La nueva Etica Mundial


Gramsci, sexualidad y el Nuevo Orden Mundial

Lucrecia Riego de Planas

Es una parte importantísima en el camino hacia la falta de fe y que forma parte de la estrategia dictada por Antonio Gramsci: destruir a la familia para erradicar de la vida del hombre sus creencias y tradiciones sagradas.

Esta destrucción familiar para acabar con los criterios cristianos les interesaba a muchas personas, no sólo a los comunistas. A ella se sumaban intereses racistas, comerciales y económicos de muchas personas, que incluían algunos grupos judíos y masones… entre muchos otros. Por eso, el apoyo económico a la estrategia fue inmenso.


Si tratamos de imaginarnos una familia verdaderamente destruida, terriblemente destruida, completamente destruida, podríamos imaginar a una en la que los esposos se lastiman, se engañan y se separan; una familia en la que las madres abandonan a sus hijos, o tal vez, una en la que las mamás matan a sus pequeños y éstos matan a sus padres enfermos.

Suena algo terrorífico, pero… eso era lo que buscaba Gramsci.

Era un reto grande:

¿Cómo hacer para que familias latinas, sólidas, unidas, aferradas a sus creencias, tradiciones y valores cristianos y familiares se desintegraran?

No podían sacar de repente anuncios que dijeran: "Maridos, abandonen a sus mujeres; mamás, maten a sus hijos; nietos, maten a sus abuelos". Nadie les hubiera hecho caso.

Así que se preguntaron: "¿qué es lo más sagrado en la familia, lo que más aprecian estas familias conservadoras?". Los hijos, fue la respuesta. "Arremetamos contra ellos y convenzámoslas de que tener un hijo es lo peor que les puede suceder. Después de eso, el resto será fácil".

Usaron dos estrategias: una, disfrazada de ciencia, para llegar al ámbito económico y de las empresas, que desarrolló Malthus con su teoría demográfica de la sobrepoblación y la carestía: "Si la población sigue creciendo, no habrá alimentos suficientes para todos".

Aunque era totalmente ridícula, porque la historia del mundo económico demuestra lo contrario, la propagaron por todos los medios, con fotografías desgarradoras y gráficas llamativas, de manera que pareciera la pura verdad. Y el mundo… se lo creyó. Ahora vemos las consecuencias en las poblaciones envejecidas de Europa.

La otra estrategia fue una campaña publicitaria dirigida directamente a cambiar la mente del pueblo, en el que ya existía un gran interés por tener cosas materiales. La campaña consistía en un solo mensaje aparentemente aceptable y poco dañino, que decía así: "La familia pequeña vive mejor".

Cualquiera que analice la frase racionalmente, un solo segundo, se dará cuenta de que es mentira, pues todos conocemos familias grandes y pequeñas que viven bien y también conocemos familias grandes y pequeñas que viven fatal. Así que nada que ver con la verdad. Pero nos la repitieron tanto, tanto, tanto, tanto… durante tantos, tantos, tantos años (más de 20), que nos la creímos.

La frase aparentemente nada dañina, tenía dos fines muy bien planeados:

1) Que la gente relacionara e igualara "vivir mejor" con "tener más cosas", de esa manera el hombre olvidaría que "vivir bien" significó algún día "portarse bien", "ser bueno".

2) Que la gente empezara a ver a los hijos como los enemigos del bienestar.

Con esto, el hijo dejó de ser un don maravilloso de Dios y pasó a convertirse, en la mente de las personas, en el enemigo potencial del bienestar familiar.

Como la gente olvidó que "vivir bien" tenía mucho que ver con "ser bueno", las virtudes y valores familiares pasaron a un segundo plano casi olvidado (exactamente lo que buscaba la estrategia de Gramsci) y fueron sustituidas por el "si quiero vivir bien, debo tener pocos hijos para poder tener más cosas".

Por supuesto, la industria de los anticonceptivos y todos los vendedores de "cosas", de cualquier cosa que pudieran comprar las familias, apoyaron felices esta iniciativa. Significaba mucho, mucho, mucho dinero para ellos. A un cristiano convencido de sus valores difícilmente le puedes vender algo que no necesite, pues sabe del recto uso de las creaturas. Tal vez te lo compre por hacerte el favor, pero nada más.

En cambio, a alguien que ha puesto el materialismo por encima de los valores cristianos, le puedes vender… lo que quieras. Por eso recibió tanto apoyo esta estrategia. Pero todavía no lograban destruir a la familia (sólo la habían hecho chiquita), así que completaron la con una segunda campaña, que sonaba casi igual que la anterior.

De nuevo, una frase solamente, repetida millones de veces por todos los medios y durante mucho tiempo: "Pocos hijos para darles mucho".

Esta segunda campaña, que duró otros 20 años, además de reforzar las ideas de la primera (el hijo como enemigo y el cambio de los valores por el materialismo), trajo como consecuencia una generación de padres que se sintieron obligados a "darles mucho" a sus hijos únicos (todo lo que pidieran) para compensar la falta de hermanos.

Y así crecieron estos niños, egoístas, demandantes y exigentes, acostumbrados a dar nada y recibir mucho (todo lo que quisieran). Ahora estos niños ya son adultos y se están casando con niñas de la misma generación, igual de egoístas, demandantes y exigentes, que no saben dar y se sienten con derecho a recibir mucho (todo lo que se les antoje).

El resultado, ya lo estamos viendo: matrimonios que duran uno o dos años, cuando mucho. Una verdadera epidemia de divorcios. Gramsci era muy listo, sin duda.

Otra consecuencia que trajo esta segunda campaña de los pocos hijos, fue una generación de mamás que se quedaron sin nada qué hacer cuando sus hijos únicos crecieron. Mujeres de 40 años que se encontraron un día con que lo único que tenían que hacer, a falta de otros hijos a quien entregarse, era pensar en ellas mismas, en su autorrealización.

No sólo ésta es la causa, pero sí es una de las raíces del feminismo radical: mujeres cuarentonas que se sienten oprimidas (porque no tienen en quién pensar) y desean liberarse (de su soledad y falta de actividad) para realizarse. En esta generación encuentran una tierra fertilísima el físico culturismo, las cirugías estéticas, los cursos de auto superación y todas las corrientes del New Age que promueven, ante todo, el sentirse bien con uno mismo.

El resultado… miles de mujeres que abandonan sus hogares para "estar bien consigo mismas". Otro triunfo de la estrategia de Gramsci.

Y bueno, ¿a quién se le antoja llegar a una casa en donde sólo vive una señora, operada de pies a cabeza, que vive de apio y agua, habla del ying y el yang, y que sólo piensa en sí misma? A nadie. Creo.

Esta generación de esposos, hombres, significó un mercado hermoso para las industrias de la pornografía y la prostitución. El adulterio… sí… una medalla más para Gramsci.

Una vez que la mente del pueblo aceptó la separación de la sexualidad y la fecundidad, la aceptación de lo demás ya viene por sí sola: de la anticoncepción vienen luego las relaciones sexuales antes y fuera del matrimonio y, ¿por qué no?, la homosexualidad. Si una cosa se vale, la otra también.

Y… una vez que la mente del pueblo aceptó que el hijo es el enemigo del bienestar, entenderá fácil que no sólo hay que evitarlos, sino que también hay que matarlos cuando no los deseamos. El aborto: mamás que matan a sus hijos… corona de laureles para Gramsci.

Aún hay más: si el niño por nacer significa un estorbo para el bienestar, mucho más lo será un anciano, un enfermo o un niño deforme. Eugenesia, selección de embriones y eutanasia: mamás que matan a algunos hijos y se quedan sólo con los sanos y nietos que matan a sus abuelos enfermos… Gramsci, te mereces un aplauso, has destruido a la familia cristiana.

Ahora sí, con la "Revolución sexual", la sociedad latina está lista para la toma de la sociedad política, la fuerza coercitiva. Hay leyes que aprueben todo lo anterior: divorcio, anticoncepción (salud reproductiva), homosexualidad (ideología de género), concubinato, aborto, eugenesia y eutanasia.

Adelante Gramsci, la mesa está puesta para ti, cuando se cumplen 70 años de tu muerte.

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Educar con espíritu deportivo


La curiosa selección de futbol del Vaticano
Jorge Enrique Mújica

EFE es una agencia de noticias de origen español. El 7 de octubre de 2010 ofrecía uno de sus servicios de prensa con el siguiente titular: “La selección del Vaticano saldrá al campo con Trappatoni como entrenador”.

El párrafo de entrada afirma que el Vaticano “verá hacerse realidad uno de sus deseos terrenales, tener su propia selección de fútbol”. Ya en el texto se vuelve a reafirmar que “La selección vaticana saldrá al campo por primera vez el 23 de octubre, en un centro deportivo de Roma, contra un combinado de la Guardia de Finanza (la policía financiera italiana)”.

Incluso con limitados conocimientos de futbol se puede llegar a comprobar la verdad de las afirmaciones de EFE. Quizá algún soñador pueda tener la ilusión de una selección vaticana de futbol, basquetbol o volibol como hay otros que pueden anhelar un seleccionado de lucha greco-romana, nado sincronizado, equitación o sumo. Pero de ahí a que una selección de futbol “sea el sueño” de la Santa Sede, hay un abismo.

El despacho de prensa de EFE reconoce que se trata más bien de un partido entre un grupo de seminaristas y algunos policías italianos con el fin de recaudar fondos para Cáritas (organismo de caridad de la Iglesia). Pero también menciona –cita textual– “Se trata de todas maneras del primer paso para la futura creación de una selección de fútbol con la bandera del Estado más pequeño del mundo”.

Hasta donde se sabe, para que una persona sea parte de una selección nacional, debe tener la nacionalidad del país que representa, sea porque nació en él, sea porque la tramitó legalmente y, además, la recibió. Desde hace tiempo la nacionalidad vaticana está restringida y no es hereditaria. Por lo visto este “pequeño” detalle lo olvidó el redactor de la noticia.

Por último, la nota de la agencia EFE dice que “Las máximas estrellas de este campeonato son extranjeras, como demuestra la victoria en las últimas ediciones del "Mater Ecclesiae", el equipo de los Legionarios de Cristo formado en su mayor parte por sacerdotes y seminaristas latinoamericanos”.

Hasta donde se sabe, la Legión de Cristo no maneja equipos de futbol sino que dirige un centro para la formación de seminaristas diocesanos: el Pontificio Colegio Internacional María "Mater Ecclesiae". O quizá lo del equipo de futbol sea parte de la leyenda de los 25 mil millones de dólares que “posee la congregación” y que ahora –podría decir alguno– están siendo invertidos en adquisiciones futbolísticas.

Así las cosas, cuando no hay noticias, parece que hay que inventarlas. Aún a costa del ridículo profesional en materia deportiva y religiosa. Una búsqueda rápida en Google refleja que el despacho equívoco de EFE fue ampliamente replicado en numerosos países. Por lo menos en esta ocasión se trató de una información “simpática” que no dañó a nadie
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Familia y Dolor


Hace unos días, me encontraba en el segundo piso de un hospital en la Ciudad de México en la sala de terapia intensiva. Me habían puesto una bata de tela azul, en la cara llevaba una mascarilla, unos guantes en las manos y otras cubiertas en los zapatos. Recorrí un pasillo largo lleno de cubículos individuales a ambos lados. Dentro de cada uno había personas acostadas conectadas a máquinas, la mayoría dormía. No se bien cuántos de ellos estaban en coma –esperando despertar de su sueño incierto–, ni cuantos de ellos se reponían felizmente de una exitosa operación. No podía detenerme a mirar a cada uno, el guardia que me dirigía iba de prisa para indicarme el cuarto que buscaba. Por fin, el joven se detuvo y me indicó con su dedo el cubículo, y en voz baja me dijo: “aquí esta su padre”. No podía dar crédito a lo que mis ojos estaban viendo: aquel hombre que en su momento era fuerte, robusto, alto, chapeado y siempre alegre, hoy era un cadáver mal herido, al filo de la muerte. Estaba con un catéter que iba del cuello hasta el corazón, sondas en la nariz, en la boca, respirador, suero en los dos brazos y por todo el cuerpo le salían cables conectados a unas máquinas que de manera continua hacían ruidos indicando su estado de vida.

Convicciones admirables

Mientras le veía, pensaba en todo el tiempo que llevábamos luchando a su lado –más de 5 años–. Recordaba cómo habíamos iniciado esta etapa con gran fuerza: toda la familia apoyando y los amigos haciéndose presentes. Pero con el paso de los días, los meses, los años, la rutina y el cansancio tocaron a las puertas de la casa.

La acción entraba cuando teníamos que salir corriendo al hospital o en busca del doctor porque “mi viejo” se nos venía abajo. Tengo que reconocer que en algunos momentos de mayor dificultad, me llegaron a “doler” mis propias convicciones sobre: la dignidad de la persona humana, la defensa de la vida, la lucha contra la eutanasia, la importancia de la alegría en medio del dolor, el papel primordial de la familia acompañando al enfermo, y todo el cariño, la paciencia y los cuidados que merece el enfermo.

En todo este tiempo, puede conocer a varias esposas, hijos, padres que sufrían enormemente porque algún ser querido estaba agonizando o llevaba tiempo sin despertar de su “sueño misterioso”.

Todos somos de carne y hueso

En algunos momentos, ni yo misma me sentía con fuerza para poder animar a estas personas y sembrar un poco de esperanza en su interior. ¿Dónde estaba mi garra? ¿Dónde la fuerza que hasta hacía poco me sostenía y animaba detrás del ordenador respondiendo y elaborando artículos?

Quizá el dolor y la pena eran los sentimientos que más prevalecían en esos momentos. Temía el momento en el cual tuviéramos que recurrir a alguna terapia extraordinaria para sostenerle en vida, y más aún, el momento en que la decisión quedara en nuestras manos.

Una cosa sola tenía clara: a “mi viejo”, le acompañaríamos hasta el final –fuera el que fuera– habiéndole dado lo mejor de cada uno de nosotros. Un padre invierte toda su vida por sacar adelante a su familia, y solo él sabe cuántos sacrificios y horas amargas ha tenido que pasar por regalarnos un poco de felicidad. Ahora nos correspondía a nosotros “estar” con él.


Hoy por ti y mañana por mí

Es desconcertante ver el paso del tiempo y la enfermedad en la vida de una persona. “el que antes era… ahora está postrado en una cama, dependiente hasta de lo más mínimo para sobrevivir”. Y sin embargo, ese “hombre” continúa siendo tan respetable como antes. Su dignidad adquiere una dimensión especial. Si de natural el hombre posee una primacía que le hace respetable y superior a las demás especies, en estos momentos merece de nosotros un trato amable, un trato digno de ser humano. Es en estos momentos cuando necesita de una mano amiga que le haga su sufrimiento más ligero y llevadero. Y es aquí donde entra el cuidado ético de médicos y familiares: la lucha y el respeto por la vida, el acompañamiento, la asistencia en el dolor.

No se trata de aferrarse egoísta e inútilmente a la vida, pero si de hacer lo más llevadero posible los días que nos resten.

Es un valor y una fuerza indiscutible

Me crucé con muchas mujeres, y me di cuenta de la “fuerza y el aguante” que poseen. Es verdaderamente sorprendente. Los detalles que acompañan y embellecen sus obras tiene un poder mágico y curativo: Pude ver cómo las palabras de una madre reconfortan el corazón más débil y abatido, su presencia fortalece al enfermo, sus cuidados son bálsamo para el alma abatida por el dolor, su hombro el mejor consuelo en las horas de llanto. Pude constatar también como el cariño de una hija es el regalo más valioso para un padre, sus cuidados la recompensa mayor a sus sacrificios y desvelos, su trato amable y su sonrisa el aliciente en la lucha por la vida. Y no digamos el papel de la esposa al lado del marido que yace en el dolor: lección de amor perenne que acrisola y hace fuerte la promesa de amor que un día se hicieron.

Grandes lecciones se sacan de la enfermedad y la prueba siempre que vayan acompañados de un amor que les dignifique y haga fuerte. Un amor que no es un sentimiento que hace “revolotear” el corazón, hablo de un amor traducido en dedicación, paciencia, amabilidad, cuidados. Un amor que madura y hace bella la relación. Y con el paso de los años, cuando la enfermedad toca a la puerta, se es capaz de recibirla con el interior en paz –no sin dolor y sin pena– pero con un corazón tranquilo, porque se sabe acompañado, querido y respetado por los suyos.

Lo que marca la diferencia

Felizmente pude ver premiada la lucha de varias personas y constaté como la profundidad de su dolor se transformaba en dicha y felicidad. Vi a otros recibir la muerte en el lecho de su dolor y a otros más les dejamos en ese combate por la vida. Confirmé como cuando el enfermo es tratado y visto con respeto y dignidad, es más llevadero su sufrimiento, pues tienen una fuerza más grande para luchar.

¡Qué diferente experiencia cuando la enfermedad se enfrenta con pesimismo! Los días se hacen eternos, la lucha un trago insoportable… hasta llegar a desear la muerte de aquel ser que algún día ocupaba parte importante en nuestras vidas.

Matar nunca es una solución y aún menos el suicidio. El reto social y médico está en el desarrollo de una Medicina Paliativa eficaz, que admita la condición doliente del ser humano y que procure el control del dolor y el alivio del sufrimiento.

Nunca la opción más sencilla

La verdadera alternativa a la eutanasia y al encarnizamiento terapéutico es la humanización de la muerte. Ayudar al enfermo a vivir lo mejor posible el último periodo de la vida. Es fundamental expresar el apoyo, mejorar el trato y los cuidados, y mantener el compromiso de no abandonarle, tanto por parte del médico, como por los cuidadores, los familiares, y también del entorno social.

Muchos casos de petición de eutanasia se deben a una "medicina sin corazón". La eutanasia se basa en la desesperación y refleja la actitud de "ya no puedo hacer nada más por usted". Hay que ayudar a vivir, pero no siempre es fácil; también habrá que dejar morir, pero matar es una solución demasiado sencilla. La respuesta ante la petición de eutanasia no es la legalización sino una mejor educación y atención sanitaria y social.
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Matrimonios en situación irregular


La pastoral de los divorciados. Recomendaciones.
Pontificio Consejo para la Familia 14 de marzo de 1997

Recomendaciones

Pontificio Consejo para la Familia

14 de marzo de 1997

Queremos expresar nuestra fe en el sacramento del matrimonio: unión definitiva de un hombre y una mujer bautizados en Cristo; unión ordenada a la acogida y a la educación de los hijos (ver Gaudium et spes, 48).

Constatamos que el sacramento del matrimonio constituye una riqueza para los mismos esposos, para la sociedad y para la Iglesia. Implica una maduración bajo el signo de la esperanza para los que desean robustecer su amor en la estabilidad y fidelidad, con la ayuda de Dios que bendice su unión. Esa realidad redunda en beneficio también de todas las demás parejas.

En muchos países, los divorcios se han convertido en una auténtica «plaga» social (ver Gaudium et spes, 47). Las estadísticas señalan un crecimiento continuo de los fracasos, incluso entre personas que se hallan unidas en el sacramento del matrimonio. Este preocupante fenómeno lleva a considerar sus numerosas causas, entre las cuales se encuentran: el desinterés, de hecho, del Estado con respecto a la estabilidad del matrimonio y de la familia, una legislación permisiva sobre el divorcio, la influencia negativa de los medios de comunicación social y de las organizaciones internacionales y la insuficiente formación cristiana de los fieles.

Estos «jaques» son una fuente de sufrimiento tanto para los hombres de hoy como, sobre todo, para los que ven que fracasa el proyecto de su amor conyugal.

La Iglesia es muy sensible al dolor de sus miembros: al igual que se alegra con los que se alegran, también llora con los que lloran, (ver Rom 12, 15).

Como ha subrayado muy bien el Santo Padre en el discurso que nos dirigió durante los trabajos de la Asamblea Plenaria: «Estos hombres y estas mujeres deben saber que la Iglesia los ama, no está alejada de ellos y sufre por su situación. Los divorciados vueltos a casar son y siguen siendo miembros suyos, porque han recibido el bautismo y conservan la fe cristiana» (n. 2).

Así pues, los pastores han de mostrar su solicitud hacia los que sufren las consecuencias del divorcio, sobre todo hacia los hijos; se deben preocupar de todos y, siempre en armonía con la verdad del matrimonio y de la familia, traten de aliviar la herida infligida al signo de la alianza de Cristo con la Iglesia.



La Iglesia Católica, al mismo tiempo, no puede quedar indiferente frente el aumento de esas situaciones, ni debe rendirse ante una costumbre, fruto de una mentalidad que devalúa el matrimonio como compromiso único e indisoluble, así como no puede aprobar todo lo que atenta contra la naturaleza propia del matrimonio mismo.

La Iglesia, además, no se limita a denunciar los errores, sino que, según la constante doctrina de su magisterio -reafirmada especialmente en la exhortación apostólica Familiaris consortio (nn. 83 y 84)- quiere hacer uso de cualquier medio para que las comunidades locales puedan sostener a las personas que viven en esas condiciones.

Por esto, nosotros, en la asamblea plenaria del Consejo pontificio para la familia, presentamos las siguientes recomendaciones a los obispos -como moderadores de la pastoral matrimonial-, así como a sus respectivas comunidades. Podrán ser útiles para concretar las orientaciones pastorales y para adecuarlas a las situaciones particulares.

Además, invitamos a todos los que tienen responsabilidades en la Iglesia a un esfuerzo especial con respecto a los que viven las consecuencias de las heridas causadas por el divorcio, teniendo presente:

- la solidaridad de toda la comunidad;

- la importancia de la virtud de la misericordia, que respeta la verdad del matrimonio;

- la confianza en la ley de Dios y en las disposiciones de la Iglesia, que protegen amorosamente el matrimonio y la familia;

- y un espíritu animado por la esperanza.

Ese esfuerzo especial supone una adecuada formación de los sacerdotes y de los laicos comprometidos en la pastoral familiar. El primer signo del amor de la Iglesia es no permitir que caiga el silencio sobre una situación tan preocupante (ver Famiiaris consortio, 84).

Para ayudar a redescubrir el valor y el significado del matrimonio cristiano y de la vida conyugal, proponemos tres objetivos y los correspondientes medios pastorales.

PRIMER OBJETIVO: LA FIDELIDAD

Conviene que toda la comunidad cristiana utilice los medios para sostener la fidelidad al sacramento del matrimonio, con un esfuerzo constante encaminado a:

- cuidar la preparación y la celebración del sacramento del matrimonio;

- dar toda su importancia a la catequesis sobre el valor y el significado del amor conyugal y familiar,

- acompañar a los hogares en su vida diaria (pastoral familiar, recurso a la vida sacramental, educación cristiana de los niños, movimientos familiares, etc.);

- alentar y ayudar a los cónyuges separados o divorciados, que viven solos, a permanecer fieles a los deberes de su matrimonio;

- preparar un directorio de los obispos sobre la pastoral familiar (ver Familiaris consortio, 66), donde aún no se haya realizado;

- cuidar la preparación del clero y en particular de los confesores, para que formen las conciencias según las leyes de Dios y de la Iglesia sobre la vida conyugal y familiar;

- promover la formación doctrinal de los agentes pastorales;

- animar la oración litúrgica para los que atraviesan dificultades en su matrimonio;

- y difundir estas orientaciones pastorales también mediante folletos sobre la situación de los divorciados vueltos a casar.

SEGUNDO OBJETIVO: ACOMPAÑAR A LAS FAMILIAS EN DIFICULTAD

Los pastores deben exhortar en particular a los padres, en virtud del sacramento del matrimonio que han recibido, para que sostengan a sus hijos casados; a los hermanos y hermanas, para que rodeen a las parejas con su fraternidad; y a los amigos, para que ayuden a sus amigos.

Además, los hijos de los separados y de los divorciados necesitan una atención específica, sobre todo en el marco de la catequesis.

Se debe promover también la asistencia pastoral de los que se dirigen o podrían dirigirse al juicio de los tribunales eclesiásticos. Conviene ayudarles a tomar en cuenta la posible nulidad de su matrimonio.

No hay que olvidar que a menudo las dificultades matrimoniales pueden degenerar en drama, si los esposos no tienen la voluntad o la posibilidad de acudir con confianza, cuanto antes, a una persona -sacerdote o laico competente- para que les ayude a superarlas.

En cualquier caso, es preciso hacer todo lo posible para llegar a una reconciliación.

TERCER OBJETIVO: ACOMPAÑAMIENTO ESPIRITUAL

Cuando los cristianos divorciados pasan a una unión civil, la Iglesia, fiel a la enseñanza de nuestro Señor (ver Mc 10, 2-9), no puede expresar signo alguno, ni público ni privado, que significara una especie de legitimación de la nueva unión.

Con frecuencia se constata que la experiencia del anterior fracaso puede provocar la necesidad de solicitar la misericordia de Dios y su salvación. Es preciso que los divorciados que se han vuelto a casar den la prioridad a la regularización de su situación en la comunidad eclesial visible e, impulsados por el deseo de responder al amor de Dios, se dispongan a un camino destinado a hacer que se supere todo desorden. La conversión, sin embargo, puede y debe comenzar sin dilación ya en el estado existencial en que cada uno se encuentra.

SUGERENCIAS PASTORALES

El obispo, testigo y custodio del signo matrimonial -junto con los sacerdotes, sus colaboradores-, con el deseo de llevar a su pueblo hacia la salvación y la verdadera felicidad, deberá:

a) expresar la fe de la iglesia en el sacramento del matrimonio y recordar las directrices para una preparación y una celebración fructuosa;

b) mostrar el sufrimiento de la Iglesia ante los fracasos de los matrimonios y sobre todo ante las consecuencias para los hijos;

c) exhortar y ayudar a los divorciados, que han quedado solos, a ser fieles al sacramento de su matrimonio (ver Familiaris consortio, 83);

d) Invitar a los divorciados que han pasado a una nueva unión a:

- reconocer su situación irregular, que implica un estado de pecado, y a pedir a Dios la gracia de una verdadera conversión;

- observar las exigencias elementales de la justicia hacia su cónyuge en el sacramento y hacia sus hijos;

- tomar conciencia de sus propias responsabilidades en estas uniones;

- comenzar inmediatamente un camino hacia Cristo, único que puede poner fin a esa situación: mediante un diálogo de fe con la persona con quien convive, para un progreso común hacia la conversión, exigido por el bautismo, y sobre todo mediante la oración y la participación en las celebraciones litúrgicas, pero sin olvidar que, por ser divorciados vueltos a casar, no pueden recibir los sacramentos de la penitencia y de la Eucaristía;

e) llevar a la comunidad cristiana a una comprensión más profunda de la importancia de la piedad eucarística, como por ejemplo: la visita al Santísimo Sacramento, la comunión espiritual, la adoración del Santísimo;

f) invitar a meditar en el sentido del pecado, llevando a los fieles a comprender mejor el Sacramento de la Reconciliación;

g) y estimular a una comprensión adecuada de la contrición y de la curación espiritual, que supone también el perdón de los demás, la reparación y el compromiso efectivo al servicio del prójimo.

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¿Qué es el amor?


El amor verdadero…Está centrado en el otro

El amor verdadero
Hace tiempo estuve reflexionando a cerca de un tema que a mi en lo particular se me hace trascendental en la vida de todo ser humano: el amor. Me di cuenta que es mucho lo que se dice acerca de esto de manera muy superficial y definitivamente el amor que nos venden la televisión y muchos otros medios de comunicación no es real. Es por esto que al no contar con modelos correctos de amor verdadero muchos de nosotros tarde o temprano llegamos a plantearnos la misma pregunta ¿Cómo saber si la persona que está a mi lado me ama de verdad? o ¿Cómo se que estoy amando de verdad?

Así, me gustaría proponerte puntos muy específicos que pocas veces te dicen sobre el amor y que sin embargo son trascendentales para entenderlo e identificarlo a plenitud.

El amor verdadero…

Está centrado en el otro. Esta es la regla más importante del amor y te recomiendo que la memorices muy bien. De ella derivan todas las demás. El peligro más grande del amor, es el amor mismo pero mal enfocado. ¿Por qué? Porque cuando el amor está enfocado en ti y no en el otro (persona amada) se convierte en egoísmo que es el contrapuesto del amor. El verdadero amor sólo adquiere sentido cuando se ejerce en el otro, no en uno mismo. El amor se empieza actuando de cara al prójimo y entonces, sólo entonces, se obtienen resultados positivos de regreso a nuestra persona. ¡Saber esto es importantísimo¡
Frase clave: El amor es generoso

Está 100% ligado a la verdad y al bien. En la persona amada vemos la representación más fiel de la verdad, claro, si es que hemos emprendido la búsqueda de la misma (solo se ama lo que se conoce). Así , sabemos que junto a ella nos acercaremos cada vez más al bien último. Es muy sencillo, quien te ama de verdad te llevará a realizar acciones correctas y buenas. El que ama busca el bien de la persona amada.
Frase clave: El amor es bondad (tiende al bien)

Te convierte en héroe. ¿En héroe? Así es. Quien ama de verdad lo demuestra con actos mucho más allá de lo ordinario. Por la persona amada, somos capaces de realizar todo aquello que usualmente no nos atrevemos a hacer. Lo imposible de repente nos resulta posible y nos creemos capaces de combatir al mundo entero y todos sus males con tal de triunfar por nuestra causa. Qué padre es que alguien haga por ti lo que no haría por nadie más simplemente porque te ama.
Frase clave: El amor es heróico

Duele. ¿Quéeeee? ¿Cómo de que el amor duele? En efecto. Quien ama con todo su corazón renuncia a sí mismo y se sacrifica en pos del ser amado y esto no siempre es placentero, pero es lo correcto. Cuando te está costando enormidades dejar de ver la película que tú prefieres en el cine y finalmente cedes la elección a tu pareja, es una muestra de que la acción que estás realizando es amor verdadero. ¿Por qué? Acuérdate de la regla número uno, la decisión está centrada en el prójimo, no en ti. Renunciar a ti mismo siempre duele al principio pero resulta en una satisfacción superior al final.
Frase clave: Amar hasta que duela (¿Ahora entiendes esta frase tan famosa?)

Se demuestra. La única manera de manifestar el amor a una persona es por medio de acciones concretas. De nada te sirve saber toda la teoría si no eres capaz de aplicarla. El amor no se puede ver precisamente porque se expresa como verbo y como tal sólo se pude actuar. En pocas palabras, si amas a alguien ¡Demuéstraselo!
Frase clave: A amar, se aprende amando.

La próxima vez que te hablen de amor, ya sea en la televisión, en el cine o en cualquier otro medio, incluso en tu misma relación de noviazgo, trata de identificar las características antes mencionadas para saber si se trata de amor verdadero o superficial.

No te dejes engañar tan fácilmente. Recuerda que en el amor la regla número uno y la más importante es la que te incita a mirar al otro antes que a ti mismo. Lo sé, lo sé… no es nada fácil. Pero el que ama de verdad es capaz de convertirse en héroe venciendo la adversidad.

Acuérdate, ¡ama y haz lo que quieras!

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Una solución desesperada: La brujería.


¿Existe la Brujería? ¿Qué debemos hacer ante la presunta brujería?





Respuesta:

Es difícil distinguir claramente entre brujería, hechicería y magia... Estas prácticas utilizanmedios ocultos que no son de Dios, para producir efectos mas allá de los poderes naturales del hombre.

La brujería se adapta a los tiempos modernos y se prolifera aun en los libros populares para niños, por ej. Harry Potter

La brujería es perversa porque recurre a espíritus malignos. Implica un pacto o por lo menos una búsqueda de la intervención de esos espíritus. El ser brujo o bruja se obtiene por vínculos satánicos en los que se entra por una ´dedicación´, muchas veces dentro de la familia.

La brujería implica la creencia en una realidad invisible a la que el practicante queda atado. Las Sagradas Escrituras y los Padres enseñan que se trata de una entidad diabólica (Dt 18,12).

¿Por qué se recurre a la brujería?

La ayuda sobrenatural que ofrece la brujería se busca por diferentes razones. Las principales son: Para hacer daño a quien se odia; para atraerse la pasión amorosa de alguien; para invocar a los muertos; para suscitar calamidades o impotencia contra enemigos, rivales u opresores reales o imaginarios; para resolver un problema el cual se ha convertido en obsesión y ya no importa por que medio se resuelve.

Prácticas de los Brujos

La brujería data desde los tiempos de la antigua Mesopotamia y Egipto. Así lo demuestra la Biblia como también otros antiguos escritos como el Código de Hammurabi (2000 a.C.).

No todos los brujos siguen las mismas prácticas, pero las siguientes son muy comunes entre ellos en la era cristiana. El brujo hace un pacto con el demonio, adjura a Cristo y los Sacramentos, tienen ritos diabólicos en los que hacen una parodia de la Santa Misa o de los oficios de la Iglesia y adoran al Príncipe de las Tinieblas y participan en aquelarres (reuniones de brujos donde hacen sus maledicencias). La brujería está relacionada con el satanismo.

Tanto en la brujería como en la magia se encuentran estos elementos:

1-La realización de rituales o de gestos simbólicos.
2- El uso de sustancias y objetos materiales que tienen significado simbólico.
3- Pronunciamiento de un hechizo .
4- Una condición prescrita del que efectúa el rito.

La brujería consta de rituales para hacer sus hechizos (ejercer un maleficio o atadura sobre alguien), algunos de los cuales requieren hierbas particulares. También hay palabras de conjuro o hechizo que pueden ser escritas para obtener un mayor poder. Quién realiza el rito debe desear su propósito con todas sus fuerzas para obtener mayores efectos y algunas veces debe ayunar por 24 horas antes de realizar el rito para purificar el cuerpo.

¿Es real el poder de la brujería?

Puede ser real, pero en muchos casos puede ser también sugestión de la mente, es decir pura mentira. En ambos casos está actuando el demonio, príncipe de la mentira.

La Biblia, la enseñanza de los Padres de la Iglesia y la tradición no dejan lugar a dudas sobre el hecho que los seres humanos tienen la libertad para pactar con el diablo el cual tiene influencia en la tierra y en las actividades humanas. Por otro lado Padres como San Jerónimo, pensaban que en muchos casos la brujería es sugestión de la mente.

La Biblia condena la brujería y la hechicería, no como falsas o fraudulentas, sino por ser una abominación: ´A la hechicera no la dejarás con vida´ (Exodo 22,18; Ver también Deuteronomio 18,11-12). La narrativa de la visita del rey Saúl a la hechicera de Endor (I Reyes 28) demuestra que su evocación de Samuel fue real y tuvo efecto. En Levítico 20,27 se lee: ´ El hombre o la mujer en que haya espíritu de nigromante o adivino, morirá sin remedio: los lapidarán. Caerá su sangre sobre ellos´. Está claro que hay un espíritu adivino y no se trata de una impostura.

El Pueblo de Israel, en muchas ocasiones, se tornó a la práctica de la adivinación y a la consulta de brujos, yendo así en contra de los mandatos de Dios. (Ez 13:18-19; 2 Cron 33:6; Jer 27:9...).

El Antiguo Testamento muestra claramente como los Israelitas y sus vecinos paganos estaban conscientes de la brujería y la magia. En el libro de Éxodo 7:11 leemos que el Faraón: ´llamó a todos los sabios y adivinos. Y ellos también, los magos de Egipto, hicieron las mismas cosas (que Moisés) por medio de sus artes secretas´.

El Primer Mandamiento condena la brujería, la magia y todo tipo de adivinación: ´Yo Soy el señor tu Dios...no tendrás dioses extraños delante de mi´ (Ex 20:2-3).

El Nuevo Testamento igualmente condena la brujería como una realidad perversa: (Gálatas 5,20; 13,6; Apocalipsis 21,8; 22,15). El mago Simón era practicante de la magia pero estaba envidioso de los Apóstoles cuando vio a la gente recibir el Espíritu Santo a través de la imposición de las manos. Ofreció dinero a los Apóstoles para que le enseñaran como hacer esto y Pedro le contestó: ´...tú corazón no es recto delante de Dios. Arrepiéntete , pues, de esa tu maldad...´ (Hechos 8:9-22).

En mi vida sacerdotal he tratado numerosas veces con personas que han hecho pactos satánicos y posteriormente han experimentado graves consecuencias. También con frecuencia he orado por personas que han sido víctimas de ´trabajos´ de brujería.

La brujería opera con poder satánico (dado por Satanás). Se trata de los poderes que oprimen a los hombres y que Jesucristo confrontó hasta morir y resucitar para librarnos de ellos. Su victoria no nos evita la lucha contra el maligno sino que nos da la fuerza para vencerlo si tenemos fe.

Porque nuestra lucha no es contra la carne y la sangre, sino contra los Principados, contra las Potestades, contra los Dominadores de este mundo tenebroso, contra los Espíritus del Mal que están en las alturas. Efesios 6:12

Debemos evitar tanto el exagerar como el minimizar el poder de Satanás. En una guerra es esencial conocer las fuerzas contrarias y saber como vencerlas. Satanás tiene poder para tentar y asediar a los fieles, pero su poder no es comparable al de Dios Todopoderoso. Satanás puede causar persecuciones y hasta el martirio de los fieles. La victoria de los santos no está en vivir sin pruebas sino en vencerlas manteniéndose fieles a Dios.

El demonio existe y entra en relación con aquellos que lo buscan. Como recompensa a quién le ofrece culto, el demonio otorga poderes preternaturales para obtener poder, fama, dinero, influencia, es decir las cosas que desea la carne. Por medio de la brujería se puede llegar a lograr el éxito en el mundo profesional ya sea como artista, profesional, militar, político, etc. Estas personas pueden parecer muy atractivas y tener un gran don de ganarse a la gente hasta el punto de atraer grandes multitudes y convertirse en dioses para sus admiradores los cuales son capaces de hacer hasta lo irrazonable por sus ellos. Los poderes del mal pueden cegar las mentes y fanatizarlas portentosamente. La brujería no es mera superstición. El demonio ciertamente arrastra hacia su reino del mal a los que se involucran en ella y a sus aduladores. Si no hay arrepentimiento y conversión, el final será el infierno.

Qué hacer contra las brujerías

Al enterarse de que alguien le está haciendo un ´trabajo´ de brujería, muchas personas tienen miedo.Esto es lo que el quiere ya que por el miedo puede dominarnos. Debemos recordar que el demonio nada puede contra los que son fieles a Dios. Nuestro Padre Celestial es Todopoderoso y nos ama. El demonio sólo puede con aquellos que no confían en Dios y por falta de fe están espiritualmente débiles o muertos. Son como pollitos que se han alejado de la protección de la gallina y se exponen al gavilán. Por eso Jesús nos dice:

¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como una gallina reúne a sus pollos bajo las alas, y no habéis querido! Mateo 23:37

Quién está amenazado por brujerías que recurra al Señor por protección y no tema. Debe poner en Dios toda su confianza y practicar su fe, no por miedo a la brujería sino por convicción: acercarse a los sacramentos, la oración personal y pedir a los hermanos que oren por él. La gracia del Señor jamás faltará a quién la busque.

Jamás debemos ir a otro brujo para ´defendernos´. Eso sería caer en la trampa del demonio haciendo lo que él quiere: que desconfiemos de Dios para que recurramos a él.

Muchas veces las personas recurren a la brujería en momentos de desesperación, cuando creen que es el último recurso que les queda. En esos momento vulnerables alguien les ofrece la brujería como una solución fácil. Como católicos jamás recurrimos a ningún medio espiritual fuera de Dios. Cuando pedimos la intercesión de los santos, por ejemplo, no buscamos una vía alterna sino que buscamos su ayuda tan solo y precisamente para mantenernos fieles al Señor como ellos lo hicieron. Hay dos familias: la de Dios y la del demonio.Cada uno recurre a los miembros de la suya. Pidamos a Dios que prefiramos morir antes de buscar algo del demonio.

Fantasías en torno a la brujería

Aunque es cierto que en la brujería hay acción diabólica, la gente ignorante y supersticiosa ha creado muchísimas fábulas y supersticiones: Brujas que vuelan sobre una escoba, encantaciones que transforman a la víctima en un sapo... Estas fantasías no son causadas por la religión, sino al contrario, ocurren por faltar la auténtica fe.

En el trabajo ´De ecclesiasticis disciplinis´ atribuido a Regino de Prum (906 d.C.), en la sección 364, critica a ´ciertas mujeres´ que ´seducidas por ilusiones y fantasmas de demonios, creeny abiertamente profesan que en plena noche ellas viajan sobre ciertas bestias junto con la diosa pagana Diana y una cantidad innumerable de mujeres, y que en estas horas de silencio vuelan sobre vastas expansiones de terreno y la obedecen como señora...´ Regio se lamenta que ellas llevan a esas fantasías y por lo tanto al paganismo a mucha gente (innumera multitudo). Concluye que es ´el deber de los sacerdotes enseñar a la gente que estas cosas son absolutamente falsas... implantadas por el maligno´

Falsas acusaciones y crueldades contra presuntos brujos y brujas.

Lamentablemente no siempre se siguió el consejo de Regino de Prum. La brujería se convirtió en escape para culpar de cualquier cosa, hasta desastres naturales y epidemias. Pero existieron otras razones, entre ellas el poder y el interés de crear causa contra enemigos. El resultado fue la persecución y ´caza de brujas´ en el que se enjuiciaron y condenaron a muerte injustamente a muchas personas, casi siempre las más indefensas. Quizás el caso más famoso es el de Santa Juana de Arco quién, acusada de bruja, murió quemada. Nos sirve para elucidar los intereses de poder, venganza y maldad que daban lugar a las persecuciones de brujas.

La persecución de las brujas comienza con el poder secular. El Imperio Romano, en el siglo III, castigaba con la pena de la hoguera a los que causaran la muerte de alguien con sus encantamientos (Julius Paulus, ´Sent.´, V, 23, 17). En el siglo IV, la legislación eclesiástica quiso atenuar la severidad del estado. El Concilio de Elvira (306), Canon 6, rehusó el Viáticum a aquellos que matasen con una encantación (per maleficium) y añade que la razón por tal crimen no podía efectuarse ´sin idolatría´; ya que el culto al demonio es idolatría. El canon xxiv del Concilio de Ancyra (314) impone cinco años de penitencia a los que consulten magos. Penas similares fueron establecidas por el concilio oriental en Trullo (692).

En los primeros trece siglos de la era cristiana no se dieron por lo general las crueles persecuciones y cazas de hechiceros que aparecieron más tarde. Mientras el estado permitía la tortura contra los hechiceros, el Papa Nicolás I (d.C. 866) la prohibió. Una ordenanza similar aparece en los Decretos Pseudo-Isidoros. Pero la Iglesia no pudo eliminar la tortura y otros abusos que están arraigados en el corazón del hombre. Llevar el nombre de cristiano no es suficiente para comportarse como tal.

En muchas ocasiones el clero habló con autoridad para evitar las acusaciones fanáticas y abusivas. Entre ellos San Agobardo, arzobispo de Lyon (m. 841) quien escribió ´Contra insulsam vulgi opinionem de grandine et tonitruis´ (contra las necias creencias de la gente sobre el granizo y el rayo) (P.L., CIV, 147). El Papa Gregorio VII en 1080 escribió al Rey Harold de Denmark prohibiendo que las brujas sean sentenciadas a muerte.

La Inquisición

En la segunda mitad del siglo XIII, la recién instituída Inquisición Papal comenzó a ocuparse con cargos de hechicería. Alejandro IV, ordenó (1258) que los inquisidores deben limitar su intervenciones a casos con alguna clara presunción de creencias heréticas (manifeste haeresim saparent). Pero como la brujería, con sus prácticas diabólicas, está muy ligada a la herejía, la persecución de brujas no se evitó.

En Toulouse, cede de la herejía de los Cátaros, fue donde en 1275 se dio el primer caso conocido de una bruja llevada a la hoguera por la sentencia jurídica de un inquisitor (Hugues de Baniol (Cauzons, ´La Magic´, II, 217). La mujer, ´confesó´ haber dado a luz un monstruo, resultado de su relación carnal con espíritus malignos y haberlo alimentado con carne de infantes la cual procuraba en expediciones nocturnas. La posibilidad de relaciones carnales entre seres humanos y demonios era aceptado por algunos grandes teólogos como Santo Tomas y San Buenaventura, sin embargo, en la Iglesia prevalecía el sentir contrario. Un testigo poco amistoso a la Iglesia, Riezler (Hexenprozesse en Bayern, p. 32) reconoce que ´entre los representantes oficiales de la Iglesia, esta tendencia más saludable prevaleció hasta los umbrales de la epidemia del juicio de brujas, o sea, hasta avanzado el siglo XVI´. En el Sínodo Provincial de Salzburg de 1569 (Dalham, ´Concillia Salisburgensia´, p. 372), hay una fuerte tendencia a prevenir la imposición de la pena de muerte en acusaciones de brujería, insistiendo que estas son ilusiones diabólicas.

Pero no hay duda de que en el siglo XIV algunas constituciones papales de Juan XXII y Benedicto XII (cf. Hansen, ´Quellen und Untersuchungen´, pp. 2-15) estimularon mucho el enjuiciamiento por brujería y otras prácticas mágicas por parte de los inquisitores, especialmente en el sur de Francia. En un juicio a gran escala en Toulouse en 1334, de 63 personas acusadas de ofensas de este tipo, 8 fueron entregadas al poder secular para ser quemadas. El resto fueron a prisión de por vida o con largas sentencias. Dos de las condenadas, ambas mujeres mayores, después de ser torturadas, confesaron haber asistido a un aquelarre de brujas, haber allí adorado al demonio y ser culpable de indecencias con él y otras personas presentes y haber comido carne de infantes. (Hansen, ´Zauberwahn´, 315; y ´Quellen und Untersuchungen´, 451). En 1324 Petronilla de Midia fue quemada en Irlanda por recomendación de Richard, Obispo de Ossory. Durante este período, las cortes seculares acusaban y enjuiciaban por brujería con igual o mayor severidad que los tribunales eclesiásticos. Se usaba la tortura y la hoguera.

No se conoce que enjuiciamientos de este tipo se llevaron a cabo en Alemania por inquisitores papales durante los siglos XIII y XIV. Alrededor del año 1400 encontramos muchos enjuiciamientos de brujas en Berne, Suiza por manos de Pedro de Gruyères, que, a pesar de lo que dice Riezler, era sin lugar a dudas un juez secular (Hansen, ´Quellen, etc.´, 91 n.). También jueces seculares en Valais (1428-1434) mataron 200 brujas y en Briancon en 1437 más de 150. Las víctimas de los inquisitores, ej. en Heidelberg en 1447; o Savoya en 1462, parecen no haber sido tan numerosas.

Algunos escritores han pensado que la Bula, ´Summis desiderantes affectibus´, del Papa Inocencio VIII (1484) fué responsable por la fiebre contra las brujas. Esto no es cierto ya que las campañas anti-brujas preceden a esta Bula la cual no contiene nada nuevo. Su efecto fue más bien el de ratificar el poder ya conferido a los inquisitores Enrique Institoris y Santiago Sprenger, para tratar con crímenes de brujería y herejía y pedir al Obispo de Strasburg que apoye a los inquisitores. Esta Bula Papal, sin embargo, no pronuncia ninguna decisión dogmática. Quizás el libro ´Malleus Maleficarum´ (el martillo de las brujas), publicado unos dos años después por los mismos inquisitores, fue el que más incitó al enjuiciamiento de brujas. Pero los enjuiciamientos de brujas en los siglos XVI y XVII fueron en su mayoría hechos por el poder secular.

La Reforma Protestante ante la caza de brujas.

Lutero y Calvino y sus seguidores acentuaron la creencia popular en el poder del demonio en la brujería y otras prácticas mágicas. Lutero, basado en su interpretación del mandamiento Bíblico, abogó por la exterminación de las brujas. ´La Historia del Pueblo Alemán´ de Janssen, argumenta con muchas pruebas (capítulos IV y V, del último volumen -vol. XVI de la edición inglesa), que una gran responsabilidad por la caza de brujas recae en los Reformadores.

El código penal conocido como ´Carolina´ (1532), decretó que la hechicería debe ser tratada como una ofensa criminal en el imperio Alemán y si causó daño a alguna persona, la bruja debía ser quemada. Hubo mayor actividad de cacería de brujas en los distritos Protestantes de Alemania que en las provincias católicas. Ejemplos de ello son Osnabruck y Wolfenbuttenl. En Osnabruck, en 1583, 121 personas fueron quemadas en tres meses. En Wolfenbuttenl, en 1593 hasta diez brujas fueron quemadas en un día. No fue hasta el 1563 que se le hizo una resistencia eficaz a la persecución por medio de un protestante de Cleues, Juan Weyer. Se le unieron las protestas de Ewich y Witekind.

En el debate sobre las brujas habían católicos y protestantes en ambos lados. Quizás la protesta más efectiva contra la caza de brujas fue la del jesuita Friedrich von Spee, quién en 1631 publicó ´Cautio criminalis´.

La persecución ocurrió en muchos países

La persecución de brujas se extendió por muchos países. En el siglo XVI habían enjuiciamientos por tribunales seculares en Roma. En Inglaterra y Escocia también hubo persecuciones pero no hay cifras precisas sobre las ejecuciones. Howell, escribiendo en 1648, dice que en el período de dos años hubo casi 300 brujas procesadas y la mayoría ejecutadas en Essex y Suffolk solamente.

El Papa Gregorio XV, en su constitución ´omnipotentis´ (1623), recomendó un procedimiento más clemente y en 1657 una Instrucción de la Inquisición amonestó con eficacia la crueldad de las persecuciones. Al final del siglo XVII la persecución comenzó a reducirse en casi en todo el mundo y al principio de XVIII prácticamente cesaron. El último juicio por brujería en Alemania fue en 1749 en Wurzburg, pero en Suiza una niña fue ejecutada como bruja en el Cantón Protestante de Glarus en 1783.

En los Estados Unidos, Cotton Mather, en su ´Maravillas del Mundo Invisible´ (1693), cuenta que 19 ejecuciones de brujas ocurrieron en Nueva Inglaterra. En la actualidad Estados Unidos celebra Halloween el 31 de octubre (la víspera del día de todos los santos) en que se recuerdan las historias de brujas de una forma fantasiosa. Se acostumbra a disfrazarse, preferiblemente de brujas, duendes, monstruos o cualquier cosa que de miedo, se reviven los cuentos de brujas. En el ambiente materialista de la actualidad se hace de todo ello una broma, pero en el fondo opera también un deseo pagano de llenar un vacío espiritual.

No hay pruebas para las alegaciones de que algunas mujeres fueron enjuiciadas formalmente en México a finales del siglo XIX (ver Stimmen aus Maria-Laach, XXXII, 1887, p. 378).

En un gran número de enjuiciamientos, las confesiones de haber participado en toda clase de horrores satánicos, fueron hechas espontáneamente y aparentemente sin amenaza o miedo de tortura. Además el pleno reconocimiento de culpa parece constantemente haber sido confirmado justo antes de la ejecución, cuando el acusado no tenía nada que ganar o perder con la confesión. Esto puede atribuirse en muchos casos a razones psicológicas.

Conclusión

Los males que sufre la humanidad son fruto de su apertura al demonio por el pecado. Una forma extrema de esa relación es la brujería. Se llega a pactar con él y buscar su intervención. La enseñanza de la Biblia, los Padres de la Iglesia y la tradición concuerdan en que la brujería es real y digna de condenación. Jesucristo vino para vencer y atar al demonio. Con frecuencia se enfrentó directamente con él para reprimir su actividad sobre sus víctimas. El tiempo entre la primera y segunda venida del Señor son de gran batalla espiritual que envuelve a todos.

Por muchos siglos y en muchas naciones la ignorancia, la crueldad y falta de justos procesos judiciales llevaron a terribles persecuciones, falsas acusaciones y la matanza de muchos acusados de brujería. Hechos injustificados y deplorables.

En la actualidad hemos caído en el extremo opuesto: se niega la realidad de la actividad satánica y por ende la brujería.

Como cristianos debemos seguir el camino de Jesucristo quién rechaza el pecado pero ama al pecador. La enseñanza de Jesús en el caso de la mujer sorprendida en adulterio se aplica también a la brujería como a cualquier pecado. El camino de Jesús no es la condenación al estilo de los que se proponían apedrearla. Tampoco es el la actitud de los que hoy pretenden que no existe el pecado. Eso sería abandonarla sumida en su desgracia. El camino de Jesús es el amor que defiende de la crueldad y llama a una vida nueva, libre de pecado. El mal no se vence matando sino ayudando con amor y verdad a salir del pecado. El Señor nos enseña a amar a nuestros enemigos. El amor de Dios es más fuerte que la maldición de todos los brujos del mundo. Una gota de su Preciosa Sangre tiene poder para disipar el más enfurecido ataque diabólico.

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El poder sanador de la Eucaristía


Efectos

Cuando recibimos la Eucaristía, son varios los efectos que se producen en nuestra alma. Estos efectos son consecuencia de la unión íntima con Cristo. Él se ofrece en la Misa al Padre para obtenernos por su sacrificio todas las gracias necesarias para los hombres, pero la efectividad de esas gracias se mide por el grado de las disposiciones de quienes lo reciben, y pueden llegar a frustrarse al poner obstáculos voluntarios al recibir el sacramento.

Por medio de este sacramento, se nos aumenta la gracia santificante. Para poder comulgar, ya debemos de estar en gracia, no podemos estar en estado de pecado grave, y al recibir la comunión esta gracia se nos acrecienta, toma mayor vitalidad. Nos hace más santos y nos une más con Cristo. Todo esto es posible porque se recibe a Cristo mismo, que es el autor de la gracia.

Nos otorga la gracia sacramental propia de este sacramento, llamada nutritiva, porque es el alimento de nuestra alma que conforta y vigoriza en ella la vida sobrenatural.

Por otro lado, nos otorga el perdón de los pecados veniales. Se nos perdonan los pecados veniales, lo que hace que el alma se aleje de la debilidad espiritual.


Necesidad

Para todos los bautizados que hayan llegado al uso de razón este sacramento es indispensable. Sería ilógico, que alguien que quiera obtener la salvación, que es alcanzar la verdadera unión íntima con Cristo, no tuviera cuando menos el deseo de obtener aquí en la tierra esa unión que se logra por medio de la Eucaristía.

Es por esto que la Iglesia nos manda a recibir este sacramento cuando menos una vez al año como preparación para la vida eterna. Aunque, este mandato es lo menos que podemos hacer, se recomienda comulgar con mucha frecuencia, si es posible diariamente.

Ministro y Sujeto

Únicamente el sacerdote ordenado puede consagrar, convertir el pan el vino en el Cuerpo y la Sangre de Cristo, sólo él está autorizado para actuar en nombre de Cristo. Fue a los Apóstoles a quienes Cristo les dió el mandato de “Hacer esto en memoria mía”, no se lo dió a todos los discípulos. (Cfr. Lc. 22,).

Esto fue declarado en el Concilio de Letrán, en respuesta a la herejía de los valdenses que no aceptaban la jerarquía y pensaban que todos los fieles tenían los mismos poderes. Fue reiterado en Trento, al condenar la doctrina protestante que no hacía ninguna diferencia entre el sacerdocio ministerial y el sacerdocio de los fieles.

Los que han sido ordenados diáconos, entre sus funciones, está la de distribuir las hostias consagradas, pero no pueden consagrar. Actualmente, por la escasez de sacerdotes, la Iglesia ha visto la necesidad de que existan los llamados, ministros extraordinarios de la Eucaristía. La función de estos ministros es de ayudar a los sacerdotes a llevar la comunión a los enfermos y a distribuir la comunión en la Misa.

Todo bautizado puede recibir la Eucaristía, siempre que se encuentre en estado de gracia, es decir, sin pecado mortal. Haya tenido la preparación necesaria y tenga una recta intención, que no es otra cosa que, tener el deseo de entrar en unión con Cristo, no comulgar por rutina, vanidad, compromiso, sino por agradar a Dios.

Los pecados veniales no son un impedimento para recibir la Eucaristía. Ahora bien, es conveniente tomar conciencia de ellos y arrepentirse. Si es a Cristo al que vamos a recibir, debemos tener la delicadeza de estar lo más limpios posibles.

En virtud de que la gracia producida, “ex opere operato”, depende de las disposiciones del sujeto que la va a recibir, es necesaria una buena preparación antes de la comunión y una acción de gracias después de haberla recibido. Además del ayuno eucarístico, una hora antes de comulgar, la manera de vestir, la postura, etc. en señal de respeto a lo que va a suceder.
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Todos somos egoístas


Superar el egoísmo. Algunos ejemplos
Para toda persona, erradicar un poco cada día el egoísmo, será erradicar una fuente de tristeza


Superar el egoísmo. Algunos ejemplos
Vivir de forma egoísta es como vivir en un calabozo. Oímos sólo nuestra propia voz, hablamos sólo de nosotros mismos, sólo escuchamos los lamentos de nuestro propio dolor, únicamente captamos la gloria de nuestra propia victoria personal. Cualquier otro interés está mediatizado por el interés propio.

— No te pongas así. Es lógico que la gente mire un poco por su propio interés...

Pero se puede velar por el propio interés sin ser egoísta. El problema es que el egoísta vive en una permanente búsqueda de la propia satisfacción. Una búsqueda que acaba por ser angustiosa, porque el egoísta a cada paso se sorprende con que ha vuelto a perder el rastro y no consigue disfrutar un poco de tiempo con casi nada.

Son afanes oscuros y confusos que hacen desgraciadas a las personas. Por eso es tan importante que los padres logren que sus hijos descubran la satisfacción que la generosidad encierra, y reflexionen sobre el regusto de tristeza que a todos queda cuando nos comportamos de forma desconsiderada, implacable y egoísta con los demás.

— ¿Y a qué edad suelen tener más tendencia al egoísmo?

Cuanto más pequeño es el niño, tanto más vive bajo el poder de los sentidos, y es por eso mismo más fácil que ceda al egoísmo si no hay una educación adecuada. Una criatura de pocos años parece que todo lo ansía para sí, acumula los juguetes, quizá no repara en que a otros nada les llegue. Pasa por un etapa de acusado egocentrismo infantil en la que gusta considerarse el centro de todo, que se hable de él, llamar la atención...; como Currita Albornoz en aquella novela de Coloma: si asiste a una boda, quiere ser la novia; si a un bautizo, el recién nacido; si a un entierro, el muerto.

Por eso, desde muy temprano hay que ir sacando brillo a sus sentimientos de generosidad, para que ahoguen a esos otros de egoísmo.



De lo contrario, podemos encontrarnos con un reverdecer del egoísmo en los años de la adolescencia.


Precisamente en esos tiempos en los que quizá siente más orgullo por su talento, su desarrollo físico o su agudeza intelectual. Y quizá resulta que a lo mejor:

*se hace amigos interesadamente para que le expliquen las matemáticas o le dejen copiar un trabajo de clase;

*se muestra indiferente ante un motivo de tristeza de otros;

*habla con orgullo a su compañero o compañera de clase, de posición menos acomodada, de los grandes viajes que hace en vacaciones, de la moto que le han regalado, o de los lujos de que él disfruta y que el otro no tiene;

*manifiesta un sorprendente sentido práctico con el que pasa por encima de todos los demás para lograr su propio interés; etc.

— ¿Y cuál crees que es la razón de todo eso?

Quizá arranca desde la niñez, con cosas insignificantes consentidas por quienes convivían con él, y nadie entonces le hizo considerar lo poco noble de esos detalles. A lo mejor escogía siempre el mejor sitio, la mejor fruta, o la tarea más cómoda, y nadie le decía nada, o se acostumbró a oír los reproches como quien oye llover.

Y se acostumbró a no ceder el sitio, a no reparar en las necesidades de los demás, a no sujetar la puerta hasta que pasara quien venía detrás. A lo mejor salían de excursión y pasaban entre unos matojos, y él iba soltando las ramas, que herían en la cara a los que marchaban detrás; sólo importaba una cosa: él ya había pasado.

Por el contrario, el niño que comparte hoy sus juguetes o sus juegos –señala Bernabé Tierno–, o que se atreve a defender a un compañero maltratado, es el hombre del mañana en cuyo proyecto de vida tendrán lugar los demás.

Si quien está a tu lado tiene algún pesar, consuélale con unas palabras de las que brotan del corazón. Si se alegra, alégrate con él, porque es propio de los egoístas entristecerse de envidia ante la alegría ajena. Comparte, ayuda, agáchate a recoger el paquete que se le ha caído al suelo a ése que pasa a tu lado, trata a la gente con corrección, y especialmente a quienes tienen que servirte.

Cada uno debe examinarse sobre si hay en su vida planteamientos egoístas de fondo. Hablo de esos padres posesivos de sus hijos, y de esos hijos que dominan a sus padres. De esos matrimonios que son una pareja de vidas solitarias, y de ésos que son cadenas el uno para el otro.

Para toda persona, erradicar un poco cada día el egoísmo, será erradicar una fuente de tristeza.
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¿Están mis Padres antes que mi Conyugue?


El matrimonio es...

Sacramento

Único

Digno

Humilde

Abnegado

Noble

Generoso

Activo

Desinteresado

Insustituible

Universal

Evolutivo

Vitalicio

Dignificante

Infatigable

Humano

Dinámico

Imperecedero

Exigente

Pródigo

Jerarquizaste

Respetado

Generador de amor

Generador de felicidad

Se hereda a los hijos

Se elige

No conoce clases sociales

No acepta enemigos

Constituido por los esposos solamente

Origen de la familia

Máxima defensa de la familia

Él es futuro

Depositario del amor humano

No genera nada negativo

Escenario de la máxima libertad humana

Muy diferente al noviazgo

Generador de esfuerzos casi imposibles

Rector de la vida humana

Su único sostén: amor conyugal

No es familia.

Ordenador de la especie humana

Al anularlo nadie se beneficia

Armonizador psico-físico de los esposos.

Adoptado por casi el 90 % de la especie humana

Casi la única forma de vida del ser humano

Escenario de la perfección afectiva de los esposos

Nadie concibe la especie humana sin matrimonio

Patrimonio de los esposos en exclusiva

Sus enemigos: indiferencia y distancia

El mundo civilizado es matrimonio

La especie humana no existiría sin matrimonio

Existe por amor conyugal y genera felicidad

Impulso indispensable para el progreso humano.

Tolera las peores críticas pero siempre triunfa

Todos lo buscan, la inmensa mayoría lo alcanza y algunos dos o tres veces.

No puede desaparecer porque es vida

La especie humana camina al y por el matrimonio.

De no existir la especie humana sería una manada.

Sin matrimonio no habría proyecto de vida.

Nadie genera tan fuertes sentimientos: madre, padre, hijos, etc.

No defenderlo es ofender al Señor

Lograrlo es orientar la vida a los más nobles de los proyectos.

Se forma en lo mejores años jóvenes a cambio brinda vejez feliz

¿Qué otro logro humano es así ?

Para nosotros el logro es del Señor.

Único escenario donde el ser humano puede demostrar toda su capacidad de amar

Es indispensable su independencia dentro de la familia

Matrimonio no es vivir en "pareja "

Quien deshace un matrimonio es porque nunca vivió en él

Casamiento sin amor no forma matrimonio

Modesto: acepta todo lo que genere amor conyugal

Resignado: acepta vivir de la últimas y más cansadas horas de los esposos

Lo más íntimo y personal del ser humano.

Único: nada se le parece y mucho menos iguala.

Rige casi todo el comportamiento humano.

Únicamente en intimidad matrimonial se debe dialogar sobre él

Guardián vitalicio de los esposos.

No todos los que casan se unen en matrimonio

Por su importancia fundamental se debe preparar muy bien a los jóvenes para "unirse en matrimonio ".

No cura ningún vicio o defecto: vive de amor y genera felicidad.

El hombre mas que la mujer necesita del matrimonio

En matrimonio se hacen los verdaderos padres

Solo los hijos de matrimonio feliz son felices.

¡Cuanto se debe agradecer al matrimonio!

El matrimonio nos hace verdaderamente humanos.

Únicamente por el matrimonio el ser humano se somete a las leyes de Dios y de los hombres.

Ninguna amistad puede ser superior a la de los esposos

Escenario de la perfección afectiva humana

El máximo logro humano.

Es 50% amor de esposo y 50% amor de esposa.

Unidad de constitución social de casi todo el mundo.

Casi el único plan de vida del ser humano.

El matrimonio no sabe de cansancio, vacaciones, horarios, etc.

El ser humano nace por el matrimonio y se forma para el matrimonio

No hay matrimonio en asilos

El matrimonio no puede vivir sin intimidad matrimonial normal.

La presencia del divorcio afianza el matrimonio

Sus detractores son los que no lograron felicidad.

El sexo -que se agota- no es la base del matrimonio por vida. Solo el amor hace el milagro.

Nadie cambia matrimonio por ninguna otra situación porque es el máximo logro humano.

No confundir sexo: función con matrimonio plan de vida.

En matrimonio se evidencias los mayores defectos y condiciones humanas

Quien no brinde amor jamás vivirá en matrimonio

La mejor defensa al liberalismo de la época

Solo esposos inmaduros se separan un tiempo para pensar.

No es para inmaduros, sí para responsables.

Su patrimonio amor conyugal, su interés: felicidad.

Escenario de la vida: actores los esposos, espectadores los hijos.

No se agota, alguien lo mata o nunca existió.

En matrimonio son tres: él, ella y el matrimonio.

No confundir jamás esposos con pareja: se ofende al matrimonio

Cuando las esposas conozcan todos sus derechos en intimidad matrimonial todos los matrimonios serán estables y felices.

La vida en pareja es sin amor porque si lo hubiera sería matrimonio

Quien vive en pareja es inmaduro que teme al matrimonio

Transforma en felicidad el amor que los esposos se brindan.

Da sentido a la vida.

No compara ni mide sacrificios siempre da lo máximo.

Al verdadero matrimonio hay que lograrlo cada día.

No hay clases de matrimonio todos son iguales; su calidad depende del amor que se prodiguen los esposos.

No es obligado, no es rentable, exige máximos sacrificios por vida pero todos lo procuran: ahí está el milagro..

Matrimonio es el milagro de amor: amor por amor mismo.

No se lo compra se logra únicamente con amor.

Es profundo: hace una de dos interioridades.

Exige que los esposos puedan estar solos para vivir su intimidad.

Los padres jamás reemplazarán a los esposos

No es lo mismo ser "esposos" que ser "padres"

El matrimonio no crece por la llegada de los hijos sino por el amor conyugal.

La secuencia es: amor conyugal mantenido por intimidad matrimonial normal da felicidad al matrimonio que genera familia feliz.

Matrimonio es brindar amor al cónyuge.

El matrimonio crece no por las cosas que se adquieren sino por el amor conyugal.

En matrimonio vale por lo que NO se puede comparar.

Los esposos se eligen lo hijos NO.

Cuando dos jóvenes quieren casarse hay que apoyarlos se están distanciando de todo lo negativo de la vida.

El divorcio no destruye matrimonios separa esposos inmaduros que jamás lo lograron.

Quien no tuvo amor como esposo (a) mucho menos lo tendrá como pareja.

¿Se puede creer en el amor de quien no ama esposa (o) ni hijos?

Largas listas de causas de divorcio; pero no las más largas de causa de felicidad conyugal.

Esposos son una pareja: ella y él; pero vivir en pareja jamás será matrimonio

El matrimonio (hombre y mujer) no merece que exista la designación de " matrimonio de homosexuales ".

Matrimonio es lo máximo que un hombre puede ofrecer a la mujer que ama. Deduzca la mujer.

El amor que lleve al matrimonio debe ser inteligente y responsable.

Quien vive en "pareja ", en algo, camino al matrimonio, se equivocó

Al matrimonio no se debe llegar a cambio de nada, solo por amor.

¿Por qué, en general, es él quien propone vivir en pareja?


Al matrimonio Dios lo bendice, la sociedad lo protege con leyes y los esposos deben aportar amor.

Sin educación para el matrimonio no todos, improvisando logran felicidad. Los adolescentes (y muchos adultos) son analfabetos sexuales y mucho más matrimoniales.

El sexo como función es instintivo; elevarlo a conyugal es importante problema educacional.
Educación sexual es solo un capítulo de la EDUCACIÓN PARA EL MATRIMONIO.

Educación sexual solo no basta para el matrimonio: los jóvenes serán buenos amantes que no es ser buenos esposos.

La evolución de lo sexual a "demostración de amor "es lo que interesa.

Esposos sin intimidad matrimonial no están unidos en matrimonio.

En esposos de muchos años de casados cuanto más se debilitan sus organismos más fuerte es el matrimonio. Solo el amor conyugal es joven en matrimonios de ancianos.

Tan hermoso un matrimonio de 40 o más años como fue resistido en su comienzo, casi siempre.
No hacer de la educación sexual sinónimo de educación matrimonial porque sería quitarle al matrimonio su condición humana.

Los hijos pueden ser 1, 3, 5 o más, el matrimonio solo uno.

Nadie elige los hijos, sí el matrimonio.
Solo en matrimonio feliz el ser humano esta plenamente realizado.

Solo en matrimonio el ser humano encuentra todo el cúmulo de satisfacciones que la vida puede brindar.

Los esposos se acompañan nadie sigue a nadie.
La mujer debe conocer sus derechos personales como mujer y esposa.

En matrimonio nadie debe sacrificarse por el otro sino que cada uno procurar la felicidad del otro.

En matrimonio el amor es activo, dinámico porque busca satisfacer a la pareja.

La familia no desplaza al matrimonio ni ocupa su lugar.

El amor conyugal es sexual y espiritual por eso es único. El matrimonio debe esmerarse para que así sea.


Ninguna esposa debe sustituir el amor filial por el conyugal no es lo mismo; grave error de funestas consecuencias para ella.

El matrimonio no cura ni mejora ningún vicio; esto lo tienen que saber los novios.

El amor no se pesa ni se mide, se demuestra. Las relaciones sexuales matrimoniales son la demostración física del máximo amor de los esposos.

Cuidar y evolucionar la intimidad matrimonial es cuidar el matrimonio porque solo con intimidad matrimonial normal vive el matrimonio.

Los hijos copian el modelo de matrimonio de los padres: el matrimonio también es herencia. ¿Por qué las disputas matrimóniales son en familia y la reconciliación en intimidad? Esto hace mal a los hijos que no saben porque los padres se reconciliaron ya que ignoran la fuerza de la intimidad matrimonial.

SI HONRAMOS AL MATRIMONIO: ALEGRAMOS AL SEÑOR, VALORIZAMOS LOS ESPOSOS, DIGNIFICAMOS LOS HIJOS Y AFIANZAMOS LA FAMILIA.

MATRIMONIO ES TODO ESO Y MUCHO MAS...

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La Razón


Martín Valverde: "¿Embarazada y soltera a los 16 años? Es mi historia, la de mi madre"

El pasado sábado actuó en Madrid Martín Valverde, famoso cantante costarricense afincado en México y una de las figuras principales de la música católica en lengua española. La recaudación se destinó a las embarazadas y familias en situación de riesgo que atiende la Fundación Madrina.

Martín Valverde combinó, como es habitual en sus conciertos, el humor, la música y el testimonio. Y para las chicas embarazadas asustadas, Martín tiene su propia experiencia que contar. "Después de un concierto en un estadio de México, una chica de 16 años se me acercó y me dijo que estaba embarazada", explicó. "El papá de la criatura tenía sólo 17 años. Me dijo: 'No sé qué hacer'. Yo le respondí: 'Te voy a contar una historia. La mamá de uno que yo conozco quedó embarazada con 16 años. Fue madre soltera, sola, trabajó 24 horas al día, fue muy duro, muchos la miraron mal, sus padres estaban muy enfadados. Pero ella salió adelante con su hijo. Hoy esta mamá y su hijo, ya adulto, se llevan muy bien. ¡Yo soy ese bebé! Es mi historia. Si mi mamá me hubiera abortado, hoy no habría concierto ni podrías hablar conmigo'". Pocos años después, Martín recibió una carta de la muchacha. Su hijo, decía, era precioso y se llamaba Carlos, y le daba las gracias por contarle su historia.

¿Y si el hijo no fuese precioso? "Mi toma de tierra para que no se me suba la fama a la cabeza es mi familia, incluyendo a mi hijo, con parálisis cerebral. Él es un regalo de Dios para recordarnos la vida real", explica Martín, siempre con la vida por delante.
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Amor y Esperanza


¿Cuál es la necesidad más radical del ser humano?

Amor y Esperanza
Cuál es la necesidad más radical del ser humano? El deseo más básico y elemental para ser feliz? Sentirse amado, para siempre. Es decir, vivir una vida en plenitud enfocada hacia la vida eterna, e ir con las personas que se aman. Hay momentos importantes en la vida que descubrimos eso, vemos que sí, que “eso es ´vida´ de verdad, la felicidad, que es lo que queremos para siempre”. De eso trata Benedicto XVI en las dos Encíclicas, la que escribió sobre el amor y ahora sobre la esperanza.

El corazón de Dios se vuelca en nosotros como hijos suyos, más allá de la realidad concreta de nuestras obras buenas o malas. El otra día un niño, enfadado con su padre, le decía: “¡ya no te quiero!” y el padre le contestaba: “pues yo sí, te seguiré queriendo siempre”. Así hace Dios... Cuantas angustias se han causado, por no explicar bien como es Dios, mostrandolo como "justiciero"... toda justicia divina hay que entenderla desde esta misericordia.

Dicen de un niño que era un desastre, la maestra en lugar de reñirlo se le acercó, él esperaba ya una bofetada, pero ella le dio un beso, y le ayudó. Al cabo de los años, el chico, ya bien situado a la vida, le escribió a la maestra que no había tenido experiencia de los padres, vivía con unos tios, y “el beso de aquel día fue el primero que recuerda de su vida”, que a partir de aquel momento cambió.


Eso el que hace el amor, nos lleva a la salvación, en una sociedad inmersa dentro del remolino de mejorar el bienestar temporal: nos ayuda a verlo todo -el hombre y la creación entera- desde la felicidad última, no solo lo que somos sino sobre todo lo que estamos llamados a ser. Ante la pregunta: ¿Por qué nada del mundo constituye por nosotros un fin que nos satisfaga?, la esperanza nos lleva siempre más allá de las actuales conquistas, es una sed de infinitud que no puede ser satisfecha dentro del horizonte de este mundo, y el corazón del hombre se acoge a un deseo que nos dirige más allá, hacia el final de los tiempo. “Solo cuando el futuro es cierto como realidad positiva se hace llevadero también el presente... la puerta oscura del tiempo, del futuro, se ha abierto de par en par. Quien tiene esperanza vive de otro manera; se le ha dado una vida nueva”, nos dice el Papa; como descubrió la africana Bakhita en su conversión: “yo soy definitivamente amada, pase lo que pase; este gran Amor me espera. Por eso mi vida es bella... ya no se sentia esclava, sino hija libre de Dios”.

Y eso cambia la sociedad desde dentro, “los cristianos reconocen que la sociedad actual no es su ideal; ellos pertenecen a una sociedad nueva, hacia la que son en camino y que es anticipada en su peregrinación”. Como en los tiempo de los romanos, hoy “el mito ha perdido su credibilidad” y se va hacia una “religión política”, esclerotizada y reducida a ceremonial: “el racionalismo filosófico había relegado a los dioses al ámbito del irreal”, cuando el esoterismo toma cuerpo la órbita que da Jesús nos libera de las leyes de la materia y de la evolución, para vivir a la órbita del Amor, ya no somos esclavos del universo: somos libres. Jesús es el filósofo en el sentido pleno de la palabra: “el que enseña el arte esencial: el arte de ser hombre de manera recta, el arte de vivir y morir... que sabe indicar verdaderamente el camino de la vida... Él vence la muerte; el Evangelio lleva a la verdad que los filósofos ambulantes buscaban en vano...” Jesús “nos dice quien es en verdad el hombre y qué hacer para ser verdaderamente hombre. Él nos indica el camino y este camino es la verdad. Él mismo es las dos cosas, y por eso también la vida que todos anhelamos. Él indica también el camino más allá de la muerte... ‘el Señor es mi pastor, nada me falta...´ incluso en el camino de la última soledad, en el que nadie me puede acompañar, va conmigo guiandome para atravesarlo: Él mismo ha recorrido este camino...”

Se relativiza entonces toda posesión, ya que se comienza ahora a poseer en le esperanza la vida prometida. Es lo que piden los padres en el bautizo de su hijo: la fe, donde está la clave de la vida eterna. La Virgen María es la estrella de Adviento, que nos guía por este camino seguro, nuestra esperanza de la posesión de la Vida plena.
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CON-VIVIR


Matrimonios a los altares.

Dada la confusión de los últimos meses, me atrevo a lanzar un consejo: necesitamos volver a los orígenes del tercer milenio y repasar la Carta apostólica que redactó Juan Pablo II ante la llegada del año 2000, meta de su pontificado. Tal vez los laicos nos demos cuenta de que nuestro reto es buscar una nueva pedagogía del matrimonio, porque urge pasar página a estos años en los que muchos compromisos entre gente buena no superan los fastos del día de la boda, como si fuesen una bolsa de chucherías en manos de mis hijos (quienes siempre comentan, mientras saborean el último caramelo, “Lo peor de las golosinas es que se acaban”).

Conviene no tirar en saco roto el empeño de los últimos papas en mostrar el ejemplo de tantos cristianos que se ganaron con creces la gloria del Cielo. El santoral se ha multiplicad con todo tipo de nombres, aunque seguimos necesitando a unos esposos “normales” elevados a los altares, concisión de esa pedagogía sobre los secretos de la felicidad familiar.

Ha caído en mis manos la biografía “Historia de un matrimonio: María y Fernando” (Ed. Rialp), escrita por tres de sus siete hijos. Fernando fue empleado en una fábrica de harinas y María, ama de su casa. No hubo durante su vida en común nada digno de ser noticia en televisión y, sin embargo, se desgastaron hasta el último momento el uno por el otro, al tiempo que hacían de la oración y la piedad eucarística el tronco de su estabilidad familiar. Sin que nadie lo supiera, Fernando Crespo llevó a cabo una intensa labor caritativa en la ciudad de León, caridad que daba comienzo en los trabajadores de la fábrica, que se extendía a los pobres atendidos a través de las Conferencias de San Vicente de Paúl y continuaba en las gestiones necesarias para que las carmelitas pudieran fundar su propio monasterio en la antigua capital del Reino. Al mismo tiempo, María se ocupaba de la caridad familiar, que no es otra que entregarse a cada hijo según su necesidad particular, fortalecer la piedad de sus amigas e inundar de alegría calles y comercios.

El matrimonio Crespo, por petición de las monjas y dispensa pontificia, reposa en el Carmelo de León. Es pública su fama de santidad y visibles sus frutos: dos de sus hijos son sacerdotes. No quiero decir que el sacerdocio de los hijos sea condición para subir a los altares, aunque cada día tengo más claro que las vocaciones florecen en esos hogares que no dejan de ser trasunto de la casa de Nazaret. Y es que es el hogar de Nazaret el calidoscopio por el que debemos mirar todos los esposos que deseamos convertir nuestra aventura matrimonial en un éxito.
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