El mejor regalo para tus hijos: ideas prácticas para educar
¿Qué tipo de padre eres tú?
Hola, Lupita:
Soy una joven de 18 años y participo en mi Parroquia en grupos juveniles. Tengo novio, con el cual hace poco inicié la relación. Mas sucedió algo que no sé cómo manejarlo.
Una noche yo estaba en mi casa y recibí a mi novio; nos quedamos platicando y, sin sentir, nos dieron las 10.30, casi las once; entonces, mi padre salió muy enojado. Yo me sentí mal, y en cuanto pasé al otro lado de la puerta, él golpeó mi espalda. Tenía ganas de llorar, y la situación empeoró, pues mi padre cerró, jaló mi cabello y me arrojó al suelo. Me levanté, me fui a mi cuarto, pero él entró y me dijo que lo había decepcionado y que era una cualquiera .Lo que sí tengo presente en mi mente es que Jesús no me dejó sola, ni entonces ni jamás; realmente no sentí fuertes los golpes; estaba tranquila. No odio a mi papá ni le guardo rencor; al contrario, lo quiero mucho, pero él ya casi no habla conmigo de padre a hija… y eso me entristece. No quisiera que a mis hermanos les pasara lo mismo, pues es una experiencia horrible. Reconozco que me pasé de la hora; ese fue mi error, y me arrepiento, pero dudo mucho de que mi padre quiera escucharme. Además, no sólo fue eso, sino que desde mi niñez vengo acumulando distintos traumas y recuerdos muy tristes.
Andrea
Querida Andrea:
Esta bellísima carta me permite enviar mensajes en tres direcciones:
1. A los sacerdotes que impulsan los grupos juveniles en sus Parroquias y áreas de acción: ¡Gracias!, pues presentando a los jóvenes a Cristo les dan fortaleza y capacidad sobrada para superar las dificultades de la vida y ser verdaderos agentes de cambio.
2. A los jóvenes que quieren hacer de su vida algo valioso. Tú, Andrea, eres una de ellas, y sé que hay muchos como tú que están en esta búsqueda sincera y son capaces de reconocer cuando han fallado, para poner remedio adecuado y crecer. ¡Felicidades a todos ustedes! Ustedes son el futuro y pueden cambiar al mundo para bien si se comprometen con la Verdad, que es Cristo.
3. A los padres de familia que desean hacer de sus hijos hombres y mujeres de bien, pero no saben cómo. ¡Prepárense! No es con golpes ni gritos como conseguimos lo mejor. Saber más y auto-dominarse será necesario para ser auténticos padres.
¿Qué clase de padre eres o quisieras ser?
De acuerdo a varios autores, existen tres tipos de papás:
A. Los padres autoritarios
Quieren tener a sus hijos controlados. Son sumamente estrictos e intransigentes. Tienen muy en alto las reglas, pero es muy bajo el amor manifestado con detalles a sus hijos, mismos que son infelices, reservados y con gran dificultad para confiar en los demás.
B. Los padres permisivos
Quieren ser “cuates” de sus hijos. Muy bajo su nivel de reglas, y alto su amor (malentendido). Buscan la aprobación de sus hijos y tienen “miedo” de pedirles algo que saben o suponen que no aceptarán. No saben poner límites claros. Los hijos se vuelven muy exigentes, caprichosos y autoritarios.
C. Los padres autorizados
Ejercen su autoridad en un clima de afecto. Son altos en reglas y también altos en amor. Establecen límites claros en casa. Permiten que sus hijos se expresen libremente y les enseñan a respetar, con su palabras y acciones, a todos los miembros de casa. Transmiten la importancia de vivir valores fundamentales: respeto, orden, responsabilidad y honestidad. Los hijos se desarrollan con sana autoestima, son independientes, creativos, adaptados socialmente y maduros.
Papá: ¡no lastimes a tus hijos! ¿En verdad quieres que ellos sean mejores? ¡Comprométete contigo mismo a mejorar tú!
Desde el Corazón
Lupita Venegas
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