Amar a Dios y sus bendiciones


Amar a Dios y sus bendiciones.
¿Cómo amar a Dios más allá de las bendiciones?

“Miro todas las cosas como una pérdida, a causa de la excelencia del conocimiento de Jesús mi Señor, por el cual he renunciado a todo, y las miro como barro con tal de ganar a Cristo” (Filipenses 3,4-8).

Aunque autónomo desde 67 años antes de Jesucristo por los Romanos, Tarso tiene más de 2000 años de historia en el momento del nacimiento del apóstol Pablo. Es una ciudad privilegiada, conocida por su filosofía, su arte, su industria de lino y por haber desarrollado su propia clase de intelectuales.


Nacido en medio de una familia acomodada, Pedro creció en esta ciudad de múltiples facetas. Los Hechos de los Apóstoles 22,27 muestra que Pablo es romano de nacimiento y ciertamente su padre le transmitió esta ciudadanía. Más importante que esta ciudadanía romana, es su trasfondo hebreo, judío, fariseo y de un celo excesivo (Filipenses 3,6).

El apóstol se instruyó a los pies de Gamaliel en la escuela de Hillel, una de las más prestigiosas de su época; recibió igualmente enseñanza del mejor profesor de teología de la región. En pocas palabras, Pablo nació en una ciudad universitaria, en medio de un hogar acomodado. Además, posee la doble nacionalidad, hebreo nacido de Hebreos, y habla tres lenguas: Hebreo, Arameo, Griego y quizá el Latín.

A pesar de todas estas bendiciones, Pablo dirá con fuerte convicción: “ Cristo es mi vida, y la muerte es una “ganancia” (Filipenses 1,21). No dice que las ganancias o bendiciones logradas sean barro, sino que l son comparadas con el conocimiento de Cristo, estas ganancias son parecidas al barro.

Aprende a mar a Dios más allá de las bendiciones. Como Pablo, pon tu fuerza en Dios, tu esperanza debe encontrarse sólo en él. ¡Cuánta gente desea las riquezas de este mundo más que la presencia de Dios. La Biblia te dice que te no amontones tesoros en el cielo y no aquí (Mateo 6,19).


Oración para hoy: Señor Jesús, mi esperanza está en ti pues cuando comparo todas mis ganancias a la luz de tu conocimiento, todo se convierte en pálido. Jesús, enséñame a amarte por encima de los bienes terrenos. Amén.

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