El mito de la autoestima
El mito de la autoestima
Una sociedad devota a la superación personal debería marcar grandes diferencias en sus formas de convivencia y desarrollo.
Sin embargo, a pesar del boom de la autoestima, sus beneficios no se manifiestan en ningún modo que se pueda medir. De inspeccionar la literatura de mayor popularidad en la zona metropolitana de Guadalajara, encontraríamos como predominante al género de “Superación personal”, de hecho, según la encuesta publicada por EL INFORMADOR del domingo 30 de enero, el 25% de los que dijeron haber leído algún libro durante 2004 fue sobre autoestima.
Tomando en cuenta toda la gente dedicada a la superación de sí mismo, tal tendencia debería ser visible en una serie de factores sociales.
Autoestima y comunidad
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Basados en la idea de que alta autoestima reduciría el crimen, los embarazos en adolescentes, el uso de drogas, mejorar las capacidades académicas y a reducir la contaminación, a finales de los ochenta el gobernador de California, George Deukmejian y el congresista John Vasconcelos, iniciaron una cruzada por aumentar la autoestima. Aún cuando los resultados de su campaña se publicaron en 1989, había poca evidencia de que el incremento en la autoestima efectivamente ponía fin a estos problemas.
Apariencia y autoestima
En 1995, Edward F. Diener y Brian Wolsic de la Universidad de Illinois, junto con Frank Fujita de la Universidad del Sur de Indiana, compilaron una serie de respuestas sobre autoestima que incluía fotografiar a los entrevistados por separado. Un jurado evaluó a los sujetos por su atractivo físico y no encontró relación entre la apariencia del individuo y su autoestima.
Desempeño académico
En 1986, Sheila M. Pottebaum, Timothy Z. Keith Stewart W. Ehly, todos entonces en la Universidad de Iowa, interrogaron a 23 mil estudiantes de preparatoria. Sus resultados no indican que la autoestima representa un gran beneficio académico. Incluso algunos resultados mostraron que enaltecer artificialmente la autoestima puede generar un desempeño académico más bajo. Resultados similares ocurren en relación a promiscuidad sexual o el uso de drogas y alcohol.
Agresión
Dan Olweus de la Universidad de Bergen no pudo demostrar la vieja idea de que debajo de la apariencia del duro y pendenciero, se oculta una gran inseguridad. Aparentemente los peleoneros muestran menor ansiedad y más confianza en sí mismos que otros niños. Algo similar parece ocurrir con los adultos.
Autoestima y felicidad
En 1995, Edward F. Diener halló entre 13 mil estudiantes de universidad que la autoestima es el mayor factor en para generar un sentimiento de satisfacción ante la vida. La felicidad, entendida como la carencia de depresión, parece tener mucho que ver con la alta autoestima. Pero todo indica que la relación casuística (definir cual es la causa y cual es el efecto) podría no ser correcta. Se sugiere que más bien la felicidad, con su impulso a sentirse bien, aumenta la autoestima y no viceversa.
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