confiado, que comente a su padre su preocupación por esos extraños sueños. Y será el momento en que Joel podrá inspirar estas palabras a su padre:

- Hijo, a fin de cuentas, los sueños son sólo sueños.

De inmediato no producirán ningún efecto, pero después el muchacho las reflexionará, las dará vueltas, y serán un punto de apoyo firme sobre el que construir.

Poco a poco, según pase el tiempo y al no encontrar ninguna interpretación objetiva de los sueños en referencia a la realidad, se convencerá de la verdad: no hay que buscar interpretaciones extrañas a los sueños ni querer que todos se correspondan con los hechos reales, pasados o futuros. Este paso es muy importante, pues hoy en día imperan los psicólogos y psicoanalistas de tipo freudiano con una interpretación reduccionista de la psiquis humana. Para ellos, los sueños son la piedra angular de la ciencia psicológica, pues permiten - según ellos - llegar a conocer el subconsciente, el cual - de nuevo, según ellos - es el verdadero yo de la persona. Dicen que los hombres se tienen que liberar de su consciente y dar rienda suelta a sus instintos más espontáneos, bajos e inconscientes, pues así son verdaderamente ellos mismos. Y los sueños son donde mejor se descubre lo que uno realmente es, piensa y desea.

¡Qué tonterías! Imagínate, los hombres, con su capacidad para pensar, querer, decidir, optar libremente, lo que les hace ser auténticamente hombres y distinguirse de los animales, ahora, según estos psicólogos de moda, tienen que renunciar a su consciente y dejarse llevar por sus instintos más bajos e inconscientes. Es decir, tienen que volverse animalitos para ser ellos mismos. ¿No te parece una paradoja? Pues bien, con técnicas psicológicas y mucha retórica llegan a convencer a muchas personas de que así deben comportarse.

Pero volviendo a tu protegido, como te decía, es importante este primer paso: lograr que esté tranquilo y sereno, no dando a sus sueños mayor importancia. Entonces, ¿qué son los sueños? - se preguntará. Bien, puedes hacerle entender que cuando los hombres están dormidos, dependiendo del grado de profundidad de su estado de letargo, los sentidos e incluso la inteligencia (en alguna de sus funciones) pueden estar activas. Esto es fácil de comprobar, por ejemplo, cuando estando dormido escucha ruidos que, de alguna manera, insiere en la historia de lo que está soñando. ¿A quién no le ha pasado esto? Pero sobre todo es la imaginación la que continúa funcionando, recreando imágenes que después del sueño la persona pueden recordar. E incluso se dan casos de sonambulismo, en el que las mismas facultades motoras entran en acción y la persona, completamente dormida, camina, habla, incluso con los ojos abiertos. Yo tuve un caso así de un niño, y cuando despertaba al día siguiente, no se acordaba de nada. Es algo verdaderamente extraño en lo que la ciencia de los hombres tiene mucho campo por delante para explorar.

Una vez logrado este estado de serenidad y equilibrio, es importante que mantengas en él la salud psicológica. Recuerda lo que te dije hace tiempo: Mens sana in corpore sano. Sé que el muchacho es un gran deportista y goza de buena salud física. También, gracias a la educación de sus padres y al ambiente familiar vivido en su infancia y primera adolescencia, su psicología es sana. Es necesario, por tanto, que trabajes por conservar, fortalecer y aumentar el equilibrio mental del muchacho. Estos años son los decisivos en la formación de su personalidad y en la construcción de su futuro. Muchos adultos se comportan infantilmente porque en su juventud no tuvieron un buen guía que les ayudara a madurar. Y otros, infelizmente, han llegado a destruir su psicología y son casos de verdadera esquizofrenia. ¡Qué pena me dan! El esquizofrénico es un verdadero enfermo mental. Ha llegado a deformar la realidad de tal forma que no distingue lo real de sus imaginaciones o de sus visiones; se crea todo un mundo ideal, que sólo existe en su mente, que le obsesiona y le vuelve loco. ¡Pobrecitos!, ¿verdad? Desgraciadamente, algunos de estos casos de locura pueden ser peligrosos: se trata de maniáticos y de la esquizofrenia criminal. Pero, gracias a Dios, en la mayoría de los casos son locos inofensivos.

Por eso, aunque es remota la posibilidad, vigila para que tu protegido no llegue a estados que le conduzcan a la esquizofrenia. Pues a ésta se llega poco a poco, no de la noche a la mañana. Se comienza con pequeñas obsesiones, cavilaciones mentales, psicosis sobre cosas que son sólo imaginaciones, no son reales. - “Que si esto no me gusta, que si lo otro me hace daño, que si lo de más allá lo hacen para fastidiarme...” - Cuidado con las manías y “tiquis-miquis”, pues también son indicio de obsesión. Sí, cada uno es cada uno con sus cadaunadas (¡qué verdad es esto!). Pero de allí a ser un maniático, hay diferencia. El muchacho ha de ser él mismo con sencillez, normalidad, coherencia y autenticidad. No obsesionarse, no cavilar inútilmente.Ser uno y él mismo con sus padres, con sus amigos, con su novia, con él mismo y con el Jefe. Si no, allí empiezan las divisiones de personalidad y las esquizofrenias. Porque si no se vive como se piensa, al final se termina pensando como se vive.

Espero haberte iluminado un poco con este asunto. Si sigues las pautas de acción, puedes estar seguro que en unos meses el muchacho ya se habrá olvidado del problema obsesivo de sus sueños. Y habrá aprendido una lección para su vida, que le servirá para siempre, y con su experiencia podrá ayudar a otros. Dejo en tus manos el cómo llevar adelante esta terapia. Pero recuerda: es urgente dar el primer paso para trabajar después con tranquilidad y serenidad, tuya y del muchacho.

Otro día te contaré más de la historia de la psicología.

Te mandan saludos Potestad.

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