He aquí doce pasos muy importantes que, si los lleva a cabo en su totalidad, le ayudarán en gran medida a erradicar su adicción:
1. Destruya todo lo que tenga de pornografía
Destruya todas las revistas pornográficas, videos, discos flexibles, y todas las referencias y archivos pornográficos en Internet de su computadora. ¡Hágalo ahora mismo!
Usted no puede "solo en cierto modo" desear la pureza y esperar obtenerla. Usted debe tomar la firme decisión de liberarse de la pornografía, y luego actuar en base a esa decisión.
2. Tome medidas radicales para reorientar su vida
El Catecismo dice, "La sexualidad abraza todos los aspectos de la persona humana" (Sección 2332). Por lo tanto, si usted se encuentra bajo la influencia de un pecado sexual que domina su vida, como la adicción a la pornografía, necesitará tomar medidas radicales para reorientar su vida. Usted deberá desarrollar un plan de protección a fin de evitar las ocasiones remotas y próximas de pecado. Esto podría significar: ir de compras a diferentes tiendas para eludir siquiera el hecho de echar un vistazo a cualquier cuestión relacionada con la pornografía; tomar una ruta diferente con destino al hogar; romper con cualquier rutina que pudiera llevar al pecado; llevar pequeñas cantidades de efectivo; cancelar subscripciones a periódicos que contengan propagandas de lencería; cancelar ciertos canales de cable - o deshacerse completamente del cable; y/o dejar de "recorrer" canales. ¡Tome estas medidas ahora mismo!
"Dejemos entonces las obras propias de la oscuridad y tomemos las armas de la luz. Como en pleno día, andemos decentemente; así pues, nada de banquetes con borracheras, nada de prostitución o de vicios, o de pleitos, o de envidias. Más bien, revístanse de Cristo Jesús el Señor. No se conduzcan por la carne, poniéndose al servicio de sus impulsos". Romanos 13,12-14 (Nota: San Agustín dirigió una vez su atención a este pasaje al azar. El hecho de leerlo, lo impulsó a una conversión radical y a apartarse de su estilo de vida licenciosa.)
Con relación al Internet, usted necesitará ya sea instalar un buen programa de filtro cuya contraseña sea mantenida por su esposa o un buen amigo, o bien suscribirse a un proveedor "limpio" de Internet. Usted también necesitará trasladar la computadora de su hogar a una ubicación más abierta y visible. Se deben tomar medidas similares con la computadora de su lugar de trabajo; La Norma Industrial ha informado que el 70% del tráfico de pornografía en Internet ocurre entre las 9:00 a.m. y las 5 p.m. (información citada en el Archivo Católico Nacional, 19/Jun/00).
"Si tu ojo derecho [por ejemplo, el monitor de la computadora y la conexión a Internet] es ocasión de pecado para ti, sácatelo y tíralo lejos; porque es más provechoso para ti perder una parte de tu cuerpo y no que todo tu cuerpo vaya al infierno. Y si tu mano [por ejemplo, un "click" con el ratón] es para ti ocasión de pecado, córtatela; porque es mejor perder una parte de tu cuerpo y no que todo tu cuerpo vaya a parar al infierno". Mateo 5:29-30
3. Busque a un sacerdote que trabaje con usted
Trate de encontrar a un sacerdote que tenga experiencia en ayudar a las personas a superar las adicciones a la pornografía. Haga uso frecuente del Sacramento de la Penitencia. Sea honesto y abierto. Recuerde, un sacerdote no puede diagnosticar una cura a menos que le suministren todos los hechos.
He conocido a hombres católicos adictos a la pornografía en cada comunidad que he visitado durante los últimos tres años. No estoy hablando de hombres católicos inactivos, sino de hombres que llevan a sus familias a misa cada domingo. A excepción de parroquias que cuentan con menos de una docena de familias, se podría afirmar con seguridad que existen hombres católicos involucrados en la pornografía en cada parroquia de Norte América. Este es un problema monumental que ha invadido los corazones de los hombres de la iglesia. El mismo no desaparecerá por sí solo. Es necesario tomar medidas con suma urgencia a nivel parroquial.
Se necesita formar pequeños grupos de recuperación y responsabilidad con respecto a la pornografía bajo la dirección de sacerdotes parroquiales. El establecimiento de grupos de responsabilidad es una oportunidad perfecta para ciertos grupos de hombres católicos de cooperar con sacerdotes y parroquias locales en la lucha de uno de los combates más críticos del hombre contemporáneo.
4. Busque a un amigo responsable
Busque al menos un amigo responsable con quien pueda contar 24 horas al día si fuera necesario. El teléfono le podrá ayudar a evitar la tentación en momentos vulnerables. Esta estrategia del teléfono es similar a la de Alcohólicos Anónimos, cuando una persona tentada a volver al alcoholismo puede llamar a un amigo en cualquier momento y pedirle oración y aliento. También podría ser de utilidad obtener una llamada diaria (o inclusive una de mañana y otra de noche) de verificación de parte de su amigo responsable. Como mínimo, su amigo debería preguntarle cada semana si usted se ha mantenido libre de pecados sexuales. Esta responsabilidad es de incalculable valor para ayudarle a sobrellevar momentos de tentación.
Douglas Weiss, un adicto sexual recuperado y disertante sobre adicciones sexuales reconocido a nivel nacional, ha manifestado, "No he experimentado, ni he conocido a ninguna persona que haya experimentado una recuperación de la adicción sexual por si sola" [énfasis propio]. No caiga en la tentación de saltarse los pasos #3 y 4. Usted necesitará la ayuda de otros a fin de obtener una esperanza realista de erradicar su adicción.
"A un solitario se le puede vencer, pero dos resisten, y la cuerda triple no se rompe fácilmente". Eclesiastés 4:12
5. Comience una vida de lectura diaria de las Sagradas Escrituras
No existe una manera rápida y fácil de borrar la pornografía de su mente. Solo le llevó unos cuantos "clicks" involucrarse en la misma, pero le llevará cierto tiempo y disciplina mental salirse de ella. Una causa de la extrema dificultad de borrar las imágenes pornográficas de la mente es que, cuando un hombre observa pornografía, una sustancia química llamada epinefrina es liberada en el cerebro. Esta emisión de epinefrina causa una profunda impresión de la imagen visual a ser almacenada en el cerebro. Cuando un acto de auto estimulación acompaña a la observación de pornografía, ocurre una liberación de epinefrina aún mayor, haciendo de esta manera que la impresión de la imagen sea aún más marcada. Dichas imágenes pueden hostigar a un hombre por décadas. Tenga la seguridad que existe una salida para la adicción a la pornografía - pero no se engañe con la promesa de una salida fácil.
Uno de los pocos métodos efectivos de sacarse estas imágenes pornográficas de la cabeza es pasar cierto tiempo leyendo y memorizando las Sagradas Escrituras cada día. Para muchos de ustedes podría ser particularmente provechoso si tuvieran un momento para las Sagradas Escrituras a la mañana y a la noche. Además, usted necesitará iniciar un programa de memorización de las Sagradas Escrituras. En mi experiencia, un plan disciplinado para memorizar las Sagradas Escrituras es necesario para erradicar la corrupción de su cerebro.
"Ocupad vuestras mentes con buenos pensamientos, o el enemigo las llenará con malos pensamientos. Desocupadas, no pueden estar." - Santo Tomás Moro (Fuente: La voz de los Santos por Francis W. Johnston, Libros TAN, Rockford, IL 1986), pág. 67.
Las Sagradas Escrituras pueden transformar sobrenaturalmente su mente. Esto no es una teoría, ¡realmente funciona!
"En efecto, la Palabra de Dios es viva y eficaz, más penetrante que espada de doble filo. Penetra hasta la raíz del alma y del espíritu, sondeando los huesos y los tuétanos para probar los deseos y los pensamientos más íntimos." Hebreos 4:12
Sea consciente de que podría parecer que las cosas empeoran cuando usted comienza una lectura extensiva a las Sagradas Escrituras. Cuando la Palabra de Dios, junto con el poder del Espíritu Santo, se encuentre eliminando ciertas imágenes pornográficas profundamente arraigadas, estas imágenes muy subconscientes saldrán a la superficie de su mente. Cuando esto ocurra, usted se encontrará en las etapas iniciales de ser purificado de adentro para afuera.
"Pues él es como el fuego de una fundición y como la lejía que se usa para blanquear. El actuará, en consecuencia, como un fundidor o como un lavandero. Purificará a los hijos de Leví y los refinará como se hace con el oro y la plata". Malaquías 3:2-3
Una vez que las imágenes desarraigadas vayan a su conciencia, no se atreva a deleitarse mentalmente en ellas. Ore en ese momento, y utilice su disciplina mental para ponerlas fuera de sus pensamientos conscientes. Asegúrese de orar por protección para que estas imágenes no retornen.
Finalmente, centre su atención en Cristo - no en sus problemas. Los programas de recuperación de drogas, alcohol, y de adicción a la pornografía de mayor resultado son aquellos que incorporan el componente vital de la fe. Es extremadamente difícil superar una adicción centrándose compulsivamente en el problema mismo. Los apetitos adictivos necesitan ser redirigidos al que puede satisfacer nuestras necesidades con cosas buenas (Salmo 103:5).
"Es imposible que cualquier bien creado constituya la felicidad del hombre. Pues la felicidad es el bien perfecto que sosiega el apetito por completo. Ahora bien, el objeto del deseo, por ejemplo del apetito del hombre, es el bien universal. Por lo tanto, es evidente que nada puede sosegar el deseo del hombre, salvo el bien universal. Este se debe encontrar, no en ninguna criatura, sino solamente en Dios". Santo Tomás de Aquino, Tratado de Teología, 1-2, Pregunta, Artículo 8.
"El deseo de Dios está inscrito en el corazón del hombre, porque el hombre ha sido creado por Dios y para Dios; y Dios no cesa de atraer al hombre hacia Sí, y sólo en Dios encontrará el hombre la verdad y la dicha que no cesa de buscar". Catecismo de la Iglesia Católica (CIC), Sección 27.
"Nuestro corazón estará inquieto hasta que descanse en Ti". - San Agustín
La lectura, meditación, y memorización de las Sagradas Escrituras le ayudará a redirigir y transformar sus pensamientos y apetitos.
"Ahora, hermanos, los invito por la misericordia de Dios a que se entreguen ustedes mismos como sacrificio vivo y santo que agrada a Dios: ése es nuestro culto espiritual. No sigan la corriente del mundo en que vivimos, más bien transfórmense por la renovación de su mente". Romanos 12:1-2
6. Aprenda a discernir y a combatir los ataques espirituales
Las adicciones sexuales y la pornografía abren a la persona a la influencia de espíritus malignos. Antes de que se inicie un ataque espiritual, usted podría estar luchando con sus propios pensamientos lujuriosos. Un ataque espiritual se inicia cuando un espíritu silenciosamente se inmiscuye en su mente, agregando intensidad a sus pensamientos lujuriosos, o inculcando pensamientos adicionales. Usted podrá detectar que esto ocurre cuando surja la lujuria humana ordinaria y luego, repentinamente, toma vida propia y parece imposible quebrantarla.
Si un episodio de pensamientos lujuriosos abrumadores incluye un ataque espiritual, usted no podrá quebrantarlo solamente con un esfuerzo mental. Es muy fácil desalentarse y sentirse completamente abrumado por la lujuria y el ataque espiritual que la acompaña. No obstante, usted podrá quebrantar rápidamente el poder del ataque primero dándose cuenta de lo que está sucediendo, y luego elevando una oración que pida protección espiritual a su ángel guardián y a San Miguel Arcángel.
Una de las partes más difíciles en la defensa de un ataque espiritual es aprender a ser consciente cuando el mismo está sucediendo. Los ataques espirituales son operaciones encubiertas que necesitan disfrazarse para lograr su cometido. Pida a Dios que le dé un continuo discernimiento. Luego de que cese un ataque espiritual, sus disciplinas mentales aún serán necesarias para controlar sus pensamientos.
7. Usted necesitará la gracia de Dios... mucha gracia
Los Sacramentos, especialmente la Eucaristía, son como ríos de agua viva que dan fortaleza a su alma. Aproveche cada oportunidad de recibir la gracia frecuentando a los Sacramentos.
Además, utilice los sacramentales tales como: agua bendita, crucifijos, medallas de San Benito (bendecidas por un sacerdote con la oración de exorcismo), etc. Estos pueden ser muy efectivos para superar o prevenir los ataques espirituales.
Si su trabajo requiere de viajes, entonces usted conoce las tentaciones adicionales que los hombres enfrentan cuando se hallan en camino. Yo recomiendo que utilice un crucifijo o una medalla sagrada durante todo su viaje, y un uso abundante de agua bendita en la habitación de su hotel.
Asimismo, cuente con amigos que oren por usted durante su viaje. Cuente además con un amigo a quien rendirle cuentas luego de su regreso.
8. Los vicios y las virtudes se fortalecen con la práctica
Una adicción a la pornografía nunca se encuentra estática. La misma se inicia con lo que parece solamente una pequeña afición a los placeres digitales. Sin darse cuenta, ya se ha enganchado a las tentaciones tecnológicas. Luego, usted comienza a buscar más pornografía gráfica. A medida que su conciencia se desensibiliza, las imágenes que le repugnaban cuando usted comenzó a observar pornografía se volverán atractivas. El paso más peligroso (a menudo fatal para la vida matrimonial y familiar) es cuando los hombres desean llevar a la práctica las imágenes que han visto.
"La alternativa es clara: o el hombre controla sus pasiones y obtiene la paz, o se deja dominar por ellas y se hace desgraciado". CIC, Sección 2339.
Si usted observa pornografía, sus vicios se han fortalecido por la práctica repetida, y las virtudes correspondientes de castidad y pureza son muy débiles. Llevará tiempo, pero cuanto más practique la virtud más fácil la misma se tornará. Los cambios que resulten de la práctica de la virtud le darán esperanza y la fortaleza para perseverar.
San Pablo afirmó, "Por eso no nos desanimamos. Al contrario, mientras nuestro exterior se va destruyendo, nuestro hombre interior se va renovando día a día" (2 Corintios 4,16). Cuanto más rompa con su adicción sexual, más fácil será superarla. Tenga en cuenta, no obstante, que eso llevará tiempo, perseverancia, y esfuerzo.
"Déjenme que ajuste mis palabras a su debilidad natural: hubo un tiempo en que hicieron de sus miembros los esclavos de la impureza y de la injusticia, y con eso se hicieron malos. Lo mismo ahora, hagan de sus miembros los esclavos del bien y así llegarán a ser santos". Romanos 6,19
9. Rece
Rece el Rosario con frecuencia. En el plan de Dios, la Madre Santísima va a aplastar la cabeza de la serpiente. María puede tener una función vital neutralizando el veneno de la serpiente de la pornografía.
San José, el custodio de la Sagrada Familia y el protector de la Iglesia, le puede asistir poderosamente en la batalla contra la adicción sexual. San José, el hombre justo y recto, es el modelo perfecto de pureza para los hombres. Todo hombre cristiano que luche contra la pornografía debería pedir la protección de San José y su intercesión para obtener la pureza.
"La súplica del justo tiene mucho poder". Santiago 5,16
Consagración a San José
Amado San José, acepta esta consagración de todo mi ser a ti, que tú siempre seas mi padre, mi custodio y mi guía en el camino de la salvación. Obtén para mi una gran pureza de corazón y una ferviente devoción a la vida interior. Concédeme que, siguiendo tu ejemplo, pueda dirigir todas mis acciones hacia la mayor gloria de Dios, en unión con el Sagrado Corazón de Jesús y el Inmaculado Corazón de María en unión contigo. Amén.
Oración a San José para obtener un corazón puro
Oh San José, que fuiste bendecido por el Señor con la beatitud prometida a los puros de corazón, ya que durante tu vida terrena compartiste la vida de Jesús y viviste en Su presencia visible. Dígnate interceder por mi ante tu amado Hijo. Pídele que me ayude, para que mi conciencia sea recta y veraz, y que mi corazón sea puro.
Libérame de la doblez y la malicia. Llena mi corazón de esperanza para que nunca dilate innecesariamente en mis pesares. Te pido con fe simple y ardiente para que pueda servir a mis hermanos y hermanas con un corazón generoso. De esta manera, como tu, me deleitaré en el profundo gozo y en la paz de la presencia misericordiosa de Dios.
10. Precauciones físicas prácticas
Sus defensas espirituales se debilitan cuando usted se permite perder energías por causa de poco sueño, o demasiado trabajo y tensión. Si usted se encuentra fatigado, tome ciertas precauciones adicionales contra las tentaciones hasta que usted restablezca su condición física.
Demasiado alcohol o el uso de drogas aturdirá su conciencia y disminuirá su capacidad de actuar con buen criterio.
"Sean sobrios y estén despiertos, porque su enemigo, el diablo, ronda como león rugiente, buscando a quien devorar". 1 Pedro 5,8
Una excesiva cantidad de tiempo ocioso y mucho tiempo de soledad hacen que una lucha contra la pornografía sea más difícil. Llene su tiempo de ocio con servicios edificantes y otras actividades. Usted podría necesitar efectuar otros cambios prudentes a fin de reducir la cantidad de tiempo en que se encuentra solo.
Como se mencionó anteriormente, la observación de pornografía libera sustancias químicas en el cerebro que condicionan la mente a involucrarse en conductas repetidas a fin de recibir una estimulación adicional placentera. Un terapista de adicciones sexuales ha experimentado buenos resultados con un ejercicio simple para ayudar a recondicionar el cerebro. El plan consiste en utilizar una tira de goma en la muñeca durante 30 días. Cada vez que ocurra un pensamiento impuro, el hombre tirará bruscamente de la tira de goma, enviando un signo neurológico de dolor. Su cerebro será recondicionado parcialmente cuando el mismo comience a relacionar el dolor con los pensamientos impuros.
11. No se dé por vencido después de una recaída
Un arranque abrumador de culpa y desaliento podría ocurrir luego de una recaída. Si usted cayera en una falta pecaminosa, necesitará estar preparado para un ataque violento de condena. La Biblia denomina a Satanás como "el acusador" de los cristianos (Ap 12:10). Luego de una recaída, Satanás estará listo para bombardearle con dudas acerca del amor de Dios hacia su persona. San Pablo dice "tengan siempre en la mano el escudo de la Fe, y así podrán atajar las flechas incendiarias del demonio" (Efesios 6:16). En este punto, usted necesitará recordar aquellos versículos de las Sagradas Escrituras acerca del amor inquebrantable y de la misericordia de Dios que ha memorizado. Dichos versículos le podrán preservar de la condena y la desesperación. (Vea los versículos en los Juegos de Memoria de las Sagradas Escrituras para obtener Mentes Puras, y lea el Salmo 51 y Romanos 8:31-39.)
Usted necesitará discernir cuidadosamente entre la condena y la convicción. La condena del "acusador" tiene el efecto de alejarle de Dios. La convicción del Espíritu Santo le conduce hacia Dios para buscar el perdón y la reconciliación. Si usted cae, ciertamente no debería dejar la lucha. Acuda al Sacramento de la Penitencia y pida el perdón de Dios. Siempre estará siempre accesible.
"El SEÑOR asegura los pasos del hombre y le interesa sumamente su conducta. Por eso, al caer el bueno no queda en tierra, porque el SEÑOR lo toma de la mano". Salmo 37,23-24
12. Obtenga la ayuda de su esposa/o
Su esposa probablemente ya esté enterada de su adicción y se encuentre emocionalmente agobiada por ello. Usted probablemente solo se está engañando a sí mismo mintiéndole a su esposa acerca de su adicción a la pornografía. Deje de mentirle.
El hecho de mentirle a su esposa acerca de donde ha estado, donde se ha gastado el dinero, o el negar el uso de pornografía destruirá la confianza y debilitará aún más su matrimonio. Muchas esposas descubren que la mentira acerca de la pornografía es tan devastadora como la adicción misma. Usted necesitará de la paciencia de su esposa, de sus oraciones, y de su perseverancia para ayudarle a superar esta adicción. La mentira puede destruir su matrimonio. Deje de mentirle y dígale la verdad, aunque sea humillante. La mayoría de las esposas están dispuestas a ayudar a sus esposos a superar una adicción - si sus esposos son honestos con ellas. Un esposo humilde y honesto descubrirá a una aliada valiosa para superar la pornografía (Ver Eclesiastés 4,12).
Deje de transferir las culpas - es una de las maneras más antiguas de evitar la responsabilidad moral. (Recuerde la inaceptable excusa que Adán dio a Dios por comer el fruto prohibido (Génesis 3). Su adicción a la pornografía no es culpa de su esposa. Mas bien es el resultado de sus opciones morales pecaminosas. El camino al arrepentimiento y a la recuperación comienza cuando usted asume la responsabilidad de sus acciones.
Aunque los hombres a menudo son reacios a hacerlo, sería sensato comunicar sus necesidades sexuales a su esposa de una manera tierna y gentil. Santo Tomás de Aquino, cuando discutía la obligación mutua con respecto al pago de la deuda matrimonial decía, "Pero, no sea que lleguen a relaciones prohibidas, que cada uno tenga su esposa y cada mujer su marido". (1 Corintios 7,2). El mismo menciona que este precepto acerca de las obligaciones mutuas con respecto a la deuda matrimonial es particularmente importante cuando un esposo se encuentra hostigado por la concupiscencia.
"No se nieguen el derecho del uno al otro, sino cuando lo decidan de común acuerdo, y por cierto tiempo, con el fin de dedicarse con más intensidad a la oración. Pero después vuelvan a juntarse; de otra manera, al no poder dominarse, Satanás los haría caer". 1 Corintios 7,5
"¡Bendita sea tu fuente, y sea tu alegría la mujer de tu noviazgo! ¡Sea para ti como hermosa cierva y graciosa gacela; que sus pechos sean tu recreo en todo tiempo, que siempre estés apasionado por ella! ¿Cómo te apasionarías por una mujer cuyo origen ignoras y reposarías en el regazo de una ajena?". Proverbios 5,18-20.
Con toda probabilidad, usted ha dañado su matrimonio a lo largo de su adicción pornográfica. Una comunicación matrimonial debilitada, así como la falta de confianza, intimidad, y de relaciones sexuales frecuentemente acompañan a la adicción a la pornografía. Tome ahora las medidas para fortalecer su matrimonio.
Para obtener una lista de organizaciones disponibles y de maneras prácticas de fortalecer su matrimonio (en inglés) vaya a www.dads.org y desplácese hasta o "cliquee" en "Vínculos," y luego "cliquee" en "Ayuda para Matrimonios Deteriorados."
Cuando usted se aparte gradualmente de la pornografía, su vida matrimonial mejorará. Asimismo, la consolidación de su matrimonio le fortalecerá contra la atracción hacia la pornografía.
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Todos queremos “realizarnos”. Pero no resulta fácil decir cuándo un ser humano ha conquistado la realización completa, verdadera, en su propia vida.
“Realizarse” implica, por una parte, descubrir cuál es la meta profunda de nuestra condición humana. ¿Cuál podrá ser? ¿Consistirá tal vez en trabajar mucho, en ganar dinero, en divertirse, en satisfacer los propios caprichos, en estar siempre con los amigos, en aparecer en los medios de comunicación, en gozar de una oscura y “dorada” mediocridad?
Notamos en seguida que existe una enorme diferencia entre la “realización objetiva” y las “realizaciones” empobrecidas que dependen de modas sociales o de caprichos personales.
Un joven desearía dedicarse a fondo a la vida deportiva. Sus padres, sus profesores, la sociedad, le imponen una serie de estudios y de reglas que le alejan de la soñada meta. Pero no podemos excluir que ni los planes del joven ni las imposiciones sociales corresponden siempre a algo más profundo que se oculta en cada ser humano, a una fuerza íntima que pide una oportunidad para salir a la luz, para “realizarse”.
Lo anterior vale para todos: niños y grandes, ricos y pobres, occidentales y orientales, europeos, americanos, asiáticos y africanos. Vale, también, para los hombres y para las mujeres.
De modo especial, la mujer de nuestro tiempo vive bombardeada por presiones y por slogans que la orientan, casi la obligan, a buscar ciertas “realizaciones”, algunas de las cuales llegan casi a ahogar bienes olvidados, o incluso a provocar comportamientos abiertamente peligrosos e innaturales.
Noticias recientes nos han puesto en guardia, por ejemplo, ante la búsqueda de la delgadez como si fuera un absoluto. Tal obsesión invade a miles de adolescentes y no tan adolescentes por “conservar la línea”, con degeneraciones que llevan a la anorexia y a la muerte de personajes famosos o a la ruina de adolescentes en el umbral de la vida.
No es tan noticia, aunque cada vez tomemos más conciencia de ello, que millones de mujeres desearían casarse jóvenes y acoger en seguida a uno o varios hijos. Viven, sin embargo, prisioneras de un sistema económico y de una cultura que ha dado un valor absoluto a la conquista de un buen nivel de vida, hasta el punto de llevarlas año tras año a retrasar el matrimonio y la maternidad.
Y cuando nace un hijo, surgen entonces tensiones profundas. ¿La casa o el trabajo? ¿El hijo, los hijos, o la realización profesional?
No hemos de tener miedo a buscar, seriamente, la respuesta a la pregunta: ¿cuál es la realización profunda de la mujer? No podemos decir que sea algo que depende de los distintos contextos sociales, de los niveles de educación, de las elecciones individuales. La mujer, como el varón, tiene una estructura íntima y profunda que busca “realizarse”, salir a la luz, más allá de los caprichos del momento, por encima de las modas impuestas por sociedades muchas veces obsesionadas por la producción y deshumanizadas respecto de lo que embellece la vida humana.
La realización de una mujer requiere mirar hacia el propio corazón para, desde allí, notar una llamada primitiva y profunda (ineliminable, como el bulbo raquídeo, como el ciclo menstrual con su fecundidad fascinante), a darse, a servir, a dejar de lado sueños de modelo o conquistas de igualitarismos no siempre liberatorios para ser ella misma. Así será posible abrirse a la bellísima tarea de amar y dar vida. Una tarea a la que también estamos llamados los hombres, pero que no podemos descubrir ni aprender si no es a través de la ayuda y el ejemplo que nos dan las mujeres que viven a nuestro lado.
Habrá buenos trabajadores, buenos padres, buenos esposos, si hay mujeres que sean plenamente mujeres: promotoras de justicia y de paz, de alegría y de esperanza, de amor y de vida (esposas madres junto a esposos padres). Mujeres realizadas plenamente, porque han roto con esquemas reductivos que las aprisionaban, porque se han abierto a riquezas íntimas que embellecen los corazones y producen sonrisas fascinantes.
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Para las clases de oratoria trato de ofrecer a los estudiantes modelos de predicación tanto en el fondo (lo que se dice) como en la forma (como se dice). Suele haber dificultad en encontrar buenos modelos pero, por fortuna, los hay también en la Iglesia.
En octubre de 2010 el arzobispo de Nueva York ofreció una interesante y valiosa conferencia a un grupo de personalidades de diferentes ámbitos, sociales en un evento organizado por el Instituto Lumen. El título de esta entrada refleja el tema de fondo de aquel discurso que va más allá de una denuncia o constatación de hechos. De suyo, creo que su valor estriba en que va más allá de esto pues propone, de modo ameno e interesante, soluciones.
Ofrezco el texto completo que realmente permite un acercamiento a la realidad de la Iglesia hoy con no pocas pizcas de humor y una loable y amena profundidad. Pego también el video del discurso completo en lengua inglesa. Definitivamente un modelo de predicación (las negritas son mías)
Gracias a todos. Agradezco profundamente la cortés invitación y la calurosa bienvenida. Estaba recordando cómo han sido increíblemente perseverantes. Cuando fui nombrado arzobispo de Nueva York, hace un año, en febrero, una de las primeras invitaciones que recibí fue para el Lumen Institute, y recuerdo haber llamado a David y decir: «David, no creo poder ir ese día” porque fue, creo yo, el viernes posterior a mi toma de posesión». Le dije: «No creo poder hacerlo, ¿pero por qué no me sigues invitando y, si Dios quiere, seremos capaces de ir tarde o temprano», y me estuvo buscando con persistencia y aquí estoy.
Me alegra estar con ustedes. Muchas gracias. Espero que puedan visualizar qué inspiración son todos ustedes. Aquí tenemos más de cien muy distinguidos –y no estoy tratando de echarles incienso–, tenemos más de cien distinguidos líderes ocupadísimos, y que desean tomarse un día para reflexionar en lo que realmente importa, lo primero en la vida: «Busca primero el Reino de Dios y lo demás se te dará por añadidura». Esta es una real inspiración para mí. Ustedes son “lumen”, son una luz para mí. Estoy algo intimidado, después de tener a excelentes predicadores como David, Frank y Joe. Me toca ser el cuarto en la línea de bateadores y ustedes me imponen, así que…, pero bueno, ¡aquí voy!
Hoy les voy a hablar sobre la Iglesia. Me dijeron (porque hice mi tarea), me dijeron que le estoy hablando a una audiencia muy católica. Me doy cuenta, con mucho respeto, que aquí hay gente que no es católica, pero los organizadores me aseguraron que, si bien no son católicos, guardan un gran respeto hacia la Iglesia, por ello espero que mis palabras de hoy sobre la Iglesia se puedan aplicar y, espero, ser de algún modo de interés para todos ustedes.
Nos reunimos en el primer viernes de octubre. Los primeros viernes siempre son importantes para mí. Nos reunimos en el primer día del mes dedicado al Santo Rosario y en la fiesta de Santa Teresita del Niño Jesús, la pequeña flor, una de mis favoritas. Esta tarde –estoy llegando de una visita al santuario de la Madre Cabrini; nos reunimos ahí para rezar– y esta tarde vamos a tener el honor de recibir las reliquias de San Juan Bosco en la catedral de San Patricio. Ayer, estuve en el santuario de Nuestra Señora, Auxilio de los cristianos, y hubo ahí cerca de 2.000 jóvenes (fue un día raro, peor que este) para rezar… y su entusiasmo en recibir las reliquias de Juan Bosco… y fue muy inspirador el rezar y recordar su misión y su ejemplo.
Están conmigo dos huéspedes especiales que les quiero presentar. Mencioné a Don Bosco porque le tengo una gran devoción, y eso es así porque cuando tuve siete años y en segundo grado de la escuela Holy Infants, en Baldwin, Missouri (esos ocho años fueron los más importantes de mi educación religiosa), teníamos hermanas de la caridad, de Drogheda, Irlanda. Y mi maestra de segundo grado fue la hermana Mary Bosco. ¡Y ella está aquí! ¿Les puedo presentar a la hermana Mary Bosco? Hermana, ¿me dijo esta mañana, hace 68 años…? Hace 66 años en la fiesta de la pequeña flor, ella entró al convento.
Así que… ¡Aleluya! No les diré cuántos años tiene, pero conoció a la pequeña flor. ¡Bienvenida, hermana Clare, también de Irlanda, asignada a Belfast! Hermana, estamos complacidos de tenerla entre nosotros también.
Me han acompañado a dar la vuelta. Ya han visto la Quinta avenida y la avenida Madison y Broadway, y ahora quiero iniciar unas breves palabras con ustedes esta tarde llevándolos a otro camino, no Madison, ni la Quinta, ni Broadway, sino al camino de Damasco. Y quiero llevarlos en el tiempo, después de que Jesús regresó a su Padre en el Cielo, y quiero que recuerden a un hombre llamado Saulo, probablemente el terrorista más vicioso e intimidante contra la naciente Iglesia, galopando en el camino hacia Damasco para continuar su persecución despiadada contra la Iglesia.
Lo saben de memoria, pero dejemos que San Lucas, en el capítulo nueve de los Hechos de los Apóstoles, nos lo recuerde. «De repente vino una luz (lumen) del cielo. Saulo cayó al suelo y escuchó una voz: “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?”. “¿Quién eres, Señor?”, preguntó Saulo. Y respondió la voz: “Yo soy Jesús, a quien tú persigues…”».
Ahora, hermanos y hermanas, analicen cuidadosamente estas palabras. El Maestro, Jesús, no dijo “estás persiguiendo a mis discípulos, Saulo”. Él no dijo “tú persigues a mis seguidores”. Él no dijo “Saulo, Saulo, estás persiguiendo a mi Iglesia”. ¿Qué dijo? “Saulo, ¿por qué me persigues?”. ¿Ven todos la lección ahí? Saulo y su Iglesia son… –perdón, quise decir Jesús–, me distraje con la comida. ¡Siempre me distraigo con la comida! Uds. continúen, amigos. Ustedes pueden escuchar y comer. Porque el Señor sabe que yo puedo hablar y comer. Escucharon lo que Jesús…, ¿qué quiso decir Jesús? Mis amigos, Jesús y su Iglesia son uno. Jesús se identifica con su Iglesia. Jesús y su Iglesia son inseparables. Es lo que Jesús trataba de enseñar a Saulo en el camino hacia Damasco.
Y entonces, miren qué hizo Saulo. ¿Acaso Saulo dijo: “¡Oh! Qué experiencia de haberme caído del caballo. Aceptaré personalmente a Jesús como mi Señor y Salvador y seguiré siendo el mismo individuo en el mundo”. ¡No! Buscó a la Iglesia. Los seguidores unidos de Jesús guiados por Pedro y los apóstoles, que ya tenían –si bien como embrión– los sacramentos, una doctrina definida, la Eucaristía dominical, una cohesión común y una identidad externa y un código moral. Buscó la Iglesia para encontrar a Jesús, para ser bautizado en su Iglesia y para unirse a ellos en la labor de santificación y evangelización. Por ello, amigos míos, este hombre ahora conocido como Pablo, después de su bautismo, no es de extrañar que este Pablo escribiría sobre la Iglesia de forma poetica, como la esposa de Cristo, como la Iglesia Cuerpo místico con Jesús como cabeza, como el templo de las piedras vivas con Cristo como piedra angular, los apóstoles como los fundamentos, y los miembros como piedras vivas. Y en Pablo, detectamos ya el murmullo del gran teólogo francés Henri de Lubac, quien en su lecho de muerte dijo: «Las dos cosas más importantes en mi vida son Jesús y su Iglesia y» –escuchen esto– «¿qué hubiera podido conocer de Él sin Ella?».
Mi primer pastor en San Louis, Mons. Cornelius Flavin, fue un gran promotor de conversiones. Cientos de personas acudieron a él para ser instruidos en la fe católica, y solía empezar cada instrucción con esta triple distinción. Él diría que un teísta es uno que cree en Dios, un cristiano es uno que cree que Dios se hizo hombre en la persona de Jesucristo, y un católico es uno que cree que este Jesús permanece vivo, activo y accesible en su Iglesia.Les digo esto, como si les dijera algo que no supieran. ¿Por qué digo esto a un grupo de líderes católicos comprometidos? Porque, esto es crítico hoy en día, yo sostengo que hoy vivimos en una era post-Iglesia. Se solía decir que vivíamos en una era post-cristiana. ¡Malarkey! (¡Pamplinas!) como dirían las hermanas Bosco y Clare. No vivimos en una era post-cristiana. Nadie tiene problemas con Jesús. ¡Todos tienen problemas con la Iglesia! Hoy, la gente quiere un rey sin reino, un pastor sin rebaño, creer sin pertenecer, una familia espiritual con Dios como mi Padre y Jesús como mi Hermano donde yo soy el único hijo. Quieren un general sin ejército, quieren espiritualidad sin religión, quieren fe sin fieles, quieren a Cristo sin su Iglesia; y, amigos míos, para nosotros los católicos, esto es absolutamente imposible. El gran teólogo y beato Columba Marmion nos recuerda: «Todos los misterios de Dios-hombre se dan en el establecimiento de su Iglesia. Cristo vino para construirse un cuerpo de miembros, una esposa. Tan cercana e íntima es la unión que Él es la vid y ella las ramas; Él es la cabeza, la Iglesia es su cuerpo; Él es el novio, ella la novia. Unidos, ellos componen lo que san Agustín llamó “el Cristo total”».
Ahora escuchen todos. Ustedes están en las primeras filas de la evangelización. Ustedes están en las primeras filas tratando de llevar luz (lumen) al mundo. Les propongo que este es quizá el reto pastoral más espinoso que enfrentamos nosotros los católicos hoy en día: parece que el mundo no necesita de la Iglesia.Incluso un grupo creciente de católicos ven a la Iglesia como un obstáculo, una distracción. No les estoy diciendo nada nuevo. Ustedes tienen hijos, nietos, que viven así, ¿no? Incluso algunos de ustedes piensan así, no lo sé. Este sentimiento creciente de que podemos tener a Cristo sin su Iglesia hace que los católicos comprometidos se estremezcan. Sí, esto está pasando. Quisiera que vieran los resultados del centro de investigación de Filadelfia, elPew Research Center, o el centro de investigación aplicada en el apostolado en Washington, D.C. Por primera vez en la historia de la Iglesia católica, en los Estados Unidos, la gente se está identificando como ex-católicos. ¡Uds. conocen las buenas noticias! Adivinen cuál es la denominación cristiana más grande en los Estados Unidos: los católicos romanos. Adivinen cuál es la segunda denominación más grande en los Estados Unidos: la de los ex-católicos, gente que se identifica a sí misma como que fue católica. Ahora, miren, como bien saben, siempre está el grupo de lo que llamábamos católicos “reincididos” o alejados. La diferencia, hoy, es que la gente está abandonando la Iglesia. Antiguamente la gente solía decir:“Soy católico. No practico. Me he alejado. Solía ser católico”. Pero se identificaban aún como católicos. Como suele decir un pícaro periodista en Nueva York, Jimmy Breslin: «Nosotros los católicos nos alejamos con frecuencia, pero cuando nos enfermamos gravemente, regresamos a la Iglesia». ¡Pues ya no más, compañeros! La gente está abandonando la Iglesia, está renunciando a su membresía y uniéndose a otros.
Pero no soy [pesimista como] Chicken Little. Pues hay mucho crecimiento y muy buenas noticias en la Iglesia católica de los Estados Unidos. El año pasado, en la arquidiócesis de Nueva York, más de 3 mil personas se hicieron católicos en la Vigilia Pascual. Gente prominente continúa convirtiéndose al catolicismo. Gracias a la inmigración, la Iglesia está creciendo en los Estados Unidos. Y la abrumadora mayoría de hombres y mujeres católicos permanecen fieles a la fe de sus padres. ¡Aleluya por esto! No canto victoria, debo ser realista sabiendo –no sé si están de acuerdo conmigo o no– que el problema pastoral número uno que confrontamos los católicos, el día de hoy, es que más y más gente no ve la conexión intrínseca entre Jesucristo y su Iglesia.
¿Qué vamos a hacer al respecto? ¿Qué vamos a hacer? Puedo proponer cuatro cosas; hay muchas más y tengo más en mi mente. He dado esta misma plática el lunes pasado, de hecho, y sólo di tres propuestas. Hoy voy a tratar de proponer cuatro. Ya ven cómo voy creciendo constantemente y también aprendiendo. Ciertamente creciendo… La primera vez que me encontré con el Santo Padre Juan Pablo II, después de ser asignado arzobispo de Milwaukee, tuve que asistir a mi visita ad limina, y lo conocía un poco –no pretendo ser de los más conocidos, pero estuve en Roma 7 años como rector y él más o menos me reconoció– y cuando fui para informarle sobre Milwaukee, pude ver que me miró y me dijo: «Ah, me acuerdo de ti, del Colegio Norteamericano. Dime acerca de la arquidiócesis de Milwaukee». Este había sido un año más o menos desde que dejé el rectorado del colegio. Y le dije: «Santo Padre, ¡buenas noticias! La arquidiócesis de Milwaukee está creciendo», y me miró y dijo: «¡También su arzobispo!». Ahora, pues, tengo una declaración infalible… Pero bueno.
Permítanme sugerir cuatro cosas: primero, una visión renovada de la Iglesia; segundo, una apologética renovada; tercero, un sentido renovado de la misión contracultural de la Iglesia; y cuarto, un renovado sentido de arrepentimiento. ¿Están listos? Sólo voy a dedicar dos o tres minutos a cada uno de los puntos, así que no se tienen que preocupar.
Número uno. Sugeriría que tratáramos de cultivar una nueva apreciación de la Iglesia como nuestra familia espiritual. Necesitamos un nuevo modelo de Iglesia como nuestra familia sobrenatural. Ya ven que hay varios modelos de Iglesia. El Card. Avery Dulles –estamos orgullosos de decir que es neoyorkino– escribió un libro sobre modelos de la Iglesia: la Iglesia como comunión, la Iglesia como servidora, la Iglesia como sacramento, y así. Sugiero, amigos, que necesitamos un nuevo modelo para combatir este problema pastoral: la Iglesia como nuestra familia sobrenatural. Escuchen y vean si concuerdan conmigo.
Para nosotros los católicos, nacimos dentro de la Iglesia. Ahora bien, no estoy quitando méritos a los impactantes conversos –Dios los bendiga– que se unen a la Iglesia como adultos. Pero incluso ellos serían los primeros en decirnos que una de las primeras cosas que ellos aprecian de la Iglesia es que es una familia, es algo que existe casi ontológicamente en sus miembros. Es un ahí, es algo dado. Nosotros no elegimos a nuestra familia sobrenatural, la Iglesia, como tampoco elegimos a nuestra familia humana. El catolicismo está en nuestro ADN, en nuestros huesos, en nuestros genes. Ahora, nos podríamos alejar sólo por un momento de nuestra familia espiritual, así como lo hacemos con nuestra familia humana. Nos podríamos escandalizar de nuestra familia sobrenatural, o sentir confusos. ¿Y qué? Pasa lo mismo con nuestra familia humana, ¿o no? he tratado de hacer un árbol genealógico de mi familia, yendo a la raíz en Irlanda, y me detuve después de tres generaciones, estaba avergonzado. Me acuerdo cuando fui rector del Colegio Norteamericano, en Roma, Bob y Dolores Hope… –no cuando fui rector, sino cuando fui estudiante en los años 70– adivinen quién vino a comer un día, pues Bob y Dolores Hope. Entonces Bob Hope tomó el micrófono y dijo: «Estoy aquí por mi esposa, Dolores. Ella es italiana. Y le prometí que la traería a Italia y que buscaríamos encontrar parientes suyos italianos». Luego añadió: «Costó diez mil dólares encontrarlos… y cien mil deshacerme de ellos». Entonces, nos avergonzamos de nuestra familia natural. Tenemos problemas con esto. Y es lo mismo con nuestra familia sobrenatural, pero bueno, ¡nunca la dejamos! Queremos estar con ella los domingos. Queremos estar con ella en Navidad y en Pascua. Queremos estar con ella en los eventos esenciales de la vida, como en el nacimiento y el matrimonio y en la muerte. Y mientras avanzamos en edad, más apreciamos la sabiduría y las enseñanzas que nos ha transmitido. Y nos damos cuenta que de algún modo, querámoslo o no, somos parte de la Iglesia –y digo esto con mucho respeto–, del mismo modo en que somos parte de nuestra familia humana.
Un obispo utilizó recientemente un término muy hermoso. Dijo que nosotros los católicos estamos marinados en la fe. Estamos marinados, hemos crecido así. Entonces la Iglesia no es nada más una institución o una colección de credos y de moral definidos claramente. No es nada más el agente más efectivo de caridad y educación en el mundo de hoy. No es nada más un buen lugar para rezar y alabar, si bien todo esto es esencial. ¡La Iglesia es mi hogar espiritual. Es mi familia!
¿Han leído “El poder y la gloria” de Graham Greene? Han escuchado acerca de Graham Greene, el gran converso del anglicanismo que vino a ser un renombrado escritor internacional británico. Probablemente su libro más famoso se titula “El poder y la gloria”, acerca del triste sacerdote whisky –el sacerdote nunca tuvo un nombre– el triste sacerdote whisky que tenía problemas con la botella pero permanecía fiel a la fe. Y estaba viviendo en los años 20 y 30 en el México severo anticlerical, donde ser un fiel sacerdote era castigado con la muerte. Y está en el aire, está huyendo de los soldados. Y una familia británica, episcopalianos, lo puso en el establo. Y la niña adolescente estaba fascinada con el padre whisky. Y un día le dice: «¿Por qué no renuncias?», «no entiendo», replicó el sacerdote whisky. «Tú sabes», continuó la chicha adolescente, «renuncia a tu fe católica». «Eso es imposible. De ninguna manera. Está fuera de mi poder», replicó el sacerdote whisky. La adolescente escuchaba con atención y dijo: «Ah, es como una marca de nacimiento». Ambos tenían razón. Es como una marca de nacimiento, nuestra fe, un carácter impreso en el bautismo. Y no hay modo de renunciar a ello. Nuestra fe es como una marca de nacimiento. Este es el número uno, amigos míos. Recobremos el sentido de la Iglesia como familia.
Número dos, redescubrir la apologética. ¿Saben a qué me refiero con apologética? Al arte de la credibilidad, y defender y presentar convincentemente la fe católica. Ya estoy cansado –y creo que mis hermanos sacerdotes que están en este salón desafortunadamente dirán que también ellos–, estoy cansado en este tiempo del año, cada año que soy sacerdote –me pasó hace unas semanas, un sábado por la noche en la misa de una parroquia del Bronx–, estoy cansado de tener a una mamá y a un papá que vinieron a mí y dijeron: «Sabe, arzobispo, hace un mes nuestro hijo se fue a la universidad. Él ha estado en una escuela católica desde el kínder. Nos esforzamos lo mejor que pudimos para que creciera en la fe católica. Nunca faltó a la misa dominical. Le hablamos la semana pasada para preguntarle si iría a misa, y nos dijo: “Mamá, papá, no se preocupen. Tengo un compañero de cuarto muy cristiano. Él me señaló dónde está mal la fe católica, y estoy yendo con él a su iglesia evangélica”. ¿Qué hicimos mal?». Eso me preguntaron los papás, y yo les dije: «No, ¿qué hizo mal la Iglesia?Hemos fallado al no convencer a este joven en el arte de la credibilidad, convincentemente defendiendo y presentando su fe. La denominación religiosa de su compañero de habitación no falló en esa área».
Yo digo que tenemos que traer de vuelta la apologética. No me refiero a la combativa, arrogante, que te da en la cara y que ha sido asociada en el pasado. Quiero decir un fundamento en la fe católica que es racional estable, humilde, confiable y además la habilidad de defenderla de comentarios estúpidos, bien sea que vengan de compañeros de habitación, páginas editoriales o comediantes de la tele. La Iglesia católica es la que posee la fe única, verdadera, santa, católica y apostólica. Como el hombre que beatificó Benedicto XVI la semana pasada, en Inglaterra, uno de los intelectuales más radiantes en el siglo XIX, John Henry Newman, cuando se convirtió a la Iglesia católica, escribió: «He llegado a creer que la Iglesia católica romana es la única Iglesia verdadera instituida por Jesucristo». Pertenecemos a la Iglesia que ha sobrevivido al calabozo, al fuego y a la espada. La apologética nos prepara para sobresalir de las críticas irracionales hacia nuestra fe, y para presentarla con claridad, paz, serenidad, confianza y alegría. Necesitamos, hoy más que nunca, de la apologética.
Y número tres. Un sentido renovado de ser contracultural. ¿Qué significa esto? Este es un término del último periodo de Juan Pablo II. La Iglesia es contracultural. La gente no se une a la Iglesia porque se conforma con el mundo, sino porque no lo hace. Invitamos a la gente que conforme sus vidas con las enseñanzas de la Biblia y de Jesucristo, fielmente presentadas en la Iglesia. No los invitamos a una comunidad que quiere cambiar las enseñanzas de Cristo para conformarlas a las modas del día. Tenemos una enseñanza inmutable que siempre es nueva y actual, y no cambia nada más para llenar la editorial de los periódicos élites. Ya ven que las únicas iglesias que crecen hoy en día son aquellas que presentan clara, consistente e irresistiblemente la fe y la moral. Esas religiones que se adaptan constantemente, cambian, vacilan y se rinden a lo que ellos laman “relevancia”, se hacen irrelevantes. Espero no estar ofendiendo a nadie, pero tengo un buen amigo –no católico, así que creo que hago bien al citarlo– que dijo: «¿Sabes cuándo fue la última vez que escuchaste de alguien en su lecho de muerte que se convierta al unitarianismo?». La gente se convierte al catolicismo, así como otras personas quizá se unen a otras denominaciones de fe, porque nos asimos a algo estable. Somos consistentes, somos fieles, somos leales.
¿Tuvieron la oportunidad de leer… –cómo es que este hombre aún tiene trabajo, no me lo explico–, tuvieron la oportunidad de leer el lunes después que el Santo Padre visitó Inglaterra, en la columna editorial del New York Times, del columnista Ross Douthat? No me explico cómo mantiene su trabajo en el New York Times defendiendo al Papa, pero, ¿puedo leerles un extracto de lo que dijo? Está hablando del éxito descomunal de la visita del Papa a Inglaterra. Dice: «La Iglesia de Benedicto y de Juan Pablo II se ha esforzado por mantener la continuidad con la tradición cristiana, incluso al grado de parecer reaccionaria y fuera de lugar. Sí, esto le ha costado a la Iglesia su lugar privilegiado entre los líderes de opinión del Oeste y se ha ganado el desprecio de la opinión en boga. Pero la continuidad, no una adaptación rápida y quizás arriesgada, ha sido siempre el propósito de la Iglesia y el secreto de su fortaleza perdurable. La gente busca a la Iglesia para salvaguardar lo que lograron aquellos visionarios del pasado, los santos y confesores de la fe, para conservar la herencia del catolicismo y proveer un símbolo de unidad al billón de miembros en nuestra Iglesia tan extensa. Buscan a la Iglesia por su amplitud de miras, por la sabiduría que dice que no todo cambio es para lo mejor, y que es mejor aguantar y sobrevivir algunas revoluciones que aceptarlas». Un sentido renovado de ser contracultural.
Y finalmente, cuatro: necesitamos un sentido renovado de arrepentimiento. Necesitamos confesar el lado pecador de la Iglesia. ¡Admitámoslo! Una de las razones por las que tenemos un número creciente de ex-católicos es porque se han sorprendido, entristecido y escandalizado por las acciones pecaminosas de los católicos, incluyendo a la jerarquía y al clero.
¿Han escuchado de Flannery O’Connor, la gran novelista católica del Sur, de Georgia? Ella dijo una vez: «No es el mucho sufrir por la Iglesia lo que me molesta. Es sufrir de Ella». Tiene razón en la apreciación. En su lado humano, Ella puede ser imperfecta, descuidada, torpe y corrupta. Durante el Gran Jubileo del año 2000, el Papa Juan Pablo pidió perdón 55 veces por pecados específicos, errores y escándalos de los miembros de la Iglesia en sus 20 décadas de historia. Cristo, como nos recuerda el teólogo Ronald Rolheiser, es siempre Cristo colgado entre dos ladrones. Y nosotros la amamos apasionadamente aún más. Y no necesitamos esconder el hecho de que el Cuerpo Místico de Cristo tiene verrugas. De hecho, lo anunciamos con trompetas, porque como clamó San Pablo: «Donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia». El escándalo, la estupidez, el pecado en los miembros de la Iglesia no prueban que Ella no es la única Iglesia verdadera, sino que Ella es, de hecho, la única Iglesia verdadera.
Uds. hablan del piropo irlandés. ¿Han escuchado hablar de la gran cita del historiador británico, no católico, Lord Macaulay? Escuchen esta maravilla: «Después de un estudio considerable y con un sentimiento de pesar, como protestante comprometido, debo confesar que creo que la Iglesia católica romana es de origen divino, porque ninguna institución humana dirigida con tanta estupidez hubiera podido sobrevivir una quincena». Recuerdo las bellas palabras del poeta italiano, Carlo Carretto, que escribió en su autobiografía (escuchen estas hermosas palabras acerca de la Iglesia): «¡Cuánto te he criticado, Iglesia mía, si bien cuánto te amo. Sí, me has hecho sufrir. Y, sin embargo, te debo más que nadie. Sí, tú me has dado escándalo, sin embargo, tú me has hecho entender la santidad. Nunca en este mundo he visto algo más comprometido, más falso, que tú, mi Iglesia. Y, sin embargo, nunca había tocado algo tan puro, tan generoso, tan verdadero, tan hermoso. Innumerables veces he sentido como que azoto la puerta de mi alma en tu cara. Y, sin embargo, cada noche oro para no morir sino en tus brazos. No, Iglesia mía, no me puedo librar de ti, puesto que soy uno contigo. Estas en mi sangre. Entonces, ¿a dónde iría? ¿A empezar otra iglesia? No lo podría hacer sin los mismos defectos, porque resulta que también son mis defectos. Entonces sería mi iglesia, no tuya. ¡No! Soy lo suficientemente viejo para saberlo. ¡Yo me quedo en la Iglesia!
Lo que resulta de todo esto, es que tenemos una Iglesia en la cruz. Tenemos una Iglesia herida. ¿Alguna vez se han preguntado qué fue lo que hizo Jesús, la primera vez que se apareció a sus discípulos, después de la resurrección? ¿Qué nos dice el capítulo 20 de San Juan? Lo primero que hizo fue mostrarles sus heridas. Jesús resucitado les mostró sus cinco heridas. Los exegetas nos dicen que hizo eso para decir: «No soy un fantasma. Soy el mismo que estuvo en la cruz el viernes». Sí, es la realidad de la resurrección. Pero yo sugiero que la otra razón por la cual Jesús nos mostró sus heridas es porque incluso en su cuerpo resucitado Él portaba las heridas, e incluso en su Cuerpo Místico, la Iglesia, Él portará las heridas. Somos una Iglesia herida, y eso no es algo malo. El Card. Cahal Daly, el primado emérito de Irlanda, dijo: «Hoy, la Iglesia se encuentra a sí misma en la tierra, de rodillas». Y además, dijo: «No es un mal lugar para estar».
Cuando fui rector del Colegio Norteamericano, en Roma, uno de mis mejores amigos sacerdotes trabajaba como vicerrector, Mons. Bernie. Él es de la diócesis de Scranton. Bernie y yo estuvimos juntos en el seminario, éramos compañeros de clase. Posteriormente, Bernie y yo trabajamos juntos en la nunciatura apostólica en Washington, D.C. Somos como hermanos. Cuando estuvimos juntos en Washington, D.C. –él es un gran atleta, está muy fornido– tanto él como el Arzobispo Laghi, nuncio en el momento, solía salir mucho a jugar ráquetbol por las tardes, y le rogábamos a Bernie que dejara ganar al nuncio, para que no estuviera de mal humor. Pero Bernie no lo permitía, era muy buen atleta. Y un día vino a casa y dijo: «Tim, hoy perdí feo. Mi visión está borrosa, necesito nuevos lentes». Así que fuimos al oculista y éste dijo: «Monseñor, sus ojos están bien. Le sugiero que vea a un neurólogo si le está molestando la vista». Y así lo hizo. Luego regresó y me dijo la mala noticia de que el neurólogo le había dicho que tenía esclerosis múltiple. Dijo: «La buena noticia es que el médico dijo que todavía tengo diez años». Bueno, pues diez años después, Bernie y yo estamos juntos en Roma. Yo soy rector en el Colegio Norteamericano y él es vicerrector. Y casi diez años a la fecha, trágicamente, el doctor estaba en lo correcto, porque la esclerosis múltiple vino fuerte. Y la entera comunidad del seminario fue testigo del deterioro de Mons. Bernard Yerish.
Y un día, él estaba en Misa –era el celebrante– y así que se aproximaba a los tres escalones del púlpito, sus piernas se le doblaron y se cayó, y su cabeza iba directo al altar de mármol. El seminario entero respiró hondo y, gracias a Dios, Bernie en escasos segundos fue capaz de agarrar el altar de mármol y así no se pegó en la cabeza. Y lentamente se fue incorporando, tomó aliento, y dijo: «No creo, de verdad, que seré capaz de continuar a menos que me quede aquí pegado en el altar». Y luego se detuvo y añadió: «Y quizá este sea el mejor sermón que haya dado hasta hoy».
Por eso les digo que esa fue, quizá, la mejor formación al sacerdocio que pudieron recibir esos jóvenes. Este hombre herido, este hombre frágil, este hombre débil, capaz de continuar con una eficacia que no tuvo cuando era fuerte y vigoroso y sano, porque se estaba adhiriendo al altar que representa, claro, a Cristo crucificado. Esa es la Iglesia. Esa es la Iglesia reconociendo su fragilidad, sus heridas, su pecaminosidad, su debilidad en adherirse a Cristo lo más que puede. Necesitamos recobrar y renovar el sentido de arrepentimiento y confesar el lado pecaminoso de la Iglesia.
Esas son mis cuatro recomendaciones, amigos. Un sentido renovado de la Iglesia como familia, un sentido renovado de la apologética, un sentido renovado de ser contracultural y un sentido renovado del arrepentimiento, para que confesemos los pecados de la Iglesia. Para que, si lo hacemos, quizá algún Lumen Institute, en un primer viernes, con otro arzobispo de Nueva York, se escuche que la gente no está dejando la Iglesia, y que la gente se siente atraída por la Iglesia, y que la Iglesia en una oda grandiosa pueda decir, junto con de Lubac, acerca de Jesús y su Iglesia: «¿Qué pudiera haber conocido de Él sin Ella?».
¡Gracias! Dios les bendiga y espero que haya valido la pena la espera
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Se ha convertido en comidilla de muchas reuniones charlar sobre fracasos matrimoniales. Los congregados bajan de repente el tono de voz, como si fueran comadres de pueblo, y anuncian la separación o el divorcio de fulanito y menganita, que ni siquiera han logrado superar unos pocos meses de convivencia desde la boda. Acto seguido, todos van mostrando su ristra de casos parecidos en busca del más estrambótico, de aquel que pueda dar por cierto que la unión para siempre pertenece a la cienciaficción, que de aquí a diez años estaremos todos desligados, rotos, buscando aventuras que compensen nuestro vacío emocional.
Las cifras cantan, es cierto. Hace casi treinta años los parlamentarios aprobaron el divorcio para solventar aquellos casos excepcionales en los que la vida en común no es posible al tiempo que florece la oportunidad de rehacerla junto a otra persona. Pero la excepción se convirtió en regla, favorecida por los gobiernos que han demonizado la conciliación, figura esencial para evitar el naufragio de tantas familias.
En todo caso, me refería a ese desapego con el que convertimos en material de tertulia la desgracia sentimental. A juicio de las comadres, el matrimonio está de capa caída, es una institución que si no fuera por la belleza formal con la que se celebra, debería postrarse al cajón de los recuerdos. Los jóvenes se casan sin ton ni son, dicen, y a la misma velocidad que pronuncian el “sí quiero” buscan la ayuda de un abogado para darle la puntilla final.
Sus ventajas a prueba
Cada pocos minutos la unión entre un marido y una mujer se va al garete. La crisis ya no conoce edad: no se trata de personas experimentadas que han hecho todo lo posible por mantener con vida a un moribundo; no solo son esposas despechadas que han descubierto una infidelidad… En los despachos de los matrimonialistas aguardan turno jóvenes con el cartel del “Just married”, cuarentones con dos y tres hijos a la espalda, maduros que ya han terminado de pagar las carreras universitarias de sus hijos y hasta venerables abuelos.
Pero el matrimonio, institución inveterada, ofrece seguridad, continuidad, cobijo, compañía, paz y otros muchos elementos que lo convierten en el mejor arreglo al que pueden llegar un hombre y una mujer. Capacita para traer hijos al mundo, criarlos y educarlos en una estabilidad progresiva. Favorece el desarrollo de la familia, la llegada de nuevas generaciones. Facilita, incluso, la tranquilidad en los últimos días, ya que no hay nada más esperanzador que morir rodeado de los tuyos. Sin embargo, el hombre y la mujer de hoy prefieren ponerlo en jaque, dudar de sus beneficios, enfrentarlo a las situaciones más peregrinas para comprobar por dónde puede fisurarse, por qué lugar se rompe en mil pedazos.
El matrimonio bien mirado
Las muchas posibilidades que ofrece este mundo repleto de bienestar en el que la lealtad no es premisa para el triunfo, han conseguido que las nuevas generaciones tengan mayor dificultad para adaptarse a un pacto de por vida. Pero también los mayores han preferido, en muchos casos, el oropel de un mundo hueco a la sensata placidez del “contigo pan y cebolla”. Ni siquiera la seguridad de los hijos ha puesto freno a esta huída hacia adelante, porque también los hijos llegan a convertirse en elemento de intercambio, aunque los cónyuges lo hagan con la mejor de sus intenciones.
Pocos son los libros, las películas, las obras de teatro y series de televisión que ofrecen una visión equilibrada del matrimonio. Unos lo muestran como un férreo grillete que limita nuestra libertad. Otros como una comedia en la que sólo resiste el que mejor miente. Los más, como una quimera imposible. Pero la realidad es bien distinta, sobre todo cuando los que se han comprometido frente a Dios o ante un juez están dispuestos a convertir ese proyecto en realidad. ¿Fácil? No existe nada que sea fácil y merezca la pena. Ahí está su grandeza, en la voluntad compartida de sacarlo adelante con todo lo que nos traiga: hijos, trabajos, alegrías, dificultades… Cuando el matrimonio se contempla de este modo –lejos de medianías, de pequeños egoísmos que siempre son pequeñas traiciones– se transforma en la aventura más apasionante en la que se pueden embarcar dos personas que se quieren. Tal vez haya llegado el momento de contarlo, de mostrar todos sus beneficios en esas mismas conversaciones tan dadas al derrotismo.
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Confianza Básica vs. Desconfianza.
(desde el nacimiento hasta aproximadamente los 18 meses).
Es la sensación física de confianza. El bebe recibe el calor del cuerpo de la madre y sus cuidados amorosos. Se desarrolla el vínculo que será la base de sus futuras relaciones con otras personas importantes; es receptivo a los estímulos ambientales es por ello sensible y vulnerable, a las experiencias de frustración son las experiencias más tempranas que proveen aceptación, seguridad, y satisfacción emocional y están en la base de nuestra desarrollo de individualidad. Depende entonces del sentimiento de confianza que tengan los padres en sí mismos y en los demás, el que lo puedan reflejar en sus hijos.
Autonomía vs. Vergüenza y Duda
(desde los 18 meses hasta los 3 años aproximadamente).
Esta etapa está ligada al desarrollo muscular y de control de las eliminaciones del cuerpo. Este desarrollo es lento y progresivo y no siempre es consistente y estable por ello el bebe pasa por momentos de vergüenza y duda. El bebe inicia a controlar una creciente sensación de afirmación de la propia voluntad de un yo naciente, se afirma muchas veces oponiéndose a los demás. El niño empieza a experimentar su propia voluntad autónoma experimentando fuerzas impulsivas que se establecen en diversas formas en la conducta del niño, y se dan oscilando entre la cooperación y la terquedad, las actitudes de los padres y su propio sentimiento de autonomía son fundamentales en el desarrollo de la autonomía del niño. Este establece su primera emancipación de forma tal que en posteriores etapas repetirá esta emancipación de muchas maneras.
Iniciativa vs. Culpa
(desde los 3 hasta los 5 años aproximadamente).
La tercera etapa de la Iniciativa se da en la edad del juego, el niño desarrolla actividad, imaginación y es más enérgico y locuaz, aprende a moverse más libre y violentamente, su conocimiento del lenguaje se perfecciona, comprende mejor y hace preguntas constantemente; lo que le permite expandir su imaginación. Todo esto le permite adquirir un sentimiento de iniciativa que constituye la base realista de un sentido de ambición y de propósito. Se da una crisis que se resuelve con un incremento de su sensación de ser él mismo. Es más activo y está provisto de un cierto excedente de energía, es posible ocuparse de qué es lo que se puede hacer con la acción; descubre lo que puede hacer junto con lo que es capaz de hacer. La intrusión en el espacio mediante una locomoción vigorosa, La intrusión en lo desconocido por medio de una curiosidad grande, La intrusión en el campo perceptual de los demás, Fantasías sexuales, (Los juegos en esta edad tienen especiales connotaciones simbólicas sobre aspectos sexuales). Respecto de esto último, el niño posee una genitalidad rudimentaria y tiene muchas veces sentimientos de culpa y temores asociados a ello.
Laboriosidad vs. Inferioridad
(desde los 5 hasta los 13 años aproximadamente).
Es la etapa en la que el niño comienza su instrucción preescolar y escolar, el niño está ansioso por hacer cosas junto con otros, de compartir tareas, de hacer cosas o de planearlas, y ya no obliga a los demás niños ni provoca su restricción. Posee una manera infantil de dominar la experiencia social experimentando, planificando, compartiendo. Llega a sentirse insatisfecho y descontento con la sensación de no ser capaz de hacer cosas y de hacerlas bien y aún perfectas; el sentimiento de inferioridad, le hacen sentirse inferior psicológicamente, ya sea por su situación económica- social, por su condición "racial" o debido a una deficiente estimulación escolar, pues es precisamente la institución escolar la que debe velar por el establecimiento del sentimiento de laboriosidad.
Búsqueda de Identidad vs. Difusión de Identidad
(desde los 13 hasta los 21 años aproximadamente).
Se experimenta búsqueda de identidad y una crisis de identidad, que reavivará los conflictos en cada una de las etapas anteriores; los padres de los adolescentes se verán enfrentando situaciones nuevas que serán un nuevo reto para su misión orientadora. Son características de identidad del adolescente: La Perspectiva Temporal, orientación en el tiempo y en el espacio La Seguridad en Sí Mismo La Experimentación con el Rol, énfasis en la acción El Aprendizaje interés por el contacto con el medio ambiente y una estrategia del aprendizaje vital. Polarización Sexual: Adecuado grado de desarrollo del propio interés sexual. Liderazgo y Adhesión: Adecuada integración al grupo de "pares". El Compromiso Ideológico, orientación valorativa y participación en el ambiente.
Intimidad frente a aislamiento
(desde los 21 hasta los 40 años aproximadamente).
La intimidad supone la posibilidad de estar cerca de otros ya que posees un sentimiento de saber quién eres, no tienes miedo a “perderte” a ti mismo, como presentan muchos adolescentes el joven adulto ya no tiene que probarse a sí mismo. A esta dificultad se añade que nuestra sociedad tampoco ha hecho mucho por los adultos jóvenes la tendencia maladaptativa que Erikson llama promiscuidad, se refiere particularmente a volverse demasiado abierto, muy fácilmente, sin apenas esfuerzo y sin ninguna profundidad o respeto por tu intimidad. Esta tendencia se puede dar tanto con tu amante, como con tus amigos, compañeros y vecinos.
Generatividad frente a estancamiento
(desde los 40 hasta los 60 años aproximadamente).
Periodo dedicado a la crianza de los niños la tarea fundamental aquí es lograr un equilibrio apropiado entre la productividad y el estancamiento la productividad es una extensión del amor hacia el futuro. Tiene que ver con una preocupación sobre la siguiente generación y todas las demás futuras: teniendo y criando los hijos, la enseñanza, la escritura, la inventiva, las ciencias y las artes, el activismo social complementan la tarea de productividad. En definitiva, cualquier cosa que llene esa “vieja necesidad de ser necesitado”, el estancamiento, por otro lado, es la “auto-absorción”; cuidar de nadie personas tratan de ser tan productivas que llega un momento en que no se pueden permitir nada de tiempo para sí mismos, para relajarse y descansar. Al final, estas personas tampoco logran contribuir algo a la sociedad. Esta es la etapa de la “crisis de la mediana edad” se pregunta “¿Qué estoy haciendo aquí?”.
Integridad frente a desesperación
(desde aproximadamente los 60 años hasta la muerte). Esta última etapa, la delicada adultez tardía o madurez la tarea primordial aquí es lograr una integridad con un mínimo de desesperanza Primero ocurre un distanciamiento social, desde un sentimiento de inutilidad existe un sentido de inutilidad biológica, debido a que el cuerpo ya no responde como antes, junto a las enfermedades, aparecen las preocupaciones relativas a la muerte. Los amigos mueren; los familiares también parece que todos debemos sentirnos desesperanzados; como respuesta a esta desesperanza, algunos mayores se empiezan a preocupar con el pasado.
La integridad yoica significa llegar a los términos de tu vida, y por tanto, llegar a los términos del final de tu vida. La tendencia mal adaptativa es llamada presunción. Cuando la persona “presume” de una integridad yoica sin afrontar de hecho las dificultades de la senectud.
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Cómo sintetizar la palabra “oración”?
Orar es recoger el corazón y reconocerse pecador: “reconozco mi pecado” (Sal 50). Es un don: “Si conocieras el don de Dios” (Jn 4, 10). Es también una comunión entre tu y Dios que te creó a su “imagen y semejanza” (Gn 1, 26). La oración es mirar con la fe, como Pablo: “caminamos en la fe” (2 Cor 5, 7). O como decía el santo cura de Ars cuando oraba ante el sagrario: “Yo le miro y Él me mira”. Es una atenta escucha a la palabra de Dios que se traduce en hacer su voluntad. Como las brasas que, cubiertas de ceniza, basta un vientecillo para avivarlas y producir calor.
En la oración somos como la arcilla que poco a poco moldea el alfarero con sus manos, o como un pedazo de mármol que el escultor esculpe para sacar una hermosa talla. Así también déjate trasformar por Él, pues del polvo te formó y con su aliento te dio la vida. ¡Qué no hará contigo el Maestro del escultor y del alfarero! “Antes de haberte formado yo en el seno materno, te conocía, y antes que nacieses, te ame” (Cf. Jer 1, 5).
Considérate como peregrino de este mundo y como deudor de todo cuanto tienes. “Los campos de cierto hombre rico dieron mucho fruto…y se dijo: ¿Qué haré?, pues no tengo donde reunir mi cosecha...Voy a demoler mis graneros y edificaré otros más grandes y reuniré allí todo mi trigo y mis bienes y diré a mi alma: Alma, tienes mucho…Pero Dios le dijo: ¡Necio! Esta misma noche te reclamarán el alma; las cosas que preparaste, ¿para quién serán? (Cf. Lc 12, 16-20). Todas tus necesidades, trabajos y dificultades ponlos en las manos de Dios y confía en la esperanza que Él proveerá los medios que Él quiera y como quiera para Ti.
Pero también existen enemigos:
El enemigo de la oración son las cosas mundanas. La serpiente poco a poco va seduciendo al hombre presentándole las riquezas, el poder y el placer. Cristo resistió orando largos días en el desierto. Adán y Eva sucumbieron por dialogar con la serpiente y perdieron de vista su fin: que fueron creados por Dios y para amar a Dios. Ellos aceptaron lo que Cristo rechazó con tenacidad y amor a su Padre y a su misión: la “gloria” mundana.
¿Cuántos mueren y sufren, y a ti Dios te permite vivir hoy para que le mires a Él? ¿Dónde estás? (Gn 3, 9). Una vez más es la iniciativa de Dios que sale a tu encuentro a pesar de tu infidelidad. El hombre responde: “Te oí andar por el jardín y tuve miedo porque estoy desnudo; por eso me escondí” (Gn 3, 10). Dios no quiere tu lejanía sino procura tu cercanía. Sale a tu encuentro para que le veas “cara a cara” (Gn 32, 31). “Por eso te ha dado el entendimiento para que le conozcas, la memoria para que te acuerdes de Él, la voluntad para que le ames, la imaginación para que tengas presente sus beneficios, los ojos para que veas la maravillas de sus obras, la lengua para que le alabes, y así todas la facultades” (Vida devota, san Francisco de Sales)
Bien sabes que en este mundo y en esta vida no hay alma que pueda vivir segura. Las grandes pasarelas de luces y colores brillan modelando por las calles sus atrevidos escaparates de lujosas marcas, que provocan la lujuria, la envidia, la avaricia y lo que es más doloroso, la lejanía de tu creador: “DIOS”. El hombre egoísta no es más que un maniquí ambulante para los demás. Lo grande y hermosa que es tu alma queda ignorada, nada que ver con lo putrefacto y pasajero del mundo, visto en su realidad más llana. Su grandeza (del alma) es su silencio interior y su hermosura jamás pasa de moda: es el amor de Dios que la mantiene siempre bella. Mientras lo banal dura lo que dura la moda, el alma dura lo que dura la eternidad de Dios.
Atrévete a rezar
Cristo es exigente. No te pide paz cuando te pide estar en pie de guerra “He venido a arrojar un fuego sobre la tierra y ¡cuánto desearía que ya estuviera ardiendo!” (Lc 12, 49). No te pide poner una mejilla sino también la otra: “al que te abofetee en la mejilla derecha ofrécele también la otra” (Mt 5,39). No quiere tu vida mediocre sino una vida de perfección “sed perfectos como es perfecto vuestro Padre celestial” (Mt 5, 48). Y si tienes el coraje de seguirle, existe una condición: toma tu cruz y síguele en primera fila “El que no toma su cruz y me sigue detrás no es digno de mí” (Mt 10, 38). Te pide rezar por tus enemigos y amarlos: “Pues yo os digo: Amad a vuestros enemigos y rogad por los que os persigan” (Mt 5, 44). Recuerda que ¡Él dio la suya por ti! “Nadie tiene mayor amor que el que da su vida por sus amigos” (Jn 15, 13). El desprendimiento y la renuncia como prueba de esta amistad: “Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber...” (Mt 25, 35 ss). En definitiva Cristo quiere que le acompañes en las buenas y en las malas en el otro lado de la cruz.
Cristo oraba confiado en las manos de su Padre. Las cosas que nos pasan son diferentes si dejamos que Dios invada nuestra oración para encontrar el camino seguro. El silencio, la confianza y la decisión son actitudes para encontrarse con Dios que “me amó y se entregó a sí mismo por mí” (Gal 2, 20). El silencio es la luz del alma donde podrás ver y escuchar a Dios. Cristo es la luz, el sol que te ayuda a admirar la majestuosidad de la creación hecha desde la eternidad por Él, que se hace hombre para ser tu luz. Tu oración será una admiración por la belleza y bondad de Dios; podrás contemplar y adorar la admirable obra de sus manos y finalmente te conducirá a la acción, habiendo quedado sorprendido y estupefacto de quién es Dios. Su amor te tiene que lanzar con más ímpetu y donación a buscarle sólo a Él, sobre todas las cosas, cumpliendo el primer mandamiento: “amar a Dios con toda tu alma, con toda tu mente y con todo tu corazón y a tu prójimo de la misma manera.” (Cf. Mc 12, 30-31).
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Como señala Miguel Angel Martí, a veces parece como si sólo existieran dos tipos de personas. Unas que se supervaloran, cayendo así en actitudes más o menos engreídas o prepotentes. Y otras -que son quizá las menos-, que se infravaloran, que únicamente son capaces de ver en su personalidad los aspectos negativos y las deficiencias. Y su relación con ellos mismos es intrapunitiva, se sienten culpables de todos sus fracasos, aunque éstos se deban a factores externos, y esto les lleva a una cruel inseguridad, y a valorar siempre más la opinión de los otros que la suya propia. Son personas que, en casos extremos, pueden terminar necesitando ayuda médica para entablar con los demás unas relaciones de igualdad y sentir un mínimo de afecto por ellas mismas.
La falta de autoestima, además, suele conducir a un círculo vicioso de actitudes mentales negativas. Puede comenzar pensando, por ejemplo, que no será capaz de alcanzar una meta que se ha propuesto, porque tiene la impresión de que rara vez logra lo que se propone. Se encamina hacia ella con talante gris y mortecino, tarde y sin entusiasmo, con más miedo al fracaso que afán de lograr el éxito. Si luego las cosas no salen -y no suelen salir cuando se acometen así-, la experiencia, una vez más, vuelve a reforzar el juicio negativo anterior: de nuevo se ha demostrado que no valgo, que he fallado y que seguiré igual en el futuro.
Un correcto sentido de autoestima debe estar presente en todo proceso educativo, tanto familiar como escolar, y resulta fundamental para la propia maduración psicológica y para formar el carácter. Cuando la persona aprende a respetarse a sí misma, y a no compararse dañosa e inútilmente con los demás, tiene entonces mayor facilidad para tomar conciencia de su propia singularidad y dignidad. Es decisivo comprender que cada ser humano posee unas virtualidades propias que sólo él mismo -con la ayuda que sea necesaria- puede llegar a hacer rendir, proponiéndose proyectos y metas a las que se siente llamado y que llenarán de contenido su existencia.
El fomento de la autoestima no debe llevar, bajo ningún concepto, a promover un modelo de personalidad narcisista. La autoestima es un sensato y equilibrado afecto por uno mismo, que no tiene por qué conducir al egoísmo ni a la vanidad. La autoestima es respeto a la propia persona, convicción de que cada uno es portador de una alta dignidad como hombre, comprensión profunda de que cada ser humano es irrepetible, llamado a realizar en el mundo una tarea que dará sentido a su vida y que nadie puede hacer por él.
¿Son compatibles autoestima y humildad? Para muchas personas parecen valores difíciles de conciliar, quizá porque en su interior piensan que la humildad es algo tan simple como tener una mala opinión acerca de los propios valores y talentos. Pero la verdadera humildad no es eso, ni es tampoco una absurda simulación de falta de cualidades, pues la humildad no puede violentar la verdad, no está en exaltarse ni en infravalorarse, sino que va unida al conocimiento propio, a la sinceridad, la sencillez y la naturalidad.
Muchos afirman que las personas de mucho talento tienen más fácil caer en la vanidad o la egolatría. Sin embargo, tengo la impresión de que las actitudes vanidosas o ególatras no son cuestión de mucho o poco talento, sino que son más bien un problema de virtud, de educación, de sentido común. Es más, podría incluso decirse que las actitudes engreídas revelan, en cierta manera, poca cabeza: porque todo ese tórrido presumir de talentos que uno ha recibido sin ningún mérito propio es bastante ridículo y carente de sentido, y quizá venga a demostrar más bien que todo ese supuesto talento es bastante escaso.
Tal vez el hecho de que en el mundo abunden los ególatras sea la causa de que se insista tan poco desde los distintos ámbitos de la educación en la necesidad que tiene el hombre de ser educado en un sensato principio de autoestima.
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Atención a individuos que experimentan atracción por el mismo sexo
Es muy importante que cada católico que sienta atracción por el mismo sexo, sepa que hay esperanza, y que puede encontrar ayuda. Desgraciadamente esta ayuda no es fácil de encontrar en todas partes. Grupos de apoyo, terapeutas y directores espirituales que apoyen sin vacilaciones la enseñanza de la Iglesia son componentes esenciales de la ayuda que es necesaria. Puesto que las nociones sobre sexualidad en nuestro país son tan variadas, los pacientes que soliciten ayuda tienen que tener mucho cuidado que el grupo, o el consejero apoye los imperativos morales de la Iglesia Católica. Uno de los grupos Católicos de apoyo mejor conocidos es una organización llamada Courage (Coraje, vease el apéndice) y la organización afiliada, Estímulo (Hay un juego de palabras, ´Courage´ y "Encourage´) Si bien cualquier intento de enseñar lo pecaminoso que es la conducta homosexual ilícita puede ser recibida con acusaciones de ´homofobia´, la realidad es que Cristo llama a todos a la castidad, de acuerdo a la condición de vida de cada uno. El deseo de la Iglesia de ayudar a todo el mundo a vivir castamente no es una condenación de aquellos que encuentra la castidad difícil, sino más bien la respuesta llena de compasión de una Iglesia que trata de imitar a Cristo, el Buen Pastor.
Es esencial que todo Católico que sienta atracción por el mismo sexo encuentre acceso fácil a grupos de apoyo, terapeutas y Directores espirituales que apoyen en forma inequívoca las enseñanzas de la Iglesia y estén preparados para ofrecer ayuda de la más alta calidad. En muchas partes los únicos grupos de apoyo están dirigidos por Evangélicos o por gente que rechaza las enseñanzas de la Iglesia. El que la comunidad Católica no proporcione ayuda para las necesidades de esta población es un defecto grave, que no debe permitirse que continúe. Es especialmente trágico que Courage, que bajo la dirección del Fr. John Harvey ha desarrollado una red auténticamente Católica y excelente de grupos de apoyo, no esté disponible en todas las diocesis y ciudades importantes.
Informes anecdóticos de individuos u organizaciones, bajo auspicios Católicos o directamente asociada con la Iglesia Católica, que aconsejan a personas con atracción por el mismo sexo que practiquen fidelidad en sus relaciones con personas del mismo sexo, en lugar de la castidad de acuerdo a su situación en la vida, debieran causar preocupación Es muy importante que los consejeros relacionados con la Iglesia, o los grupos de apoyo, tengan muy en claro la naturaleza y origen de la atracción por el mismo sexo. Esta condición no es genética o determinada biológicamente. Esta condición no es inmutable. Es un engaño el aconsejar a individuos que experimentan atracción por el mismo sexo que sea aceptable hacer vida sexual siempre que los actos sexuales se desarrollen dentro del contexto de una relación fiel. Las enseñanzas de la Iglesia Católica sobre moral sexual son claras en forma explícita y no admiten excepciones. Los Católicos tienen derecho a saber la verdad y los que trabajan con o para instituciones Católicas tienen la obligación de presentar claramente tal verdad.
Algunos clérigos, tal vez porque creen, erróneamente, que la atracción por personas del mismo sexo es genética e inmutable, han estimulado a individuos que experimentan atracción por el mismo sexo que se identifiquen con la comunidad homosexual, proclamando públicamente el ser ´gay´ o lesbiana, pero vivir la castidad en su vida personal. Hay varias razones por la cuales es este una conducta equivocada:
Se basa en una idea errónea que la atracción por el mismo sexo es un aspecto inmutable del individuo y decorazona a las personas de buscar ayuda;
La comunidad ´gay´ promueve una ética de conducta sexual que es antitética a las enseñanzas de la Iglesia Católica sobre sexualidad, y no oculta su deseo de eliminar la ´erotofobia´ y el ´heterosexualismo´. Sencillamente, no hay manera que se puedan reconciliar las posiciones de los personeros de la comunidad ´gay´ con las de la Iglesia Católica;
Coloca a personas que son fáciles de tentar en lugares que deben ser considerados como ocasión próxima de pecado;
Crea una falsa esperanza de que la Iglesia pueda cambiar eventualmente su enseñanza de moral sexual.
Los católicos tienen que tratar de ayudar a personas que experimentan atracción por el mismo sexo, a aquellos que están activamente envueltos en actos homosexuales, y particularmente a aquellos que están afectados por enfermedades de transmisión sexual, con amor, esperanza y un mensaje auténtico, y sin compromisos, de liberación del pecado por Jesucristo.
El papel del Sacerdote
Es de importancia primordial que los sacerdotes, cuando encuentren feligreses con problemas de atracción por el mismo sexo, que tengan acceso a información sólida y a recursos auténticamente beneficiosos. El sacerdote, sin embargo, tienen que hacer algo más que simplemente referirlo a otras agencias (Véase Courage y Encourage en el apéndice). El está en una posición única para proporcionar ayuda espiritual específica a aquellos que experimentan atracción por el mismo sexo. Debe, por supuesto, ser muy delicado con los sentimientos muy intensos de inseguridad, culpa, vergüenza, rabia, frustración, depresión y aún temor en esos individuos. Pero esto no significa que no deba hablar claramente sobre las enseñanzas de la Iglesia (Véase CIC n.2357-2359), la necesidad de perdón y curación en la Confesión, la necesidad de evitar las ocasiones de pecado, y la necesidad de una vida de oración viva. Un número de terapeutas creen que la fe religiosa juega un papel esencial en la recuperación de la atracción por personas del mismo sexo y la adicción sexual.
Cuando un individuo confiesa atracción por el mismo sexo, fantasías o actos homosexuales, el sacerdote debiera saber que ellos son frecuentemente manifestaciones de traumatismos de la infancia o adolescencia, abuso sexual en la niñez, o necesidades infantiles no satisfechas de amor y afirmación, de parte del padre del mismo sexo. A menos que estos problemas subyacentes sean resueltos, el individuo puede encontrar que vuelven las tentaciones, lo que puede hacerlo caer en la desesperación. Aquellos que rechazan las enseñanzas de la Iglesia y estimulan a las personas con atracción por el mismo sexo, a que entren en las así llamadas "uniones homosexuales amorosas estables" no comprenden que tales arreglos no pueden resolver los problemas subyacentes. Al mismo tiempo que se estimule la terapia y el ingreso a los grupos de apoyo, el sacerdote debiera recordar que a través de los sacramentos, puede ayudar a los penitentes no sólo a resolver el pecado, sino también las causas de la atracción por el mismo sexo.
La lista siguiente, si bien no es exhaustiva, ilustra algunas de las maneras cómo puede el sacerdote ayudar a los individuos que con estos problemas, se acercan al Sacramento de Reconciliación:
a) Las personas que experimentan atracción por el mismo sexo, o se confiesan de pecados en esta área, casi siempre tienen una carga de profundo dolor emocional, pena y resentimiento contra aquellos que los han rechazado, descuidado o herido, incluyendo sus padres, sus iguales y los que los hayan molestado sexualmente. Ayudándolos a perdonar puede ser el primer paso hacia la curación. (Fitzgibbons 1999-103)
b) Individuos que experimentan atracción por los del mismo sexo a menudo cuentan una larga historia de experiencias sexuales tempranas, y traumatismos sexuales. (Doll 1992-104) Es más probable que personas homosexuales activas se hayan visto envueltas en formas extremas de actividad sexual con otra persona a edad muy temprana. (S ephan 1973-105; Bell 1981-106) Muchos no le han contado a nadie sobre estas experiencias (Johnson 1985-107) y llevan encima tremendo sentimiento de culpa y vergüenza. En algunos casos, aquellos que fueron abusados sexualmente se sienten culpables porque reaccionaron al trauma con comportamiento sexual. El sacerdote puede preguntar delicadamente sobre experiencias tempranas, asegurándoles que sus pecados son perdonados, y ayudándolos a encontrar liberación al perdonar a los otros.
Individuos envueltos en actividad homosexual pueden sufrir también de adicción sexual (Saghir 1973-108; Beitchman 1991-109; Goode 1977-110). Aquellos que se envuelven en actividad homosexual se han envuelto también en formas extremas de conducta sexual o han recibido dinero por sexo. (Saghir 1973-111) La adicción no es fácil de superar, recurrir frecuentemente a la confesión puede ser el primer paso hacia la liberación. El sacerdote debiera recordar al penitente que aún los casos más extremos de pecados en esta área pueden ser perdonados, alentándolos a resistir la desesperación y a perseverar, y al mismo tiempo sugerir algún grupo de apoyo que sirva para controlar la adicción.
Personas con atracción por el propio sexo con frecuencia abusan de alcohol, y de drogas legales e ilegales. (Fifield 1977-112; Saghir 1973-113) Tal abuso puede debilitar la resistencia a las tentaciones sexuales. El sacerdote puede recomendar ingresar a un grupo de apoyo que se preocupe de tales problemas.
Pensamientos de desesperación y de suicidio son también frecuentes en la vida de individuos afectados por atracción por el mismo sexo. (Beitchman 1991-114; Herrell 1999; Fergusson 1999) El sacerdote puede asegurar al penitente que hay muchas razones para esperar que la situación va a cambiar y que Dios los ama y quiere que vivan una vida plena y feliz. Nuevamente, perdonar a los demás puede ayudar mucho.
Personas que experimentan atracción por el mismo sexo pueden sufrir de problemas espirituales tales como envidia (Hurst 1980) o autocompasión. (Van den Aardweg 1969) Es importante que el individuo que experimenta atracción por el mismo sexo, no sea tratado como si las tentaciones sexuales fueran su único problema.
La inmensa mayoría de hombres y mujeres que experimentan atracción por el mismo sexo reportan una pobre relación con sus padres (véanse las notas 17 a 23) El sacerdote, como figura paterna que los quiere y los acepta, puede a través de los sacramentos comenzar la labor de reparar el daño y facilitar una relación curativa con Dios Padre. El sacerdote puede también estimular la devoción a San José.
El sacerdote necesita estar al tanto de la profundidad de la curación que necesitan estas personas que tienen un conflicto muy serio. Tiene que ser una fuente de esperanza para los que desesperan, perdón para los que yerran, fortaleza para los débiles, ánimo para los pusilánimes, a veces una figura de padre amante, para los heridos. En suma, debe ser Jesús para estos hijos amados de Dios que se encuentran en una situación muy difícil. Debe ser pastoralmente sensible, pero también pastoralmente firme, imitando como siempre a un Jesús compasivo que curaba y perdonaba setenta veces siete veces, pero que siempre recordaba, "Vete y no vuelvas a cometer este pecado".
Profesionales médicos católicos
Los pediatras necesitan conocer los síntomas de la Desordenada Identidad de Género (GID- Gender Identity Disorder) y de la antimasculinidad juvenil crónica. Dada la identificación y la intervención tempranas, hay buenas razones para esperar que el problema pueda ser resuelto en forma satisfactoria. (Zucker 1995-115; Newman 1976-116) Mientras que la razón principal para tratar a niños es para aliviar su infelicidad presente (Newman 1976-117; Bradley 1998-118; Bates 1974-119), el tratamiento de la Desordenada Identidad de Género y de la antimasculinidad crónica juvenil puede prevenir el desarrollo de la atracción sexual por el mismo sexo y los problemas asociados con la actividad homosexual en la adolescencia y la edad adulta.
La mayoría de los padres no quieren que su hijo se envuelva en conducta homosexual, pero los padres de niños al riesgo suelen resistir el tratamiento. (Zucker 1995; Newman 1976-120) Si se les informa que el 75% de los niños que muestran síntomas de Desiordenada Identidad de Género y de antimasculinidad juvenil crónica, van, en la ausencia de intervención, a experimentar atracción por su mismo sexo (Bradley 1998) y haciéndoles ver los riesgos asociados con la actividad homosexual (Garafalo 1998-121; Osmond 1994-122; Stall1988b-123; Rotello 1997; Signorille 1997-124) puede ayudar a sobreponerse a su oposición al tratamiento. La cooperación de los padres es extraordinariamente importante para que la intervención temprana pueda tener éxito.
Los pediatras debieran estar familiarizados con la literatura sobre tratamiento. George Rekers ha escrito un número de libros al respecto. (Rekers 1988-125) Zucker y Bradley tienen una revisión extensa de la literatura en su libro Gender Identity Disorder and Psychosexual Problems in Children and Adolescents, (1995) además de numerosos historias de casos y recomendaciones de tratamiento.
Los médicos que encuentren pacientes con enfermedades de transmisión sexual adquiridas por actividad homosexual pueden informar al paciente de que hay terapia disponible psicológica y de grupos de apoyo, y que aproximadamente el 30% de pacientes motivados pueden lograr cambiar su orientación. Y en términos de prevención de enfermedades, otros 30% son capaces de mantenerse célibos o eliminar las actividades de alto riesgo. Debieran también preguntar a estos pacientes por abuso de drogas y alcohol, y recomendar tratamiento cuando sea adecuado, puesto que un número de estudios han correlacionados infecciones con ETS a abuso de drogas. (Mulry 1994-126)
Aún antes del comienzo de la epidemia de SIDA un estudio de hombres que tienen relaciones con hombres encontró que el 63% habían contraído enfermedades de transmisión sexual por la actividad homosexual. (Bell1978-127) A pesar de toda la educación del SIDA, los epidemiólogos predicen que hasta donde podamos ver el futuro, el 50% de los hombres que tengan relaciones con hombres se harán positivos para el VIH. (Hoover 1991; Morris 1994; Rotello 1997-128) Están también expuestos al riesgo de sífilis, gonorrea, hepatitis A,B o C, Virus de Papiloma y un número de otras enfermedades.
Los profesionales de la salud mental debieran familiarizarse con los trabajos de los terapeutas que hayan tratado con éxito a personas que experimenten atracción por el mismo sexo. Debido a que la atracción por el mismo sexo no se debe a una sola causa, distintos individuos pueden necesitar distintas modalidades de tratamiento. Combinando la terapia con participación en un grupo de apoyo y curación espiritual es también una posibilidad que debiera ser considerada.
Profesores en instituciones católicas
Profesores en instituciones Católicas tienen la obligación de defender las enseñanzas de la Iglesia en materias de moral sexual, para contrarrestar la falsa información sobre la atracción por el mismo sexo, y para informar a los adolescentes expuestos al riesgo o envueltos en homosexualidad, que se puede encontrar ayuda. Debieran continuar resistiendo la presión de incluír la educación sobre condones en el currículo para acomodar a los adolescentes homosexualmente activos. Numerosos estudios han encontrado que tal educación es ineficaz para prevenir la transmisión de enfermedades en la población expuesta. (Stall 1988a-129; Calabrese 1987-130; Hoover 1991-131)
Los activistas de derechos de los ´gay´ han insistido que adolescentes al riesgo deben ser puestos en contacto con grupos de apoyo que los ayudarán a ´salir del closet´. No hay ninguna evidencia de que el participar en tales grupos sirva para prevenir las consecuencias negativas a largo plazo asociadas con la actividad homosexual. Tales grupos no estimularán nunca a los adolescentes a evitar el pecado y vivir castamente de acuerdo con su estado en la vida. Los síntomas de Desordenada Identidad de Género y antimasculinidad juvenil crónica en niños hombres debieran ser tomados en serio. Niños expuestos al riesgo, necesitan cuidados especiales, y más aún aquellos que hayan sido víctimas de abuso sexual cuando chicos.
Los educacores también tienen obligación de dejar de embromar y poner en ridículo a niños que no se ajustan a las normas de género. Recursos para educar a los profesores, planes de lecciones y estrategias para combatir las bromas, tienen que crearse y que ser proporcionadas a los profesores en las escuelas Católicas, programas de educación religiosa parroquial (CCD) y en otras instituciones.
Familias católicas
Cuando los padres Católicos descubren que su hijo o su hija esté experimentando attracción por el mismo sexo o estén envueltos en una actividad homosexual, quedan con frecuencia abrumados. Temiendo por la salud del niño, su felicidad y su salvación, los padres con frecuencia se encuentran aliviados cuando se les informa que la atracción por elmismo sexo puede ser tratada y prevenida. Pueden encontrar apoyo de parte de otros padres en Encourage. Y también necesitan ser capaces de compartir su carga con sus amigos cercanos y con la familia.
Los padres debieran ser informados de los síntomas de Desordenada Identidad de Género y de la prevención de problemas de identidad de género, y estimulados a tomar tales síntomas en serio y referir los niños con problemas de identidad de género a profesionales de la salud mental competentes y de moral adecuada.
La Comunidad Católica
Hubo un tiempo, no hace muchos años, cuando el embarazo extramatrimonial y el aborto eran tópicos tabú, y las actitudes hacia las mujeres envueltas eran prejuiciadas y crueles. La legalización del aborto ha forzado a la Iglesia a afrontar este tema y proporcionar un ministerio activo a mujeres que se encuentran con un embarazo ´no deseado´ y también a las mujeres que sufran de traumatismo post-aborto. En pocos años la actitud de diócesis, parroquias individuales y los fieles Católicos se ha visto transformada, y hoy la caridad Cristiana es la norma y no la excepción. De la misma manera tienen que transformarse las actitudes con respecto la atracción por el mismo sexo, siempre que cada institución Católica haga lo que le corresponde.
Aquellos que experimentan atracción por el mismo sexo, aquellos que estén envueltos en conducta homosexual, y sus familias, con frecuencia sienten que están siendo excluídos de la preocupación caritativa de la comunidad Católica. Ofrecer oraciones por las personas que experimentan atracción por su propio sexo y sus familias, como parte de las intenciones durante la misa es una de las maneras de hacerles saber que la comunidad se preocupa de ellos.
Los miembros de los medios de información católicos necesitan estar informados sobre la atracción del mismo sexo, las enseñanzas de la Iglesia, y los recursos para prevenirla y tratarla. Panfletos y otros recursos que articulen claramente la doctrina de la Iglesia y proporcionen información sobre los recursos para aquellos que tengan necesidades en esta materia, debieran ser impresos y colocados en los casilleros para libros y panfletos en muchas parroquias.
Cuando un miembro de los medios de comunicación Católico, un profesor en una institución católica,o un cura, de información errada sobre la doctrina de la Iglesia o de la impresión de que la atracción homosexual es determinada genéticamente e inmutable, los laicos pueden ofrecerle información para corregir tales errores.
Los Obispos
La Asociación Médica Católica reconoce la responsabilidad que el Obispo Diocesano tiene de supervisar la enseñanza de la doctrina correcta en su Diócesis. Esto, sin duda, incluye instrucciones claras sobre la naturaleza y propósito de las relaciones sexuales entre las personas, y lo pecaminoso de las relaciones inadecuadas. La Catholic Medical Association espera poder trabajar con los Obispos y sacerdotes en ayudar a establecer grupos de apoyo apropiados y modelos de terapia para aquellos que tratan de superar la atracción homosexual. Si bien encontramos Courage y Encourage como muy útiles y valiosos, y los apoyamos activamente, estamos seguros de que hay otras maneras de proporcionar ayuda, y estamos dispuestos a trabajar con cualquier programa apropiado desde un punto de vista psicológico, espiritual y moral.
Esperanza
Jeffrey Satinover , Doctor en Medicina y Filosofía ha escrito de su amplia experiencia con pacientes que sufren de atracción homosexual:
"He tenido la gran suerte de haber encontrado a mucha gente que ha logrado salir del ambiente homosexual de vida. Cuando veo las dificultades que han encontrado, el coraje que han demostrado, no solo al encontrar esas dificultadies, sino al confrontar una cultura que usa todos los medios para negarle la validez de sus valores, metas y experiencias, me muevo a la admiración… Son estas personas —previamente homosexuales, y todos aquellos que están luchando en este momento en América y en el extranjero— que me parecen un modelo de todo lo que hay de bueno y posible en un mundo que toma el corazón humano, y al Dios de ese corazón, muy en serio. En mis exploraciones en el mundo del psicoanálisis, la psicoterapia y la psiquiatría, nunca antes he visto curaciones tan profundas." (Satinover 1996)
Los que quieren librarse de la atracción homosexual frecuentemente se vuelven en primer lugar hacia la Iglesia. La Asociación Médica Católica quiere estar segura de que encontrarán la ayuda y la esperanza que buscan. Hay muchas razones para esperar que todos los que experimenten atracción homosexual y que busquen ayuda de la Iglesia, puedan verse libres de la actividad homosexual y muchos puedan encontrar aún más, pero vendrán sólo si encuentran amor en nuestras palabras y obras.
Si los profesionales de la salud Católicos no han sido capaces en el pasado de satisfacer las necesidades de esta población, y fallado en trabajar activamente para desarrollar prevención efectiva y terapias de tratamiento, o hayamos fallado en tratar a las personas que tienen estos problemas con el respeto debido a cada persona, les pedimos disculpas.
La Asociación Médica Católica reconoce que los profesionales de la salud mental tienen un deber especial en esta área y espera que este documento pueda ayudarlos a satisfacer ese deber de acuerdo a los principios de la Iglesia Católica.
Las investigaciones citadas en este trabajo provienen de una gran variedad de fuentes. En la mayoría de los casos muchas otras fuentes podrían haberse citado.
Debiera también indicarse que muchos de los autores citados no aceptan las enseñanzas de la Iglesia sobre la naturaleza intrínsecamente desordenada de los actos homosexuales. No se ha hecho esfuerzos por distinguir entre aquellos que están de acuerdo y los que no, ya que los que favorecen la prevención y el tratamiento y aquellos que defienden las terapias de apoyo a la homosexualidad presentan evidencias y material de estudio esencialmente consistentes, y difieren solamente en sus interpretaciones y la importancia de la evidencia presentada.
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